sábado, 24 de noviembre de 2012

CÉSAR TINOCO, ¿ ES PERFECTO EL TIEMPO DE DIOS ?

La frase que titula el artículo pretende cuestionar el impacto de un tipo de consejo que los escépticos como yo llamamos conformismos contemporáneos. Algunos ejemplos de los mismos son: "el tiempo de Dios es perfecto", "todo tiene su razón de ser", "lo mejor es lo que sucede", etcétera.
Cuando enfrentamos situaciones difíciles en nuestras vidas, siempre encontramos a alguien cuyo apoyo y empatía vienen rematados con alguno de los conformismos contemporáneos mencionados. El caso es que nos es mucho más fácil aceptar que la circunstancia adversa por la que atraviesa nuestras vida tiene una razón de ser enmarcada en lo "divino", que aceptar que lo que nos afecta tan terrible y penosamente es producto de una relación causa-efecto (cadena causal), del azar o meramente de un accidente.
De acuerdo con Paul Thagard, profesor de Filosofía (Ph.D en Filosofía, 1977) y Director del Programa de Ciencia Cognitiva en la Universidad de Waterloo, Canadá y autor del libro "El cerebro y el significado de la vida" (The Brain and the Meaning of Life, 2010), los mencionados conformismos son la versión "New Age" del viejo dicho religioso "es la voluntad de Dios" y aceptado el dicho no queda otra acción que la resignación: la aceptación de la voluntad divina contra la cual no podemos hacer nada los mortales neuróticos normales como usted y como yo.
El problema aquí es que con la resignación nos privamos de como mínimo dos cosas. En primer lugar de poner en acción los dos activos más importantes que tenemos como seres humanos: la capacidad de soñar y la capacidad de materializar lo soñado. En segundo lugar, nos privamos de todas aquellas opciones que la ciencia coloca a nuestro alcance y que seguramente nos sacarían de la miserable autocondena de pensar y vivir resignados abandonados a la voluntad de un "Dios" sinusoidal que unas veces es bueno y misericordioso y otras sádico y castigador.
Sea que las cosas suceden por cadenas causales cuyas variables y cuya verosimilitud no nos son transparentes, o sea que las cosas suceden por azar o por accidente, este último definido por Thagard como el resultado improbable de una intersección de cadenas causales independientes, el caso es que la psicología moderna pone a nuestra disposición un arsenal de recursos que ciertamente nos permitirán enfrentar y superar esas circunstancias adversas: desde estrategias cognitivas para generar explicaciones y soluciones hasta estrategias emocionales (e incluso farmacológicas) para gerenciar el miedo, la ansiedad y la rabia que acompañan a toda tragedia humana.
Tal y como afirma Daniel Gilbert (Ph.D en Psicología Social, Universidad de Princeton, 1985), profesor de Psicología en la Universidad de Harvard e investigador en el área de pronóstico afectivo (affective forecasting) y autor del libro "Tropezando con la felicidad" (Stumbling on Happiness, 2006) pero en palabras de Simón Díaz: 
"No llores más nube de agua, silencia tanta amargura, que toda leche da queso, y toda pena se cura, Lucerito, Nube de Agua".
De modo que ya lo sabe: no se resigne ni se abandone y aléjese de quien así se lo recomiende. Ayúdese, búsquese amigos verdaderamente inteligentes y pida cita con un psicólogo.
c.e.tinoco.g@gmail.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

1 comentario:

  1. Pretty nice post. I just stumbled upon your blog and wanted to say that I have really enjoyed browsing
    your blog posts. After all I'll be subscribing to your rss feed and I hope you write again very soon!
    Feel free to surf my site : inmobiliaria

    ResponderEliminar

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.