50% de las candidaturas del PSUV a las gobernaciones de Venezuela,
corresponden a militares; condición que transmite la intención abierta de
haberse diseñado una concepción eminentemente militarista para nuestra patria.
De 22 elecciones a celebrarse el 16 de diciembre, en 11 de ellas
participan militares de diversa graduación, incluidos dos ex ministros de
Defensa y un Comandante del Ejército, hoy incorporados abiertamente al
“proceso”. Tal propuesta se traduce como objetivo en lograr un control del
estado bajo la égida militar, para gobernar al ciudadano de las regiones como
si formara parte de un cuartel.
Las candidaturas militares son las siguientes:
1. Nva Esparta: Mata Figueroa
2. Zulia: Arias Cárdenas.
3. Portuguesa: Castro Soteldo.
4. Trujillo: Rangel Silva
5. Lara: Luis Reyes Reyes.
6. Táchira: Vielma Mora.
7. Apure: Ramón Carrizales.
8. Bolívar: Francisco Rangel Gómez.
9. Carabobo: Ameliach Francisco
10. Guarico: Ramón Rodriguez Chacin
11. Vargas: García Carneiro.
La evidente propuesta de candidaturas militares, refrenda la concepción
que en Venezuela desea imponerse la condición que impera en Cuba, un país
gobernado por milicianos donde por mas de 50 años se ha impuesto un régimen de
naturaleza castrense, matizado por ingredientes de marxismo comunista.
LOS INICIOS
La llegada al poder de Hugo Chávez en diciembre de 1998, estuvo
precedida por un amplio debate que sobre la democracia promovió el entonces
candidato Chávez, el cual giró en torno a convocar una Constituyente destinada
a crear una nueva Carta Magna y renovar el sistema político.
Para entonces, la estructura partidista que llevo a Chávez al poder
carecía de base estructural, y como derivación lógica, la debilidad fue
solventada con una estructura civil que se consolidó en torno al elemento
militar, logrando consolidar una asociación civico-militar como organización
política del gobierno.
Para algunos sectores de la oposición, tal protagonismo militar
retrotrae al país a circunstancias históricas superadas, donde los caudillos y
jefes militares imponían su criterio sobre los civiles, lo cual ha propiciado
de hecho, el retorno del autoritarismo asociado a un Estado Totalitario. Cuando
militares activos o en situación de retiro se lanzan a optar por cargos
políticos, tal y como ocurre en las presentes elecciones, la desviación se
traduce en la práctica, de pretender regresar de lleno a tiempos del siglo XIX,
o a etapas del general Juan Vicente Gómez en el siglo XX, cuando, si no se era
General no se era nadie.
En el chavismo, crece notablemente la colocación recurrente de militares
activos y retirados en posiciones decisivas de la gerencia pública, por cuanto,
además de las candidaturas a Gobernador, encontramos Diputados a la Asamblea
Nacional, Legislaturas Regionales, Ministros y Presidentes de Institutos del
Estado, logrando superar el militarismo que imperó en la dictadura de Marcos
Pérez Jiménez.
La presencia creciente del elemento militares en el gobierno de Hugo
Chávez, comenzó en febrero de 1999, al nombrarse al Coronel (Ej-R) Luis Alfonso
Dávila, como presidente del extinto Congreso Nacional, lo cual formó parte de
la concesión a sectores que formaron parte del 4 de febrero de 1992.
En el planteamiento del chavismo, los militares representan una formula
necesaria, al tomarse recomendaciones del argentino Norberto Ceresole, quién de
alguna manera se constituyo en un asesor de las acciones políticas que se
orientaron a desplazar al poder civil del ejercicio del poder, inclusive dentro
del propio gobierno.
La transformación de las FFAA en instrumento de apoyo político del
Proyecto Bolivariano, se inicia con la inserción de militares retirados en la
estructura inicial del chavismo de 1999, continuada con la reforma
constituyente, y luego, con las modificaciones plasmadas en el Socialismo del
SIGLO XXI, plan iniciado el año 2007, al contravenirse el contenido y
principios de la misma Constitución promovida por Chávez, y aplicarse un
Reforma hacia el Estado Comunal que en el año 2007 rechazo el pueblo
venezolano.
La tradicional misión de las FFAA, subordinada al poder civil, con
carácter no beligerante y apolítico, fue modificado con la Constitución de
1999, el concederse a los militares activos derecho al sufragio, aunque sin
cumplirse en la práctica no estar permitido a militares activos optar por
cargos de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o
proselitismo político.
Tal alteración que tradujo en la práctica mayor presencia militar en los
espacios públicos venezolanos, causa confusión a la sociedad civil, por cuanto
el término militar implicaba para los venezolanos, la funcionalidad de las FFAA
con papel protagónico en seguridad y defensa de la nación, una condición
fundamental que fue desplazada hacia el militarismo como norma.
Al pretender desplazar a civiles preparados para ejercer la tarea de
gobernar una región, dicha decisión ha sido de clara equivocación, por cuanto,
el ejercicio militar en gestiones de gobierno civil se ha traducido en
verdaderos fracasos, destacando como un caso de notoriedad lo sucedido en
Guayana, donde la destrucción de las empresas básicas ha sido notoria,
conducida por un General activo como gobernante.
En el caso de Nueva Esparta se enfatiza el hecho de existir un candidato
militar nacido en la isla, pero desvinculado totalmente de la región insular,
con el agravante de que el paisano detentó el principal cargo castrense sin
apoyar a la región con acciones que impulsaran el turismo o permitieran
solventar el problema de la inseguridad importada, o del presupuesto menguado.
Basado en la transferencia de votos presidenciales, el General en Jefe,
pretende imponerse en una entidad donde existe un gobernante probado como Morel
Rodríguez, defensor de la región a carta cabal, poseedor de un elevado apoyo
popular, en razón a su comprobada gestión de cuentas claras, en apoyo a los
sectores desposeídos.
El militarismo como norma de gobierno, es considerado como una
degeneración de la profesión. Mundialmente, las FFAA están subordinadas al
poder civil democrático, hecho que se establece en nuestra Carta Magna. En la
práctica, el militarismo es una cualidad típica de países bananeros y
atrasados, donde sus fuerzas castrenses caracterizan ineficiencia, con un
agravante donde se señalan tópicos reñidos con la legitimación de capitales.
La estrategia de avance militarista en el concepto organizativo interno,
trajo como resultado el desarrollo de un nada despreciable sector de soldados
formados como Reserva, en paralelo al ejercito venezolano, y de fortalecer una
estrategia de compras militares con equipos de mar, aire y tierra, además de
lanzar dos satélites “venezolanos” con tecnología china y de haberse
desarrollado un cable submarino hacia Cuba.
Así estamos!
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