El síndrome, entendido como un conjunto de fenómenos que caracterizan una situación determinada, lo hemos empleado conceptualmente con transversalidad académica, a los efectos de la preparación del presente artículo en aras de inferir sobre un aspecto de la agenda nada oculta del presente gobierno, apoyándonos comparativamente en la megalomanía de Adolf Hitler, y su similitud con el caso venezolano.
Previamente,
y en complemento a nuestro artículo del 08/09/2012 titulado: Agenda Oculta (¿?), estimamos
conveniente señalar que la empresa privada y corporativa tiene, como uno de sus
objetivos, la responsabilidad social
ante la comunidad, y para lo cual instrumentan estrategias vinculadas con
los ámbitos de la educación, salud, arte, cultura, deportes, recreación,
formación, sanidad, etc.
Estas
estrategias, en conjunto con la necesaria participación del Estado para corregir fallas del mercado, son
lo opuesto al totalitarismo y muy fundamentalmente al Socialismo de Estado, al igual que al Capitalismo Monopolista de Estado (Cuba); experiencias donde nunca
llegó a existir un Estado Proletario, sino
una burguesía de Estado.
Entremos en el tema. El paro petrolero y comercial venezolano de
2002-2003, fue asumido por el presente gobierno como una acción equivalente al
llamado “mito de la puñalada” vivido
por Alemania; al considerar que los partidos políticos, el sector sindical y
los empresarios traicionaron los principios democráticos. Tal orientación de
pensamiento, facilitó que el gobierno
iniciara la separación del Estado de su tradición democrática, haciendo
primar al socialismo como una opción impuesta desde arriba vía la estructura
del Estado (revolución desde arriba (¿?)); alentando en el pueblo un
desenfrenado y desarticulado deseo por el acceso al poder, como vitrina de un
aparente proceso de cambio (nacionalismo versus democracia para el caso alemán
de 1848); hasta conformar la ilusión de
una nueva República: la Quinta, la cual, según suponían, daría un traste
con el pasado democrático al soslayar sus logros y resaltar sus deficiencias (la mayoría perfectibles!!).
La
intención subyacente, es (hasta el 7-O) la desvinculación entre la nación (conjunto
de habitantes de un país regido por el mismo gobierno) y el pueblo hasta
asociarlo con la autoridad del Estado (como la propiciada en Alemania por
Otto van Bismarck), y donde los partidos políticos tendrán (suponían) muy poca
o nula capacidad de decisión.
El
Fondo Monetario Internacional (FMI), lo convirtieron (al ser hijo diabólico de
los Estados Unidos (¿?)) en el “enemigo” (aun hoy) que impide el progreso
nacional, habida cuenta de sus reiteradas (a veces necesarias) imposiciones
inherentes, fundamentalmente, al equilibrio fiscal y al comportamiento de la
Balanza de Pagos. Es de resaltar, que sus actuaciones en nuestro país fue
asumida por una mayoría como una humillación
a la patria (véase la similitud con el tratado de paz de Versalles) cargada de
intenciones soterradas de corte neoliberal, lo cual alimentó la búsqueda de
nuevos horizontes y emergente liderazgo, en
semejanza al ascenso del nacionalsocialismo en Alemania.
Resulta
bien conocido, que la guerra mundial sacó a Adolf Hitler de su existencia
marginal; tal y como en Venezuela la fallida
intentona golpista y el posterior triunfo electoral de sus actores
(subestimados por las fuerzas vivas), colocó en situación de privilegio a un
grupo que no comulgaba, desde mucho
tiempo atrás, con la democracia, y de donde emergió un Presidente que como Jefe de Estado rechazaba (y rechaza) la
Constitución; quien, al igual que Hitler, nunca ha deseado reintegrarse con
normalidad a la vida civil.
Sostienen
algunos autores, que no se halla explicación de cómo un personaje tan primitivo
y desconfiado como Hitler pudo ejercer una influencia
tan monstruosa sobre los alemanes (sin comentarios), salvo por su astucia y
talento para narcotizar a las masas con
su retórica (sin comentarios), escenificando continuamente sus sueños de grandeza (sin comentarios), y
asumiendo la encarnación de un colectivo
(sin comentarios); todo lo cual era apuntalado por una masiva propaganda oficial que alentaba hacia un necesario ambiente
de cambio (sin comentarios).
Hitler
se presentaba como la fuerza del orden; y
la estructura militar que representaba justificaba su posición de Fuhrer que implicaba obediencia absoluta
(sin comentarios), llegando a sembrar terror en las calles (sin comentarios), e
igualmente utilizaba la capacidad
intimidatoria del aparato estatal, incluida la puesta en práctica de algunas
acciones que le permitieran declarar un
estado de excepción, como fue el caso del incendio del Reichstag en 1933
(sin comentarios).
Hitler,
pese a tener mayoría en el Parlamento, exigió una ley que lo facultara a
gobernar sin él y propiciando su debilidad y disolución para convertirse en dictador por la vía de la legalidad (sin
comentarios), estructurando una de las peores tiranías que el mundo ha
conocido.
Finalmente,
deseamos resaltar que en la Venezuela de
los últimos 14 años, donde ha imperado una tendencia marcada hacia la
planificación centralizada al estilo de antiguas naciones que fracasaron en una ilusión comunista, el gobierno actúa
monopólicamente sobre la economía, a
la par de imponer controles y sanciones,
que como bien es sabido, genera escasez, ineficiencia y conductas indeseables.
Es así, por ejemplo, que según el Informe 2012 del Fraser Institute de Canadá, las empresas del gobierno venezolano llevan
a cabo cerca del 60% de las inversiones, e igualmente señala dicho Informe que tenemos el menos democrático, más
autoritario y más corrupto gobierno de la región.
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