La hybris
era el comportamiento poco decoroso y digno que los helenos solían tener
en la antigua Grecia, particularmente quienes tenían rango elevado en la vida
de la polis. Estas personas, una vez que adquirían prestigio y prominente rango
en la sociedad, se sentían con la exención
-dada su relevada condición- de sobrepasar sus prerrogativas y
privilegios; de infringir normas, reglas
y preceptos y de burlar, a su leal saber y entender, los principios éticos que
dan soporte fundamental en toda comunidad de personas a la validez o invalidez
de sus actos.
NEMESIS DIOSA DE LA JUSTICIA |
En la jurisprudencia griega la hybris era
un hecho grave de desmesura, esto es, una violación injuriosa y desmedida al
derecho que regula el orden, la moderación, el respeto, la probidad, el decoro,
la honradez y la armonía. Consistía en el atropello que el rey, el tirano o sus
áulicos acometían contra su propio pueblo, o contra otros, invadiéndolos
y mancillándoles su soberanía. En una palabra, se trataba de actos de violencia, de maltrato, de irrespeto
y menosprecio de un líder poderoso contra los pueblos haciéndoles penosa la
convivencia de la vida civil.
En la esfera de los derechos humanos, el espíritu del hombre
de hoy comprende bien y le está dando un gran valor a lo que Aldous Huxley llamó bien "la doctrina de la
hybris," cuya desmesura concita
eventos negativos para aquellos personajes que han hecho de la política no "una acción -como dice Pedro Paúl Bello
en su Ensayo ‘Lo Humano’- para conquistar más amplios espacios para que el ser
humano pueda ejercer su libertad y hacer valer su dignidad" sino para convertirla en un medio que someta,
avasalle y oprima; para malversar, saquear, usurpar y delinquir, esto es, convertir el poder, por falta de sujeción a
un orden moral, en una descarada estafa. En este sentido, Huxley, convencido de
que una "hubrística" falta de
respeto a los principios que apuntalan el bien común de la persona humana en la
sociedad política, afirma que suele ser castigada por la Némesis. Y, para demostrarlo, apela a "Los Persas" de Esquilo y con ello enseña cómo la
arrogancia imperialista y autocrática de Jérjes para esclavizar a Grecia, a la
Naturaleza y también al Mar, al construir el puente a través del Helesponto, lo
sometió a una vengadora Némesis con la pérdida de la Batalla de Salamina, lo
que impidió el triunfo de los Persas que hubiera, por lo demás, alterado la
evolución de Grecia y por extensión de todo el mundo occidental.
Pregunto: ¿Acaso, los
últimos acontecimientos acaecidos en el país -el motín de las cárceles, el
conflicto obrero en SIDOR, los deslaves en Monagas, y el Apocalíptico de
Amuay-- no preludian la Némesis para el Jérjes de Sabaneta?
prvillasmils@hotmai.com
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