“Insistir en obtener resultados distintos aplicando
las mismas técnicas, es síntoma de locura” Albert Einstein
Desde 1998 Venezuela ha celebrado casi 18
elecciones y la llamada oposición no ha ganado ninguna. Sobre todo desde el
referendum de 2004, cuando el CNE tomó
el control de los votos y la población vota pero no elige.
No obstante, de las
filas de la oposición se parte de presupuestos para justificar el concurrir a
los procesos electorales, a pesar de saber que en ellos se practica
descaradamente fraude, y fraude que nunca permitira respetar la intención y
voluntad de los electores.
En primer lugar, se afirma que las víctimas
del regimen chavista todavía, y siempre, somos minoría pero que elección tras
elección vamos “creciendo” en el corazón de los desposeídos que aman al
comandante y pronto seremos mayoría. Que hay que tener paciencia – Diría
Bolívar: “14 años no bastan?”- y constancia; que todavía los pobres están con
Chávez; que él los ha sabido entender o que los compra con misiones, neveras y
lavadoras pero algún día se nos unirán, sobre todo si dejamos de atacar al
chavismo y al Tirano, y no aupamos la polarización, nos portamos bien, vamos.
En segundo lugar, que hemos tenido triunfos en algunos eventos electorales a
pesar del CNE, parcial, ilegal, espurio y de origen inconstitucional, de un REP
nunca, oígase bien, nunca, auditado, sobredimensionado y secreto ilegalmente, y
que votamos con máquinas de lotería, donde el elector no tiene control de su
voto, ni del escrutinio ni de los resultados. Se insiste en que, a pesar de lo
anterior, derrotamos la reforma constitucional en 2007 y obtuvimos mayoría absoluta de votos en las
elecciones para integrar la actual Asamblea; que esas son pruebas de que el
pervertido sistema electoral en uso da posibilidades a la llamada oposición.
Pero resulta que la aparente victoria contra la reforma en 2007, calificada
como “de mierda” por el Tirano, acompañado de su alto mando, sin el ministro
Baduel y por eso está preso, fue absolutamente burlada mediante leyes,
orgánicas y ordinarias, dictadas por Chávez y su asamblea; entonces, cuál fue
la victoria? Moral, dirán algunos audaces o cínicios.
Adicionalmente, previendo
el CNE la dificultad de controlar todos los estados por las facciones chavistas
en pugna, cambiaron inconstitucionalmente las reglas del juego para la
elecciónes legislativas del 2010 de manera que la oposición con mayoría de
votos obtuvo una precaria minoría de diputados.
Es esa otra victoria? Sin
recordar siquiera el “triunfo” de Ledezma a la Alcaldía Capital, raspada de un
sablazo al nombrar con total desparpajo una sumisa y cómplice “gobernadora”.
Ahora bien, si estamos de acuerdo en que el
regimen de Chávez es ajeno al Estado de Derecho, que es alérgico a la ley y la
constitución, que no existen poderes autónomos, es decir, que es una tiranía, entonces
debemos entender de una vez que no terminará por efecto de unas elecciones; lo
contrario es históricamente incongruente y políticamente estúpido.
Entonces,
por qué votamos mayoritariamente el 7-O? Porque a pesar de los tres vicios
electorales que hacían, y hacen, imposible una derrota del chavismo, la MUD y,
sobre todo, el candidato, nos dieron garantías de que iban a hacer respetar la
voluntad mayoritaria volcada en las urnas y que se manifestó como Orinoco fuera
de madre durante la campaña; porque el hiperquinético esfuerzo físico del
candidato produjo el efecto de un azadón cuando rompe el dique que represa el
agua para que ella haga fructificar la libertad y la justicia, arrollando todo
obstáculo contra natura; sin embargo, ocurrió lo contrario: el candidato
reconoció sin ambajes el “triunfo” de Chávez y hasta lo felicitó en cálida
conversación telefónica cuando todavía se votaba en las mesas y su maquinaria
de control electoral, escasa pero valiente, fue desmovilizada y dispersada con
terror histérico. La MUD afirmó con entusiasmo que: “las elecciones no habían
sido transparentes pero sí libres”, a pesar de las presiones y coacciones que
se sabían antes de las votaciones y las que se descubrieron la tarde del evento
por acción de las milicias y GNB.
Luego, por las protestas surgidas, convino el
candidato y su equipo en que sí habían ocurrido triquiñuelas, eso sí, anónimas,
en absoluto atribuibles a Chávez, el angelito enfermo.
Este enorme engaño de la
MUD y el propio candidato, trocado de inmediato en aspirante a sucederse en su
gobernación de Miranda, produjo la reacción del electorado, reacción por demás
previsible; el elector dijo: Ya basta! Y lo ha dicho en serio, para que se tome
en cuenta, para que se respete; se dejó de comparsas para asumir una señal de
protesta que hay que oír.
El pueblo esperaba una rebelión porque sabe que sólo
una rebelión lo puede liberar, no los jueguitos de pasillo de políticastros de
segunda. Que en 1957 no desconoció los resultados del plebiscito burlón de la
anterior dictadura, desconoció el plebiscito, y en comunion cívico-militar,
iniciada el 21 de noviembre de 1957 con la protesta de los estudiantes, seguida
por el sacrificio militar del 1ro. de enero de 1958, y verse triunfante y
consumada por el alzamiento de la juventud militar desde su Escuela, al mando
del Coronel Pedro José Quevedo. Ese es el camino, y el pueblo lo sabe, y ojalá
la dirigencia de la llamada oposición termine por entenderlo.
Fuimos a unas elecciones para despertar el
rechazo, de los venezolanos ante su injusta situación, y lo logramos; para denunciar el fraude ya
conocido y en ejecución, y no lo hicimos, por eso el pueblo se desanimó y no se
rebeló. Por eso se abstuvo el 16-D. Debemos votar, sí, pero no debemos sólo
votar.
Las elecciones son el recurso político por
excelencia en una Democracia, en un régimen tiránico, como el que encabeza
Chávez, son una burla y un comodín para atornillarlo.
Cuando oigo a voces de la MUD llamando a la
calma silenciosa ante la agonía del Tirano y a prepararse para participar en
las elecciones pautadas constitucionalmente después de su muerte, sin cambiar
al CNE por uno imparcial, sin una revisión del REP y sin votar manualmente y no
con máquinas tramposas, no puedo menos que sospechar que una “sucesión” se está
concertando, y que la dominación cubana seguirá con otro títere.
Dios nos está ofreciendo a los venezolanos
una nueva oportunidad para regresar, oígase bien, regresar, a la libertad, la
justicia y la democracia, y debemos estar a la altura del reto que representa
esa nueva e irrepetible circunstancia. Es posible; recordemos con Napoleón
Bonaparte que: “Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los
cobardes”. La juventud civil y militar tiene la palabra.
betaluis@gmail.com
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