lunes, 22 de octubre de 2012

MARÍA GARCÍA DE FLEURY, POSTELECCIONES.

Iniciamos un período post-electoral llamado a ser una nueva oportunidad para abrir la puerta de nuestra vida y erradicar obsesiones, ciegos triunfalismos, inmovilizaciones personales producto de miedo y desasosiego.  
Este nuevo período postelectoral está llamado a abrirnos para favorecer los caminos del diálogo, la reconciliación, el trabajo conjunto y la búsqueda colegiada de soluciones ante los desafíos que plantea el país y frente a las elecciones de gobernadores y alcaldes.
Al mismo tiempo, como cristianos, comenzamos a vivir el año de la fe, donde el Papa Benedicto XVI propone la imagen de la puerta, una puerta que invita a que crucemos con fe, confianza, para poder encontrar lo que tanto le hace falta a al humanidad.  Cruzar el umbral de esa puerta es dar un paso a decisión interna y libre hacia una nueva vida.
En este año de la fe, de una forma especial, Dios llama a la puerta de nuestros corazones: “Mira que estoy a la puerta y llamo , si alguno escucha mi voz y abre la puerta entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap.3,20).  Si bien la fe es un regalo de Dios, también es cierto que la fe crece creyendo y dándola a otros.  Supone decidirse a optar por Cristo para vivir con Él y compartirlo con los demás.
Es el momento eclesial y patrio, para dar la fe a nuestros compatriotas.  Abrir la puerta de la fe anunciando la Palabra de Dios y dejando que el corazón se deje transformar por ese Jesús que dijo que Él era la puerta para ir a Dios (Jn 14,6).  Si no hay Cristo, no hay camino hacia Dios.  Como puerta, Cristo abre el camino a Dios y como Buen Pastor es el único que cuida de nosotros al costo de su propia vida.
En política, en la vida ciudadana, ocurre lo mismo que con la fe, no se puede vivir encerrado en uno mismo pensando que así vamos a estar mejores. Vivir y creer no son hechos privados. Son desafíos importantes y fuertes, con la certeza de que si Dios da la fe, también está allí para ayudarnos y perfeccionar la obra que Él comenzó en nosotros.
Por eso, en este período postelectoral, es tiempo de salir de nosotros mismos a participar en nuestras comunidades y a participar frente a nuevas elecciones a gobernadores y alcaldes, que marcarán nuestro rumbo como sociedad y país.
No tengamos miedo, abramos de par en par las puertas a Cristo como decía el Papa Juan Pablo II.  Es tiempo de abrir nuestro corazón a pedir sin cesar a Dios, a orar y a adorarlo para que veamos cada vez con mirada más trascendente y pura.  Es tiempo de actuar sin derrotismos paralizantes, aportando de nuevo y buscando caminos de justicia, de paz, de unidad, de libertad.
Dios habla al ser humano de distintas formas y en este momento está hablándonos a través del año de la fe que acaba de iniciarse. Con fe estamos llamados a luchar por la libertad, la convivencia, la permanente conversión de nuestras actitudes, modos y tonos con los que hablamos y vivimos.  Con fe estamos llamados a perdonar, a atender a los más débiles, a sonreír y enseñar a sonreír.  Todo, con la certeza de que, viviendo unidos a Dios siempre ganamos!
fleuryg@cantv.net

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