martes, 27 de noviembre de 2012

TRINO MÁRQUEZ, LOS DESPROPÓSITOS DEL ESTADO (DES) COMUNAL

La destrucción de la democracia y de la descentralización se plantean en nombre de la democracia
El comandante desempolvó el paquete de leyes del Poder Comunal, aprobadas en diciembre de 2010, inmediatamente después de su triunfo el 7-0 porque necesitaba cohesionar a sus huestes en torno de un objetivo común, que no podía ser la descentralización, proceso al que considera "neoliberal", ni de los liderazgos locales dado que los paracaidistas que nombró candidatos en varios estados carecen de la estatura y el carisma para unir los votantes oficialistas. Requería una consigna de carácter general que se convirtiera en cemento cohesionador de la nueva contienda, de modo que fuese su propio liderazgo el que otra vez estuviese en juego el 16-D.

El relanzamiento del Poder y el Estado Comunal, sin embargo, no busca solamente convertir al caudillo de nuevo en el protagonista de los comicios generales. También persigue otros propósitos de mediano y largo plazo. Creo que los siguientes son los más importantes.

Acabar con la República y con la democracia representativa con el fin de sustituirla por la "democracia directa" y el "autogobierno" de pequeñas comunidades constituye una de las obsesiones más arraigadas del caudillo. De allí la propuesta de las comunas, nuevas unidades político territoriales en las que se organizaría el país. Esta idea fue esbozada originalmente por Marx en su análisis de la Guerra Civil en Francia y en Crítica al Programa de Gotha, textos en los cuales el creador del "socialismo científico" analiza las causas que condujeron al fracaso de la Comuna de París en 1871. A partir de los bocetos trazados por Marx, Lenin en 1917, un mes antes del golpe de Estado que coloca a los bolcheviques en el poder, escribe El Estado y la Revolución, opúsculo que puede ser considerado la biblia del marxismo en temas como la dictadura del proletariado, el autogobierno, la democracia directa, la atomización del poder, las milicias populares, el pueblo en armas, la aplicación del terror en la lucha política y la construcción del Estado revolucionario, entendido este como Estado totalitario.

Quien quiera entender las raíces teóricas de estas antiguallas debe leerse ese libro y pasearse por las páginas de otro texto fundamental del mismo autor: El renegado Kautsky y la Revolución Proletaria. Del Estado y la Revolución, Fidel Castro dijo en una oportunidad que era uno de sus libros de cabecera. Así es que vayan atando cabos.

Otra meta importante del Poder Popular chavista reside en pulverizar la descentralización y los órganos institucionales a través de los cuales esta se desarrolla: las gobernaciones y las alcaldías. En la Ley Orgánica de las Comunas y en la del Poder Popular las gobernaciones y, especialmente, las alcaldías quedan abolidas en la práctica. Las competencias de estos órganos del Poder Público en materia de servicios públicos, salud, educación, ornato, son asumidos por los consejos comunales y por las comunas, que pasan a constituirse en la célula fundamental del Estado.

La destrucción de la democracia y la descentralización se plantean en nombre de la "verdadera" democracia y protagonismo del pueblo. El fraude de esta impostura se ha revelado en todos los países donde las comunas se han construido. Solo han servido para atomizar el poder de la gente, descuadernar la unidad del Estado en sus bases y concentrarlo en la cúpula que asume las riendas del Estado. Los soviets en la URSS en realidad a quien le transfirieron todo el poder fue a Stalin y a la reducida camarilla que lo rodeaba. Lo mismo ocurrió en China con las comunas impulsadas por Mao. Este líder implacable y cruel despojó a ese pueblo asiático de toda fuerza real, mientras él se convirtió en el amo absoluto de la nación. La concentración del poder en Rusia y China estuvo acompañada de un nauseabundo culto a la personalidad de Stalin y de Mao. El "poder popular" nunca pasó de ser una ficción destinada a someter a los pueblos que padecieron esas "democracias directas".

Pulverizar todas las organizaciones independientes de la sociedad civil representa otro objetivo. Hasta los clubes deportivos pasarían a estar bajo la lupa del Poder Comunal. En los países comunistas el pueblo puede organizarse y participar, pero dentro de las organizaciones creadas por el "poder popular". Además, debe hacerlo. Lo contrario es muy mal visto y motivo de sospechas por parte de los militantes del partido oficial. En Cuba circula una conseja tenebrosa, que revela el alma del totalitarismo: todo lo que no está prohibido es obligatorio.

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