En nuestro articulo anterior “El
despertar de una nueva Venezuela” acariciábamos la esperanza que después de las
elecciones, ambos candidatos ofreciesen su apoyo para lograr la reconciliación
nacional.
Ese mismo fue el llamado que hizo la
Conferencia Episcopal Venezolana y es el reclamo de los venezolanos ubicados en
ambos bloques.
El inicio fue estimulante. El 7 de
Octubre al proclamarse los resultados, el Presidente Chávez llamo por teléfono
a Henrique Capriles Radonski en un tono de cordialidad que nunca utilizó
durante la campaña. También propuso el dialogo y el establecimiento de un
Gobierno de Unidad Nacional. Era acaso este el fin de la confrontación
primitiva y el deseo de unir a todos los venezolanos marcando las coincidencias
de ambos programas? Se iniciaría después de 14 años de enfrentamientos el
inicio de un proceso de construcción de confianza y el fin de un país dividido
en dos? Ese era el sueño de todos.
En el plano internacional la oferta
de un Gobierno de Unidad Nacional significaba que Venezuela retomaría las bases
de una Diplomacia de Estado? Se podría lograr a través del “dialogo” el fin del
aislamiento del país, de la confrontación con otros Estados, de la
ideologización y de la exportación del modelo en el plano internacional? Se
lograría la transparencia en los acuerdos internacionales? Se dotaría a la
Cancillería, Embajadas y Consulados de diplomáticos profesionales en una
plataforma de apoyo a todos los venezolanos? El dialogo propuesto es el único
mecanismo para lograr la participación de diferentes instituciones: trabajadores, empresarios, jóvenes,
profesionales participando en el diseño de una Diplomacia de Estado
constructiva. Ello se debe hacer en base a la Constitución y a los Acuerdos
Internacionales especialmente en materia de Derechos Humanos, del
fortalecimiento de la Democracia y de la promoción de las Libertades.
Lamentablemente la oferta de dialogo
duró poco. En la presentación ante la prensa internacional al día siguiente de
su esperanzadora oferta, el Presidente Electo negó el dialogo porque la
oposición representaba la posición de “elites corruptas”. Volvió a sus actitudes
extremas de apoyo a Bashir Al Assad y a Ahmadinejad. Radicalizo los insultos al
Imperio, al Colonialismo. En su nueva presentación, más que “dialogo” repitió
el conocido “monologo”. En su alocución, más que “un Gobierno de Unidad
Nacional” integrando por todos los sectores del país, expuso un “Gobierno de
Unanimidad Nacional”, en la que desde Miraflores ante sus seguidores vuelve a
erigirse como el Caudillo presto a desenvainar la “espada de Bolívar por
America Latina”.
Ojala el Presidente Reelecto entienda
que el dialogo dentro de Venezuela y con las naciones del mundo, redundará en
beneficios para el país, mientras que mantener la dialéctica de la
confrontació, durante los próximos 6 años, solo acentuará más el aislamiento de
Venezuela y causará la perdida de oportunidades para el futuro del país.
milosalcalay@yahoo.com
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