viernes, 5 de octubre de 2012

SOLEDAD MORILLO BELLOSO, ¿QUIÉN DECIDE LA ELECCIÓN?. OBAMA Y ROMNEY DEBEN MIRAR CON LOS OJOS DE LA INTELIGENCIA Y NO A TRAVÉS DE CRISTALES EMPAÑADOS

Más que una disertación etimológica, estas líneas escritas para lectores versarán sobre la apertura o la xenofobia respecto de los nacionales de países de Latinoamérica llegados legal o ilegalmente al Norte del continente americano y que hoy se cuentan por millones.
Escribo desde el respeto obligado y la humildad requerida, considerando que jamás he vivido en Estados Unidos y, por tanto, no tengo todos los elementos para hacer juicios sólidos. Puedo sí plantear apreciaciones ojalá desprovistas de prejuicios.
No creo que dé lo mismo estar en Estados Unidos legal o ilegalmente, si bien los derechos humanos deben ser respetados cualquiera sea la condición migratoria que una persona tenga en un momento dado. Pienso que no puede ser igual un individuo que ha cumplido toda la normativa que otro que ha violado leyes y reglamentos. Si comenzamos a establecer como aceptable cualquier comportamiento, entonces uno de los valores más importantes de la civilización, a saber, el Estado de Derecho, no será sino apenas y con penas el boceto borrado de un concepto que luce bien cuando la oportunidad la pintan como adorno de discurso.
LA MADRE PATRIA
En la Madre Patria, los individuos provenientes de los países de América Latina son llamados "hispanos". Curiosa utilización de un vocablo que refiere, por lógica, a los naturales de la Hispania. Curioso que hispanos seamos los latinoamericanos y no los españoles. Bueno, al menos es mejor que el deleznable y grosero "sudaca" que me cuentan se escucha por doquier en el reino.
En Estados Unidos es relativamente reciente eso del término "Hispanic" en reemplazo de "Latin". Si bien estoy persuadida que "lenguaje moldea caminos" y "estructura modela comportamiento", es una trampajaula suponer que se ha ganado algo con eso de cambiar "latino" por "hispano".
La historia de la Humanidad está preñada de migraciones. Ellas ocurren por un abanico de razones, que van desde el dejar una tierra en la que no es posible desarrollar una buena existencia aunque se la ame con toda el alma, hasta buscar nuevos horizontes en otro país por eso tan natural en los humanos como es el ansia de conocer, de explorar, de sumar experiencias. No suelen los segundos violar leyes algunas, a diferencia de los primeros quienes en muchos casos se ven forzados a hacerlo a veces por razones tan básicas como la supervivencia y lograr escapar de hambrunas o persecuciones.
CHILENOS HUYENDO
Cuando la dictadura de Pinochet, muchos chilenos tuvieron que huir de su país para salvar la vida. Mayoritariamente arribaron a países que les protegieron a pesar de carecer de válidos documentos de identificación o de papeles que acreditaran sus estudios o currículo laboral.
Lejos de poner peros, muchos países abrieron sus puertas para recibir a miles de chilenos que de no haber escapado de su país con pasaportes falsos hoy estarían ejerciendo la profesión de difuntos.
CUBANOS PERSEGUIDOS
Los cubanos que a lo largo de la dictadura de Fidel Castro han escapado de la isla enfrentando a un sistema que determina que irse es un delito gravísimo (traición a la Patria) no lo han hecho por capricho o antojo, sino porque el inmoral y salvaje tirano que hizo añicos su país, persiguió y persigue la disidencia y convirtió a Cuba en una penitenciaria de máxima seguridad donde millones viven tras las rejas del más decadente y barbárico absolutismo.
ILEGAL
Muy distinto es cruzar fronteras ilegalmente para desarrollar actividades vinculadas con crímenes y delitos como el narcotráfico, la trata de seres humanos, el comercio de animales, la prostitución, el esclavismo, el lavado o blanqueo de dinero, el tráfico de órganos humanos, la transa ilegal de obras de arte y un muy largo y diverso etcétera.
Esos delincuentes son una plaga tanto en sus países de origen como en aquellos donde se han ido para desarrollar sus fechorías. A esos hay que perseguirlos, juzgarlos y castigarlos con todo el peso de la ley.
Sin embargo, la mayor parte de quienes emigran lo hacen por razones de hambre o de necesidad de salvar la vida. Si, dicho así sin ambages ni adornos. Hambre celular, hambre de seguridad, hambre de libertad. Necesidad de surgir del foso donde los han sepultado los errores políticos, las marcadas equivocaciones en términos económicos o la sequía de esperanzas de posibilidad de un futuro mejor en su propio país. Por ello es asunto prioritario que cada nación consiga estructurar esquemas y planes progresistas que hagan de su espacio territorial ese lugar del que ningún allí nacido desee o necesite irse.
DESPRECIO Y ELEGANCIA
No puedo evitar sentir que el termino "Hispanic" comporta cierto desprecio. Como si se quisiera calificar despectivamente a los oriundos de las naciones de habla castellana desde el Río Grande (o Río Bravo) hasta el confín de la Patagonia. La elegancia, la prestancia y la suavidad del termino "Latin" es en cambio el reconocimiento de la lengua de la cual deriva este magnífico idioma que hablamos. El Latín, hoy lengua muerta, fue el vehículo de comunicación de buena parte de la población humana en tiempos de civilizaciones que fueron base de lo que somos hoy. Y francamente, herederos de una de las culturas más interesantes, los latinos sentimos honra en serlo.
Recientemente estuve de visita por Estados Unidos. No dudo que haya muchos latinoamericanos que sean gente de baja ralea. Pero también existe desgraciadamente el vicio de la generalización, el meter a todos en un mismo saco y suponer que todos somos mayoritariamente escoria. ¡Habráse visto mayor muestra de falta de inteligencia!
ESTADOS UNIDOS
En Estados Unidos ya los latinos se cuentan por millones. La mayoría de ellos son gente trabajadora y decente. La mayoría no tiene alma de delincuente. La mayoría cuenta con saberes y pensamientos nada despreciables y, de hecho, con su esfuerzo han colaborado y colaboran con el desarrollo de la nación. De allí que la importancia del proyecto "Dreamers" ("Soñadores"), que pone en situación especial a esos muchachos latinos cuya situación migratoria no ha sido solucionada.
Harían bien en Estados Unidos en reconsiderar el uso de la palabra "Hispanic". Ella hace que cualquier conversación comience mal.
En este año cuando la elección presidencial de ya muy pronto en ese país copa la agenda ciudadana, tanto Obama como Romney deben mirar el asunto con los ojos de la inteligencia y no a través de cristales empañados. Y preguntarse: en un país de inmigrantes, ¿quién decide la elección?
Smorillobelloso@gmail.com

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