Es imposible ser venezolano y al
mismo tiempo ser indiferente ante lo sucedido en la Refinería de Amuay, llamado
ahora Complejo Refinador Paraguaná. Nos duele lo que sucedió, mucho más allá de
las vidas que se perdieron miserable e injustificadamente. No es más que la
crónica de una muerte anunciada por los petroleros al llegar debajo de su nivel
mínimo tolerable el profesionalismo necesario para manejar una empresa de ese
tamaño bajo los estándares técnicos de seguridad y eficiencia necesarios que
hicieron de PDVSA una empresa petrolera de clase mundial.
Nos dolió como venezolanos que El
Saliente botara con un pito a todos los gerentes que sabían conducir ese
negocio. Nos dolió como venezolanos que El Saliente botara más de 20.000
personas que garantizaban que esa empresa, la gallina de los huevos de oro de
este país, pusiera eficientemente esos huevos para el alimento de todos los
venezolanos. No, El Saliente tenía que acabar con eso.
A El Saliente, de personalidad
fuertemente resentida tal vez por sus años de privaciones en Barinas, le
desagradaba la meritocracia y la tecnocracia, no solo la de PDVSA sino la de
toda la administración del Estado. Los venezolanos no somos culpables de sus
privaciones pero nos las ha cobrado una a una. Es por eso que una personalidad
como la suya no puede ver gente educada y honorable sin sentirse disminuido. No
podía tolerar que gente de nivel no se le arrodillara y le dijera en su cara
que el negocio petrolero es para gente capaz.
Y vino el Paro Cívico del 2002 que
fue seguido por los petroleros. No podía tolerar que personas capaces
defendieran un régimen de vida basado en el conocimiento y el mérito. Y los
boto a todos sin parar en mientes que esa gente que alegremente despachó eran
los responsables de una PDVSA sin explosiones y sin muertos, con una producción
de petróleo sostenida y sin accidentes. Pero para él eso no fue importante. Lo
importante era que cualquiera que estuviera allí obedeciera sus designios, como
en una barraca cuartelera.
Diez años pasan rápido y destruir es
mucho más fácil que construir. Conocer el negocio petrolero no es tan fácil
como disfrazar a alguien con una franela roja que le diga que “todo está bien
Micomadantepresidente”. El Saliente y sus sigüises se apoderaron de la gallina
de los huevos de oro venezolana y la fueron descuartizando poco a poco hasta
que ayer les explotó en la cara en Amuay. Decir como lo afirma el sigúí Rafael
Ramirez que la refinería operará en dos días luego de declarar la zona segura
es una bofetada a la inteligencia del venezolano. Así será lo que sabrá este
payaso que el dueño del circo no lo ha botado todavía.
Lo sucedido en la Refinería de Amuay
no es solo un crimen en contra de aquellos que murieron lamentablemente allí.
Es un crimen en contra del país. Una cosa es dejar por desidia y corrupción que
una carretera se llene de huecos porque te robaste el dinero y las competencias
de los Estados y otra muy diferente es dejar por desidia que una refinería “se
llene de huecos” porque le quitaste el dinero para operar y mantenerse. En el primer
caso lo que pasaría es que la gente no pasaría por la carretera, como está
pasando en Cúpira, pero en el segundo caso las refinerías no son tan pacientes
como las carreteras. Ellas explotan llevándose vidas por delante conjuntamente
con la producción de derivados del petróleo. Vaya diferencia, ¿verdad?
Esperar que una industria como la
petrolera funcione luego de despedir a la gente que sabe operarla y dedicar sus
recursos a hacer fiesta, robártelo y regalárselo a los países que te viven cual
compañero de juerga rico, es completamente insano. Nadie en su sano juicio
haría eso. Pero El Saliente está llevando a cabo una destrucción deliberada y
sistemática de nuestra principal industria. De allí a regalársela a los chinos
está a solo un paso, culpando a la oposición de que tuvo que hacerlo porque la
“sabotearon”. ¡Infeliz!
No tengo palabras para describir la
impotencia e indignación que se siente ver como esta gente está destruyendo lo
que este país le costó décadas construir. El retroceso es monstruoso. No saben
trabajar, no saben hacer, son corruptos, todo lo que tocan lo destruyen. ¡No
tienen el más mínimo resquicio de vergüenza de decir que Venezuela ha avanzado!
¿Avanzado adonde? ¿Al mar de la felicidad cubano? La infraestructura del país
en ruinas y El Saliente cual Nerón viendo a Roma ardiendo, tocando y cantando.
A los venezolanos no nos queda otra
alternativa pacífica que los votos del 7 de Octubre para detener esta
destrucción. Es inmoral ver a Venezolana de Televisión-VTV y al sistema nacional
de medios del gobierno satanizar a quienes afirmamos abiertamente que esos
muertos de Amuay tienen un solo responsable y que estaba en Cuba cuando esa
tragedia sucedió. La naturaleza le jugó una mala pasada con el huracán y no
pudo salir de la isla a tiempo para presentarse en el sitio de la destrucción.
Estaba allí para probar la plataforma tecnológica que Tibisay Lucena iba a
poner el día de hoy y ver los resultados con los hermanos Castro a través del
cable submarino, en estreno mundial, de un simulacro torcido aceptado por la
oposición política. De eso hablaremos muy pronto.
Hemos retrocedido en petróleo, ni
siquiera a los tiempos de las concesiones, sino a una época anterior. Nunca se
había visto eso en el país. Nunca los trabajadores petroleros habían sentido
pánico real de trabajar dentro de las instalaciones de una compañía petrolera
en Venezuela. Nunca se había llegado antes a tal estado de extremo abandono de
la infraestructura de petróleo.
La destrucción del mayor complejo
refinador del mundo es uno de los legados más tristes y lamentables que nos
dejará el régimen de El Saliente. ¡Como nos enorgulleció tener en nuestro país
la mayor y mejor gerenciada Refinería del mundo! Y Hugo Chávez Frías, el
Presidente Saliente, nos la destruyó…No permitamos que así como destruyó la
Refinería que fue orgullo de los venezolanos, destruya nuestras vidas y la de
nuestras próximas generaciones y siga desmantelando lo poco que aún queda en
pié. Démosle el 7 de Octubre el parao que corresponde. De nosotros depende que haya un camino…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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