En
verdad, ni Nicolás Maduro ni Diosdado Cabello, estarían en capacidad de
derrotar a una oposición fortalecida por el triunfo en las gobernaciones y el
impacto que tendría unas nuevas elecciones presidenciales. Votar es la consigna
Mi
artículo del próximo domingo se titulaba "Vacío de Poder". Responsablemente,
sostengo la misma tesis: Hugo Chávez no está en condiciones físicas ni mentales
para continuar ejerciendo la presidencia de la República. De esta verdad, ya
nadie debe dudar. No es fácil explicarle a los venezolanos que su viaje a La Habana
se haya realizado en absoluto secreto, era imprescindible que nadie lo viera, y
por el contrario, su regreso haya sido televisado por el canal del Estado, con
todas las técnicas necesarias para repetirlo cientos de veces como parte de la
campaña de los gobernadores del PSUV. Esa es la razón fundamental de su
regreso. Respaldar a los candidatos a gobernador del chavismo que, según todas
las encuestas, van a ser derrotados en más de doce gobernaciones.
Aunque,
Chávez haya regresado y, en medio de fanfarrias, viaje a la reunión de
Mercosur, considero que Venezuela enfrenta un problema de seguridad de
Estado. No es posible aceptar, que el
presidente de la República desaparezca por más de quince días en un viaje a
otro país y desde allí realice acciones de gobierno, sin que nadie pueda
asegurar que son tomadas por propia voluntad o, por el contrario, decididas por
la camarilla que nos gobierna o bajo la influencia del gobierno cubano. No creo
que nadie pueda negar esta realidad. Lo más grave es que Hugo Chávez ganó unas
elecciones, en medio de todos los abusos habidos y por haber, engañando a los
venezolanos al afirmar que se encontraba en perfecto estado de salud.
La
pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿es posible en esas condiciones
físicas y mentales ejercer idóneamente, por seis años más, las complejas
funciones de presidente de la República? La respuesta es no. De allí el esfuerzo iniciado por la
camarilla chavista para crear el Poder Popular, rechazado en el Referendo
Aprobatorio de la Reforma Constitucional del 2 de diciembre de 2007, en aquel
curioso capítulo titulado "La Nueva Geometría del Poder", que
concluía eliminando el voto universal, directo y secreto de los ciudadanos para
escoger a los integrantes de los Poderes Públicos. Ahora, de manera
inconstitucional, han empezado a imponerlo a través de las leyes comunales y,
de lo que han llamado, el proceso constituyente.
Lo
más grave, es que el presidente de la República es el comandante en jefe de la
Fuerza Armada. A él le corresponde decidir todo lo concerniente a su
organización, equipamiento y funcionamiento en tiempo de paz. Sus deberes son
más exigentes al declararse el estado de emergencia, ya que le corresponde
dirigir el desarrollo general de las operaciones, activar el teatro de
conflicto o los teatros de operaciones necesarios designando a sus comandantes.
Las amenazas a la soberanía y seguridad de una nación surgen de manera
inesperada, requiriéndose, para enfrentar tan exigente reto, que el presidente
de la República se encuentre en perfectas condiciones físicas y mentales.
Recuerden el caso de la corbeta Caldas. Estuvimos al borde de una guerra con
Colombia.
La
estrategia es clara: desmoralizar a la oposición, haciéndole sentir lo irrevocable de la cuestionada victoria
electoral de Hugo Chávez, para incrementar la abstención de los sectores
democráticos. Las estrategias chavistas siempre se respaldan con alguna
triquiñuela, como suspender las clases, para garantizar su éxito. Un arrollador
triunfo del chavismo en las gobernaciones les permitiría superar la
ilegitimidad de la elección presidencial. De lograrse, el camino estaría
abierto para establecer inconstitucionalmente el Poder Popular y reemplazar el
voto universal, directo y secreto de los poderes públicos por un voto asambleario
de mano alzada, similar al cubano, que permitiría la imposición del reemplazo
de Hugo Chávez sin necesidad de ir a elecciones populares.
Esta
es la razón fundamental por la cual las elecciones para gobernador tienen tanta
importancia. Si la oposición democrática supera el impacto de la derrota en las
elecciones presidenciales y acude a votar masivamente, imponiéndose en un
número importante de gobernaciones, difícilmente la camarilla chavista estaría
en capacidad de imponer un candidato presidencial sin tener que realizar, como
lo establece la Constitución Nacional, elecciones populares a los treinta días
de declarada la ausencia absoluta del presidente de la República. En verdad, ni
Nicolás Maduro ni Diosdado Cabello, estarían en capacidad de derrotar a una
oposición fortalecida por el triunfo en las gobernaciones y el impacto que
tendría unas nuevas elecciones presidenciales. Votar es la consigna.
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