sábado, 15 de diciembre de 2012

FRANCISCO ALARCÓN, POR QUÉ CHÁVEZ SE OPERÓ EN CUBA

Realmente resulta insólito para los venezolanos entender porqué Chávez se operó en Cuba y canalizó su tratamiento en la isla. A pesar de toda la desconfianza que pudiera tener de sus compatriotas, aquí le hubiesen brindado la sapiencia sus partidarios y los que no lo son, con los mejores cuidados y al lado de sus panas sin tener que estar en esa viajadera  asaz costosa, también pensamos que en su patria obtendría mejores recursos científicos para la cura.
Pero la ocultación abrumó al Comandante e intempestivamente se operó la primera vez en Cuba y como todos saben siguió allá tratándose, sin que conociéramos la resulta de alguno de los médicos. En una oportunidad escribí en torno a esto, considerándolo un grave error que bien pudiera ser hasta político. De haberse hospitalizado en Venezuela hasta los “escuálidos”  le habrían hecho vigilias y el propio Cardenal Urosa quizás prodigado los rezos, resultando un acontecimiento,  y adecuado en analogía con los otros presidentes latinoamericanos, que se han enfermado y han honrado a sus médicos y a su medicina.
Algún día se sabrán las verdades, no solo de eso, sino de  lo ocurrido en la tierra de Bolívar durante estos tres últimos quinquenios. Saldrá a relucir la realidad de quienes nos gobernaron, y se encadenarán los pensamientos y acciones para quienes desconocemos casi todo, o todo lo que se realiza en los entretelones políticos, y suponemos las cosas cuando ya son demasiado evidentes que hasta un ciego las vería o un sordo las escucharía.
A veces, creemos se trató de una honda meditación del Comandante para eximir a sus compatriotas de cualquier desenlace imprevisto, aunque según sus propios voceros no tendría nada de inesperado su incapacitación o defunción. Son ellos los únicos que parecen estar informados de la veracidad, o alguno que otro “taumaturgo” apoyado en sus buenas fuentes cuando nos logra informar vía Internet. Ahora imagínense que pudiera ocurrir en el país si la operación de Chávez se hubiese realizado aquí, con los anuncios  que conocemos hasta el momento es probable que ya estuvieran imputados algunos médicos o hasta presos. Hay quienes dicen “por algo será” y en este caso aplica la acepción. Los cubanos se cubrirán de glorias frente a cualquier eventualidad del Comandante, o se hundirán en el tremedal de las dudas y críticas que, probablemente no serán las de sus compatriotas. Los brasileros fueron muy diligentes y se pusieron a la orden para tratarlo pero no cristalizó ni por la mediación de su amigo Lula. El resto es historia desconocía u oscura, no sabemos como distinguir un cuento donde se es autor, protagonista y agnado. Está en el aire la perplejidad de quien bailara durante su reciente campaña electoral y se declarará curado, y no tuviese la previsión siquiera de haber nombrado un sucesor sabiendo que un cáncer tiene recurrencias frecuentes. Pareciera todo muy bien calculado, o haber resultado una gran coincidencia en los plazos hasta para fijar las fechas de las elecciones presidenciales y regionales. Algún día será cuando nos enteraremos de la autenticidad, quiénes fallaron, quiénes mintieron,  quiénes se vendieron, de lo contrario habrá que fructificarle tributo a las mentiras.
La historia es para la Venezuela chavista o no chavista, para todos los que existimos actualmente, independientemente de la inseguridad y escasez de productos de primera necesidad. Estamos viviendo el final de una “epopeya revolucionaria” con rasgos burlescos. Ojalá alguien del gobierno se le ocurra tirar la primera piedra para comenzar la reconstrucción de la nación, la tolerancia entre sus habitantes y no dirigiéndose por  televisión como si se tratara de un país comunista de la Europa Oriental antes de la caída del Muro de Berlín.
Los venezolanos no nos tratamos de camaradas sino de ciudadanos, de compadres en instancias más cercanas de amistad; no debemos estar imitando a los cubanos aunque nos unan los lazos fraternos por pertenecer al mismo continente. Cada uno en su lugar, y mientras más respeto haya, más respeto nos tendrán; serán reflexiones contra la inmadurez política o funcional. Bolívar no les decía paisa a los colombianos, ni los obturaba con su jerigonza, nos parecemos pero no tanto. Lo cierto y volviendo al tema central, sigo creyendo que el gran error del compatriota Chávez fue haberse operado fuera de su país, a menos que haya reflexionado para “exculpar” a sus paisanos médicos de cualquier admonición a la hora de las chiquitas.
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