Junto a un nuevo CNE, otro requisito
indispensable para la celebración de elecciones presidenciales auténticas el
año entrante, lo constituye sin dudas el contar con un candidato demócrata,
valiente, capaz de confrontar y resistir de manera indubitable todos los
atropellos, abusos y ventajismo típico del socialismo en gobierno, ello si de
veras pretendemos restaurar la constitucionalidad democrática mediante el voto
popular.
A la fecha y luego de 14 años bajo régimen
socialista, lo anterior ha sido de imposible cumplimiento como nos lo muestran
los hechos. Las fuerzas demócratas aun siendo mayoría electoral nunca logró
vencer al teniente coronel Chávez por la vía del voto, en parte por la
presencia de un órgano electoral de proceder contrario a la Constitución y por
la otra el triste expediente de carecer de una dirigencia demócrata, en
específico "candidatos presidenciales" en capacidad real de hacer valer sus propios
derechos, y los nuestros como electores.
De allí han derivado eventos comiciales cuyas
reglas obedecen a una parcialidad política como se evidenció con motivo del RR
y sus "firmazos y reafirmazos" en 2004, ajenos al texto
constitucional y a cualquier lógica electoral, o bien el más reciente empleo
del poder público nacional en pleno, como brazo electoral del PSUV, entre otros
ejemplos, pruebas irrefutables de la mediocridad de nuestros candidatos y en
general de nuestra dirigencia demócrata nacional ante eventos comiciales en
especial tratándose de índole presidencial; y el pautado para 2013 ante la
inminente falta absoluta de Hugo Chávez, por él mismo anunciada, no será la
excepción.
Considerando el vigente control del poder
público nacional por parte del PSUV, no solo en razón de Hugo Chávez, sino
sobremanera en virtud de haber carecido las fuerzas demócratas de una
dirigencia en capacidad de oponerse, resistir y conquistar un Estado Social de
Derecho y de Justicia, como ya señalamos, nos impone a los ciudadanos
demócratas venezolanos el deber patrio de trabajar por el logro de un liderazgo
activado en base a un nuevo paradigma político.
La resistencia democrática activa, necesaria
a la restauración constitucional en la república de Venezuela, requiere de una
dirigencia demócrata que eduque con su ejemplo de lucha en torno al imperativo
de alcanzar un Poder Electoral ajustado a la Constitución, haciendo posible
unas elecciones auténticas en 2013.
El vigente paradigma de la cohabitación
desarrollado por nuestro actual liderazgo solo ha hecho posible un proceso de
destrucción generalizado de la República del que ni siquiera la paz de los
esclavos se ha obtenido como premio de consolación.
El régimen socialista gobernante en Venezuela
ha dado continuas muestras de su fragilidad política cuando confronta
manifestaciones masivas de público repudio ante sus más ruinosas tratativas,
verbigracia: el decreto 1.011 en el año 2001, la Masacre del 11 de abril en
2002, la nueva Ley de Universidades en 2011, entre otras. Es decir, el actual
camino de la cohabitación solo garantiza la plena esclavitud venezolana al
mejor estilo de la Cuba castrista. No creo que sea ese el mejor destino para
nosotros los hijos de Bolívar cuando se trata de mostrar algo de valentía y así
merecer un futuro mejor. ORA y LABORA.
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