miércoles, 28 de noviembre de 2012

DIARIO RIO NEGRO, EDITORIAL, LA CLASE MEDIA ANTE EL FUTURO, DESDE ARGENTINA


Río Negro - 26-Nov-12 - Opinión

http://www.rionegro.com.ar/diario/la-clase-1014744-9542-editorial.aspx

Editorial: La clase media ante el futuro

Mientras que se supone que, en América del Norte y Europa, franjas sustanciales de la clase media corren peligro de caer en la pobreza, tema éste que dominó los debates preelectorales entre el presidente norteamericano Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney, al procurar los dos convencer al electorado de que serían capaces de impedirlo, el Banco Mundial nos informa que en América Latina la clase media está creciendo a un ritmo muy pero muy satisfactorio, sobre todo en la Argentina donde, asegura, se ha duplicado desde el inicio de la gestión kirchnerista en el 2003, de 9,3 millones de personas a 18,6 millones en el 2009. 

Se trata de cifras impresionantes, pero sería prematuro celebrarlas. 

Según los técnicos del Banco Mundial, para formar parte de la clase media argentina basta con tener un ingreso mensual de entre 300 y 1.500 dólares, pero en Estados Unidos se ubica la línea de pobreza en aproximadamente 1.920 dólares mensuales, razón por la que no es demasiado sorprendente que, conforme a las estadísticas oficiales, la proporción de pobres en el país grande más rico del planeta sea llamativamente mayor que en la Argentina del Indec. 

Asimismo, nadie ignora que la supuesta expansión de la clase media –segmento social al que la pertenencia depende de algo más que el ingreso en un momento determinado– ha sido en realidad el resurgimiento de amplios sectores que se habían hundido pasajeramente a causa de la crisis pavorosa del 2001 y 2002, en la que millones perdieron sus empleos y sus ahorros, sin por eso modificar mucho su escala de valores. 

A diferencia de otros países de la región, como Brasil y Chile, la Argentina tuvo una clase media nutrida en la segunda mitad del siglo pasado, pero por desgracia no hay motivos para creer que a partir de entonces se haya ampliado.

Acaso porque tantos suponen que en los países desarrollados tiene los días contados, últimamente se ha puesto de moda nuevamente hablar bien de la clase media, de ahí las alusiones frecuentes de Obama y Romney a la necesidad de defenderla contra las tendencias económicas que están debilitándola, el informe del Banco Mundial en que se subraya como un hecho muy positivo el que, a juzgar por las estadísticas disponibles, los países latinoamericanos, tradicionalmente célebres por la desigualdad social que los ha caracterizado, estén haciéndose más equitativos, y la afirmación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de que "yo siempre me he sentido muy orgullosa de ser parte de esta formidable clase media argentina, pujante, emprendedora". 

Aunque las palabras de Cristina pueden atribuirse a la conciencia de que no le convendría en absoluto perder el apoyo de aquellos sectores de clase media que habían aportado a su triunfo electoral en octubre del año pasado, compartirá la convicción generalizada de que una gran clase media es fundamental para la estabilidad política y que las aspiraciones de sus integrantes, despreciables desde el punto de vista de miembros de ciertas elites culturales y sectas revolucionarias, constituyen el motor principal del progreso social.

Si bien no cabe duda de que en los años últimos la clase media argentina ha recuperado una parte del terreno perdido hace una década, tienen razón quienes señalan que las mejoras que se han registrado distan de haberse consolidado. 

Por el contrario, el malestar que muchos sienten, y que exteriorizaron participando del cacerolazo del "8N" o, según las encuestas de opinión, aplaudiéndolo, se debe a la sensación de que el país está acercándose al fin de una etapa. 

Entre los enemigos más peligrosos de la clase media está la inflación, que se ha visto agravada últimamente por las medidas oficiales que virtualmente prohíben el ahorro. Tarde o temprano, será necesario enfrentarla con ajustes, como los que ya están en marcha en todo el interior, que provocarán más dificultades a los calificados por el Banco Mundial como "vulnerables". 

De frenarse la movilidad social ascendente que, conforme a las estadísticas oficiales, se ha producido a partir del 2003, la clase media dejaría de ser un factor de estabilidad social y política, ya que quienes se sienten defraudados luego de haber confiado en un "proyecto" o "modelo" determinado suelen reaccionar con más virulencia que los que nunca han tenido motivos para esperar que el futuro les resulte mejor que el presente.


Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"


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