En cierta ocasión, un reportero le preguntó a
un agrónomo, al que varios años le habían dado el premio como mejor productor,
que si le permitía publicar el secreto de su maíz. El agricultor le confesó que
se debía a que compartía la mejor semilla de su maíz con sus vecinos.
El reportero extrañado, sorprendido y confuso
por la respuesta, sonrió pensando que le estaba jugando una broma, él no esperaba esa respuesta y volvió a
preguntar: "¿Por qué comparte la mejor semilla de su maíz con sus vecinos
si usted también entra en el mismo concurso?
El agrónomo le contestó verá usted señor, el
viento lleva el polen de maíz maduro de un sembradío a otro. Si mis vecinos
cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría
constantemente la del mío. Es por esta razón que comparto mi mejor semilla de
maíz con mis vecinos.
El reportero con la cabeza baja le dijo
Viento, permítame abrazarle y darle las gracias, pues hoy aprendí lo que nunca
en universidad alguna podría haber aprendido".
Todos pertenecemos a una familia, a un sistema,
estamos conectados unos con otros, si prestamos atención y elevamos nuestro
nivel de conciencia, podremos verlo.
Cada alimento que nos llevamos a la boca ha
sido el producto del trabajo de muchas personas, observa la larga cadena que
hay detrás de cada uno de ellos y podrás ver cómo estamos relacionados unos con
otros.
Para que un trabajo en equipo tenga éxito, es
importante valorarse mutuamente, haciendo cada uno su mejor esfuerzo. Si
funcionamos como islas, desempeñando nuestra labor de forma individual, sin
tomar en cuenta al otro, no tendrá la fuerza suficiente para aportar ganancias
individuales y colectivas. Si la señora
que realiza el mantenimiento o el vigilante se ausentan, notamos lo que su
trabajo contribuye a nuestro bienestar.
En los contextos donde nos desenvolvemos,
cada uno de nosotros realiza algunas funciones que nos benefician o perjudican
a todos, si recargamos una parte del sistema, porque no hacemos lo que nos
toca, tampoco generará un óptimo rendimiento. Cada ser humano tiene sus propios
talentos, sus dones, no hay nadie en el planeta que los tenga todos, por ello,
reconocerlos, valorarlos y ponerlos al servicio del trabajo de equipo, es
fundamental para lograr lo que nos propongamos.
Es importante que los seres humanos tomemos
conciencia, que el planeta Tierra es nuestro hogar, que todo es de todos, somos
responsables de preservarla, gracias a ella nos mantenemos con vida.
Cuidemos los espacios públicos, ellos nos
aportan beneficios. En algún momento volveremos a necesitar de ellos y nos
gustaría encontrarlos en buenas condiciones.
Comenzar a hacerlo elevará nuestro nivel de consciencia, contribuyendo
con el bienestar de todos.
"Nadie puede predecir dónde acabará su
influencia" H. B. Adams
Twitter: @marugascue
marugascue@gmail.com
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