Tanto el instituto de investigaciones
de la Convivencia y la Seguridad Ciudadana, como el del Observatorio
Venezolanos de la Violencia, coinciden en 7.6 casos diarios, de homicidios.
Esto sin incluir robos, hurtos, extorsión
entre muchas más versiones de la criminalidad del país.
Por otro lado,
la evidente y profunda politización de los Poderes logra garantizar que estas cifras no tengan
compón y menos intención que no sea “hacer” más policías que ahonden aun más el
escenario nacional.
La “institucionalidad” de esta
actividad y los eventos en esta área de la vida nacional, aparentemente van de
la mano; la ausencia de políticas, inversión e intención por parte de los
organismos rectores en esta materia, carente de todo conocimiento han dejado al
garete tales dificultades de la convivencia social. Haciendo de esto un show
mediático y cuyos responsables nefastos son erigidas como candidatos del
régimen para cargos de gobernador.
Ante esta situación, no se logra ver
una acertada dirección a ningún nivel del estamento dirigencial del país, sea
municipal, regional o nacional. Siendo este el escenario del convivir diario de
una sociedad desprovista de la atención gubernamental, tendrá que tomar
decisiones en esta área que afecta a todos los miembros de la familia y las
comunidades de la Nación.
Un plan integral que recorra todas las
áreas de competencia estará en el tapete de las decisiones conjuntas que tomar
en cuenta. Saneamiento inteligente de los Recursos Humanos de nuestros Cuerpos
de Seguridad Ciudadana, un Plan de
saneamiento social en los sectores populares de carácter preventivo, un plan
nacional de empleo y una profunda intervención tanto a nivel judicial como
penal; son parte de las responsabilidades de un Estado que tendrá que acometer
una intervención a este flagelo.
Como es una labor aparentemente
“titánica” ante tan grandes dificultades políticas en los diversos niveles
intervinientes. Pudiésemos hacer un ejercicio que logre ver tal adversidad en
una fortaleza, en vez de una gran desventaja. Hoy por hoy, es casi imposible
lograr superarla. ¿Entonces qué hacer?, iniciar tales ejercicios de prevención
y curación de nuestros problemas de inseguridad deberán iniciarse a niveles
municipales.
La tan afectada descentralización por
un lado, por el otro el inoperante manejo local de nuestros burgomaestres hace
de una sociedad que hoy carece de las herramientas capaces de canalizar tan
gran infortunio que lleva consigo la muerte sin castigo de miles de ciudadanos
en Venezuela. Es por ello, que la sociedad deberá iniciar un esfuerzo que
obligue a reaccionar tales niveles de gobierno y sumar a esto, un gobierno
regional que consolide su apoyo en estas iniciativas.
Un inicio que ofrezca la consolidación
del poder real y popular de la gente que solo en elecciones es alagada con
zalameras formas para lograr un apoyo electoral, pero luego es olvidada y
dejada al garete ante tan precario escenario de una Criminalidad
Institucionalizada. ¿Quién llora nuestros muertos? Esta incógnita debe tener un
fin. Por lo tanto intentemos poner orden donde otros no lo han logrado y peor
aún, lo manejan a su conveniencia económica, política y social.
joseponschene@hotmail.com
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