El populismo no es invencible, aunque el resultado de las elecciones del 7 de octubre en Venezuela nos pueda hacer pensar lo contrario. No obstante, me inclino a pensar que los principales ejes de la estrategia de la oposición en ese país la embarcaron en una lucha perdida. La oposición en Ecuador puede aprender valiosas lecciones de lo que acaba de ocurrir en ese país.
Me refiero a los errores cometidos por los líderes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), quienes actuaron durante todo el proceso electoral como si lo que estuviese ocurriendo fuese una contienda electoral perfectamente normal y adoptaron programas paternalistas como propuesta de gobierno.
El analista venezolano Aníbal Romero de El Nacional dijo que a los líderes de la MUD “Cabe preguntarles si creen que están en Suiza o Dinamarca, en el marco de una democracia normal y mecanismos electorales creíbles”.
1.- Que la cancha y los árbitros estaban claramente favoreciendo a un candidato fue ampliamente reportado por elWashington Post,
2.- La revista inglesa The Economist y otras fuentes. Aquí mencionaré tan solo unas cuantas irregularidades puesto que el espacio me limita: Chávez utilizó descaradamente los recursos del Estado para promover su candidatura (algo que el CNE ecuatoriano también le permite alegremente a nuestro presidente) y el gasto público aumentó en un 30% durante el último año; Chávez aparecía en televisión por horas, como lo demanda la ley, mientras que Capriles aparecía hasta tres minutos diarios;
3.- El padrón electoral creció de 12 millones de personas en 2003 a 19 millones en 2012 a pesar de que las cifras de crecimiento poblacional no respaldan ni remotamente ese aumento; Chávez intimidó a segmentos del electorado como los empleados públicos insinuando que su voto no sería secreto.
4.- El liderazgo de la oposición venezolana le temía profundamente al abstencionismo de los votantes y por eso adoptó la peligrosa estrategia de convalidar, pase lo que pase, al Consejo Nacional Electoral. Varios expertos en veedurías electorales venían advirtiendo meses antes de la elección acerca de las múltiples irregularidades.
5.- El ex dirigente estudiantil Yon Goicoechea advirtió en junio que los líderes de la oposición estaban “cavando su propia tumba al tratar de convencer a los venezolanos y al resto del mundo de que el voto es seguro”. Y fue así como esta estrategia terminó generándole un costo altísimo a la oposición venezolana: blindar prácticamente de cualquier duda al organismo electoral chavista ante la comunidad internacional.
6.- Por otro lado estuvo la estrategia de proponer un “populismo light” que pretendía captar el voto de los venezolanos que querían continuar viviendo del Estado. Pero algo no cuadraba con esta táctica, como señala el analista Gustavo Coronel: “¿Por qué votar… por el pseudo-populista, pudiendo votar por el gran populista? ¿Por qué votar por el original y no por la copia?”6 Además, copiar la política de dádivas de Chávez es no comprender por qué Venezuela ha llegado al sistema autoritario al que ha llegado y dejar el país a la merced del próximo caudillo. El problema no es Chávez per se sino un sistema que resulta en que más de 8 millones de venezolanos dependan directa o indirectamente del Estado y el vacío ideológico de la oposición terminó legitimando esa política paternalista con la que Chávez y otros potenciales caudillos tienen las de ganar.
gcalderon@cato.org
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