Colombia
ha alcanzado el segundo lugar en tamaño económico entre las naciones
sudamericanas, al alcanzar en 2013 un PIB de 362.000 millones de dólares,
superando a Argentina, que se habría quedado con un PIB de 347.000 millones de
dólares.
Más
allá de las discusiones sobre las cifras, es innegable que Colombia ha marcado
un camino notable de progreso económico y social en las últimas décadas que la
convierte en un ejemplo del cual debemos aprender mucho quienes soñamos con
superar la pobreza y encaminarnos hacia el desarrollo.
El
logro colombiano no es poca cosa. Implica haber superado a Venezuela con sus
ingentes recursos hidrocarburíferos, y a la Argentina, con su gran extensión
territorial y su gran economía agroproductiva. En los próximos años, los
expertos en Economía tendrán unos casos de estudios muy interesantes comparando
cómo Venezuela y Argentina fueron superados por Colombia en el camino hacia el
desarrollo, pues las diferencias entre los modelos y las políticas públicas son
notorias. Los primeros, más ricos en recursos naturales, han seguido modelos
populistas, mientras que Colombia ha apostado a la consolidación de una
institucionalidad democrática y de una economía integrada competitivamente a la
globalización.
En
mi opinión, su fortaleza más importante es una fuerte institucionalidad.
Colombia tiene una democracia consolidada. La alternancia democrática es una
realidad y los resultados de sus elecciones se respetan. Su sistema jurídico es
uno de los más avanzados de Latinoamérica y su poder judicial goza de respeto y
credibilidad, protegiendo los derechos de los ciudadanos y brindando seguridad
jurídica a las empresas e inversionistas.
En
el área económica, tiene una economía competitiva y de fuerte orientación
exportadora, habiendo diversificado su producción y mejorado la calidad de sus
manufacturas. Su sector público, vinculado a la promoción internacional del
país y de sus exportaciones, es reconocido por un gran profesionalismo, alta
capacidad negociadora y campañas de marketing internacional muy efectivas.
Incluso su empresa estatal de petróleo, Ecopetrol, se ha convertido en un raro
modelo de eficiencia frente a las generalmente desastrosas empresas públicas de
la región.
En
el área social, los niveles de pobreza han caído notablemente y la clase media
ha crecido en cantidad y calidad de bienestar gracias a la combinación de
crecimiento económico con agresivas políticas sociales de ayuda a las familias
más pobres.
Todos
estos logros han sido realidad, a pesar de vivir durante más de medio siglo en
una guerra civil contra la guerrilla y el narcotráfico, que afortunadamente va
siendo superada en lo que parece ser una victoria final de la democracia sobre
la violencia. Seguramente, se podrán encontrar todavía muchas deficiencias pero
los logros de Colombia son incuestionables y un ejemplo de que la
institucionalidad, la estabilidad y la continuidad en políticas públicas serias
y responsables son el camino hacia el desarrollo social y económico.
*Expresidente
del Senado de Bolivia
Twitter:
@OscarOrtizA
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