Al tratar de indagar sobre el
proceso evolutivo del hombre nos encontramos que “la desventaja corporal del
ser humano frente a la mayoría de los animales se compensa con un órgano
invaluable: un cerebro grande y complejo”.
Es decir, lo que nos distingue del
resto de las especies animales es nuestro cerebro, su tamaño y nuestra capacidad
de razonar y crear cultura. Además sostienen los científicos que el mecanismo
del cambio evolutivo reside en los genes las unidades básicas hereditarias.
En la actualidad, según lo
declarado por el presidente del Instituto Nacional de Estadísticas, el promedio
de las venezolanas y los venezolanos creció dos centímetros, en comparación a
la última década de los gobiernos anteriores”, debido a la política masiva de
alimentación.
Si es así, algunos de mis compatriotas y quien suscribe no nos
estamos alimentando bien. Somos vulnerables en la medición de la estatura ya
que sigue igual como hace años. Lo que nos indica que hemos sufrido una
atrofia, producto de no contar con una guarnición de buenos suministros
alimenticios. Esto, sin duda alguna, es un aspecto preocupante ya que la
“masiva política de alimentación” no está llegando a todos los estratos de la población.
Sobre tantos estudios acerca del
ser humano, extraemos lo siguiente: “Los genes determinan el desarrollo del
cuerpo y de la conducta de un determinado organismo durante su vida. La
información contenida en los genes puede variar y este proceso es conocido como
mutación.
Ahora bien, si la comida nos hace
crecer, tal como lo afirma el presidente del INE, cómo se explica que exista
tanto enano en la sociedad. No sólo los
enanos de estatura, también tenemos los enanos mentales que no se dan cuenta
que estamos en un franco proceso de involución, por el cual algunos venezolanos
no alcanzan a ver un poco más allá de sus narices, que han perdido el sentido
del olfato porque los genes le han modificado sus condiciones, como por
ejemplo, crecer para los embustes. Dice un proverbio: “La lengua de los sabios
destila conocimiento; la boca de los necios escupe necedades”.
¿Que podría envidiar el hombre de
la prehistoria al hombre moderno? Evidentemente que “la inteligencia”, pero
regresarían a sus orígenes, al darse cuenta que
el alimento de aquella Era, no pasaba por procesos inadecuados de
almacenajes, los alimentos por tanto se encontraban en mejor condición de ser
consumidos, al instante, para que no se pudrieran. La verdad, el hombre
prehistórico tenía un grado superior de inteligencia en relación al hombre
moderno en ese sentido. Animal que cazaban, inmediatamente era triturado por
sus anchas mandíbulas.
El presidente del Instituto
Nacional de Estadísticas, además considera que “No se puede crecer si no hay
buena alimentación”. Algo debe estar fallando entonces y no es el centímetro, porque sino como se
entiende que los niños de mi patria se encuentren desnutridos y roben para
comer en un país con abundancia petrolera y los que pueden medianamente
hacerlo, no consumen alimentos saludables porque no se consiguen o son
exageradamente caros. Esos niños vulnerables, serán los enanos del futuro, si
seguimos la hipótesis de Elias Eljuri.
susana.morffe@gmail.com
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