jueves, 2 de febrero de 2012

TEODORO PETKOFF: UN PROGRAMA PARA LA NACIÓN

Un veterano político, ya fallecido, solía decir de los programas electorales de los partidos que esos documentos no los leía nadie pero que su importancia residía en que se sepa que existen. Bien, ya la MUD ha cumplido con esta condición. Presentó ante el país los "Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional".

Desde luego que falta mucho para que "se sepa" que ese programa existe. Por ahora es de conocimiento de los sectores políticos más enterados pero al vasto campo popular todavía no ha llegado la información. Pero llegará, sobre todo cuando las primarias arrojen el nombre del candidato unitario y este apoye su campaña en ese programa.


Porque, a diferencia de lo afirmado por nuestro veterano político, de ese programa no sólo es importante que se sepa de su existencia, sino que es necesario que sus aspectos fundamentales sean conocidos por los electores. Es un documento básico, uno de los programas políticos más completos y sustanciales que hayan sido elaborados en nuestro país.

Equipos que en conjunto llegaron a sumar unos 400 especialistas de todas las materias que deben ser abordadas en esta clase de papeles, trabajaron durante meses, de fructíferos debates, en articular posiciones que pudieran servir de base para la alianza cristalizada en la Unidad Democrática, en la cual, dicho sea de pasada, se puede decir que existen muchas más posturas comunes, y hasta consensuales, de lo que permitiría sospechar su heterogénea integración. Es, pues, un documento unitario. La Unidad Democrática ya no sólo está materializada en la MUD y en la organización de las primarias sino también en este programa. Debe entenderse que este es un documento para la acción. Lo cual significa que sus principales proposiciones deben no sólo ser levantadas por el candidato unitario sino tienen que transformarse en consignas y en propaganda política. No es un programa platónico sino la promesa, sólidamente fundamentada y sustanciada, de que es posible no solamente derrotar a Chávez sino marchar hacia un país que despegue en dirección al desarrollo y pueda vivir y progresar en paz. Eso tiene que ser divulgado profusamente.

Queremos asomar, para finalizar, algunas consideraciones sobre el post 12F. Una, atañe a la integración del comando de campaña del candidato. Este también debe ser concebido como una nueva e importantísima materialización de la unidad. Gente para un buen comando sobra, de modo que la selección de sus integrantes debe cumplir con la condición, sine qua non, de amplitud, que asegure la participación y colaboración de todos los que deben estar. Las dificultades podrían surgir del sectarismo. El candidato debe estar conciente de que el esfuerzo que le dio el liderazgo de la oposición fue un esfuerzo unitario, de todos, y que sin el mantenimiento de las condiciones para que el clima unitario sea vivo y actuante es preciso derrotar la tentación sectaria.

De igual manera es de esperar que el compromiso unitario no será vulnerado por aquellos candidatos que no resulten seleccionados como el portavoz de todos. Los que no ganen son hoy figuras de alcance nacional y su contribución a la campaña será, sin duda invalorable. Muchas veces lo hemos dicho: la unidad es a largo plazo. Va mucho más allá del 12F y del 7 de Octubre.

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ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA: EL DÍA DESPUÉS. MAGNANIMIDAD Y GRANDEZA

           A una semana de la celebración de nuestras Primarias, un hecho de trascendencia histórica en la tradición democrática de América Latina, crece la expectativa por sus resultados. Mientras partidos, grupos de electores y personalidades acicatean a sus seguidores para responder masivamente al llamado de la Mesa de Unidad Democrática, los tartufos y esbirros del régimen hacen cuanto está a su alcance por minimizar su efecto o desprestigiar sus consecuencias. Tratando de tapar el sol democrático con el sucio mega dedo presidencial. Lo cierto es que nuestras Primarias, contrariamente a lo que sucede en los territorios del régimen y sus pantanosos aledaños, reafirman nuestra vocación democrática e imponen el discurso de la libertad, de la igualdad y de la justicia en una sociedad que resiste valientemente a la corrupción, el malandraje y la represión totalitaria. Un régimen comandado por un ladrón, como bien lo señalara con su habitual lucidez, oportunidad y coraje nuestra diputada y precandidata María Corina Machado. Democracia de Primarias contra Dedocracia monárquica. Más claro, imposible.

            Nos preocupan dos fenómenos, concomitantes con los procesos de Primarias donde quiera tengan lugar: la reacción de los derrotados y la respuesta de los vencedores. Asunto tanto más crucial cuanto que al día siguiente de celebradas, las Primarias deben dar paso a la conformación de un frente unido, cuya fortaleza, coherencia y capacidad de combate en su marcha hacia el enfrentamiento verdadero y definitivo, que tendrá lugar el 7 de octubre frente a un sólido, inescrupuloso y poderoso adversario, dependen de la generosidad del vencedor y la grandeza de los vencidos. Pues un elemental ejercicio de matemática electoral señala que sólo unidos, férreamente unidos, los votantes de vencedores y vencidos podrán alcanzar y fortalecer el poder necesario para derrotar a quienes disponen de la omnipotencia del Estado, los bienes de todos los venezolanos, la disposición sobre las instituciones, las fuerzas armadas e incluso de un árbitro electoral quye actúa como virtual ministerio al servicio del presidente de la república.
  
            A esa necesaria sumatoria de voluntades y esfuerzos debe agregarse un factor de extraordinaria importancia: cada precandidato aporta un aspecto singularr, una determinada sabiduría, una fuerza específica de ideas y propuestas. Un paquete de anhelos ciudadanos. Todos los cuales son indispensables. Conjugarlos sin mezquindad, sin absurdos resquemores y prejuicios, sin prepotencia ni soberbia es la primera obra del talento del candidato electo. De su éxito en esta tarea depende la victoria final.

            El triunfo del vencedor puede convertirse en pírrica victoria si no abre su corazón a todas las fuerzas y tendencias opositoras. Debe, en primerísimo lugar, despartidizarse: a partir del 13F deberá dejar de ser el candidato de un partido o de una alianza de partidos para convertirse en el candidato de TODOS los venezolanos. Tarea de apertura y grandeza que debe ser asumida no sólo por el candidato, sino por sus partidos. Los cuales deberán dejarlo en absoluta libertad de acción para que pueda conectarse con el corazón de cada venezolano. Lo cual vale no sólo para los partidos del vencedor, sino también y principalmente para los partidos de los vencidos.

            Desde que la cultura política ha superado la horda y el canibalismo tribal, se recomienda magnanimidad en el triunfo y grandeza en la derrota. El 13 de febrero, deberemos ser capaces de cumplir con ambos mandatos. Que la sabiduría de Dios y de los hombres nos ayuden a resolverlos a cabalidad.

sanchezgarciacaracas@gmail.com


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