miércoles, 26 de diciembre de 2012

EDDIE A. RAMÍREZ S., CUENTO DE NAVIDAD

Si  Charles Dickens fuese un venezolano contemporáneo quizá no escribiría su famoso Cuento de Navidad con un solo personaje principal, el avaro y solitario  señor Scrooge a quien, gracias a una pesadilla, los espíritus del pasado, del presente y del futuro trasformaron en un ser generoso y social. Probablemente Dickens recrearía la escena con varios actores principales, más difíciles de corregir que el señor Scrooge, pero como en Navidad todo es posible quien quita  un final feliz.  
El Espíritu del Pasado nos recordaría que hubo muchas cosas buenas  tales como los logros  en educación, salud, vialidad, generación  de  electricidad,  extracción y refinación eficiente de petróleo, producción de acero y aluminio, aumento de la producción agrícola,  mayor seguridad personal y jurídica, no discriminación por raza, credo o por razones políticas. Posibilidad de cambiar el gobierno por la vía electoral sin mayor injerencia del Ejecutivo. Existencia de adversarios políticos, pero no de enemigos. 
Desde luego que ese Espíritu también nos recordaría que a partir de mediados de la década de los 70 empezamos a declinar, la pobreza aumentó a niveles intolerables, los jóvenes tuvieron menos oportunidades, disminuyó el ascenso social, aumentó la inflación y los partidos políticos y en general los venezolanos que tuvimos más recursos nos volvimos egoístas  olvidándonos del otro país.     
El Espíritu del Presente destacará lo  evidente. Una nación dividida, destrucción  de la infraestructura, prisioneros políticos y exiliados, apartheid laboral, medios de comunicación cerrados, deterioro del sistema de salud, masificación de la educación universitaria a costa de su calidad, quiebra de las empresas del Estado, desaparición de la institucionalidad, dificultades para acudir a unas elecciones libres, aumento de las importaciones,  escasez de productos.   En la parte positiva el Espíritu destacará que hoy los venezolanos más humildes  se sienten tomados en cuenta, aunque la realidad sea otra,   y la creación de Misiones que aunque no resuelven el problema de la pobreza, sí contribuyen a aliviarla.
El Espíritu del Futuro nos permitirá visualizar   que de seguir por esta vía y no tomar el camino del progreso, estaremos condenados a fracasar como sociedad.  Al despertar de la pesadilla, tal como el señor Scrooge, los venezolanos nos dispondremos a cambiar. Este cambio incluye a los fanáticos de ambos bandos,    a quienes buscan culpables ante los recientes fracasos y   a nuestra dirigencia, la cual  deberá modificar algunas estrategias,  acercarse más al pueblo  y defender derechos con mayor ahínco.  Como somos optimistas por diseño, estamos convencidos   que  tendremos un mejor futuro, para lo cual debemos aceptar que habrá un pueblo chavista sin Chávez que es necesario respetar y con el cual se puede y debe convivir. Con toda seguridad, los dirigentes de ese chavismo  se alejarán  de esa quimera del Socialismo Siglo XXI que fue solo un engaño de unos pocos para controlar el poder y aplastar a los adversarios políticos.   
Ojalá que cuando publiquen este artículo se haya producido una amnistía. ¡
Feliz Navidad! ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com

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