Disfraz es sinónimo de engaño, camuflaje y mimetismo.
Es la capacidad que tienen algunos seres de cambiar su
apariencia para adaptarse a las circunstancias y engañar a los demás.
El mejor ejemplo de mimetismo es el camaleón cuando cambia su
apariencia para engañar a sus depredadores.
El mejor ejemplo de disfraz sería el Presidente cuando cambia
su actitud para engañar al pueblo venezolano.
No olvidemos:
-La campaña electoral de 1998. Se presentó con su disfraz de
demócrata y dijo, en Univisión: entregaré el poder a los 5 años, no
nacionalizaré ningún medio de comunicación, no soy dictador y Cuba es una
dictadura.
-Al ganar las elecciones continuó con su disfraz de
demócrata. Y para despejar las dudas y reafirmar su condición de
demócrata-cristiano, echó mano de un crucifijo y del librito azul de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Y con el crucifijo en la
mano izquierda, la Constitución en la derecha y su verborrea mediática,
manipuló la imagen de ser nacionalista, católico y apostólico. Y todo el mundo
le creyó.
-Después cambió el disfraz de demócrata-cristiano por el
disfraz de socialista. De 2 maneras: exaltando su ideal oculto de socialista,
al atreverse a decir que Jesucristo fue el primer socialista, y que el
socialismo es el sistema que concede la mayor suma de felicidad posible. Y, la
segunda manipulación, encandilando venezolanos alcornoques con un tal
socialismo del siglo XXI, que ha resultado ser el mismo socialismo fracasado
del pasado pero con nuevo apellido: de siglo XXI.
-Luego, con el cuento del socialismo del siglo XXI calentó
orejas durante varios años hasta que adoptó un nuevo disfraz: el marxismo, al
decir, públicamente, por primera vez asumo y lo asumo, y cuando yo asumo,
asumo. Asumo el marxismo. O sea, utilizó nuevamente su mimetismo para cambiar
su disfraz socialista por el marxista. Y todo el mundo dijo, sorprendido y a grito
pelao: el Presidente no es demócrata ni socialista, es marxista.
-Pero, el camuflaje marxista le duró poco. El Cardenal Urosa
Sabino, primero, y Fidel, después,
dijeron: socialismo del siglo XXI, marxismo y comunismo es lo mismo. O sea, la
verdadera identidad política del Presidente quedó al descubierto: es comunista.
Y lo peor: con actitud camaleónica, manipuladora y falsa. Y todavía lo niega.
Sin embargo, los disfraces del Presidente no han terminado
todavía, continúan pero a mayor velocidad ante el poco tiempo que le queda de
campaña electoral, que lo obliga a la metamorfosis rápida. Ahora aparece
manipulando su condición de enfermo, con cara de arrepentido, de angelical, de inmortal,
triunfador y demás, tratando de tocar la última fibra del alma de los
venezolanos alcornoques y obtener su voto. Como el Guasón, personaje de Jerry
Robinson, en el cómic Batman.
Por tanto, en esa psicosis real, no virtual, no sería una
sorpresa que el Presidente también utilice su patética metamorfosis en un
último decreto que le permita sacarle el jugo a la Ley Habilitante para decir,
en cadena nacional: soy Rey o Emperador o, quizás, el Faraón venezolano.
Por eso, pregunto: ¿no han sido suficientes 14 años de
disfraces, miedo, inseguridad, corrupción, despilfarro, ineficiencia,
represión, atropellos y otras cosas más, para que los venezolanos de poca
inteligencia entiendan que este ha sido el peor gobierno que ha tenido
Venezuela en los últimos 50 años?.
¿Hasta cuándo tanta mentira?
Respuesta: hasta el 7 de octubre.
Que así sea.
riverovfrancisco@hotmail.com
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