viernes, 2 de noviembre de 2012

ELINOR MONTES, ¡EXIGIMOS RESPETO!

Seamos mayoría o minoría, los demócratas estamos obligados a exigir y hacer valer nuestra dignidad como personas.

Somos mayoría, mucho más de 6500000, y exigimos respeto, los rojos no sabemos cuantos son. 

No se puede confiar en el resultado de unas elecciones fraudulentas ni en un árbitro parcial. En lo que si podemos confiar es en lo que vemos: las manifestaciones de calle de los demócratas, que salen espontáneamente, han superado desde el 2002 a las del oficialismo que tiene que movilizar en innumerables autobuses a los tarifados y obligados para llenar las suyas; cada vez que la jefatura “gana” no hay celebración sino tristeza generalizada; el descontento se siente y se ve en las protestas diarias. 

La mayor demostración de mayoría del sector demócrata la tuvimos en el 2005, más del 85% (según el CNE 74,74%) se negó a convalidar la farsa-trampa electoral del régimen, pero en este mundo al revés ese acto de coraje, de resistencia y de democracia, lejos de ser apoyado con el desconocimiento de esa Asamblea Nacional ilegítima y la exigencia de la ayuda internacional para nuestra liberación, fue y sigue siendo criminalizado por la dirigencia democrática como “el mayor error” “porque la Asamblea Nacional por ser toda roja dictó las leyes que quiso”. Este régimen siempre lo ha hecho, antes del 2005 con mayoría simple en la Asamblea, entre otros, reformó inconstitucionalmente la Ley Orgánica del TSJ para asegurar su control total, y recientemente también ha dictado las leyes comunistas que ha querido.

Sin embargo hay una actitud de disfrazar la realidad para la supervivencia de la dirigencia democrática, de construir mitos, de posicionar las cifras del régimen  con frases como: “8000000 viven arrodillados y 6500000 viven parados”, para convencer sistemáticamente a los demócratas de que perdemos, no porque las elecciones son fraudulentas, sino porque somos minoría y de que hay que votar como sea para preservar los espacios hasta construir la mayoría. 

Claro que si consideramos las alcaldías y gobernaciones (destinadas a desparecer), cualquier demócrata prefiere allí a un “opositor” que a un camarada lo que lo obliga a votar una y otra vez, no obstante el tiempo sigue pasando, el castrocomunismo avanzando en el control total, la gente envejece sin lograr su libertad, la historia se reconstruye, se niega el desarrollo y la paz logrados en los 40 años de democracia y se pierde la noción de lo que realmente es la democracia, al punto de que escuchamos frases absurdas como: “hubo triquiñuelas pero no fraude” o “hubo ventajismo pero no fraude”. El ventajismo es fraude y las triquiñuelas también.

Si el régimen no es creíble tampoco lo son sus cifras, y seamos o no mayoría, como en efecto somos, tenemos el derecho a exigir que se nos respete, somos personas dignas que existimos y la dirigencia democrática está obligada a respetarnos y a hacer que la jefatura nos respete.

elmon35@gmail.com

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