Hace días un
amigo me envió la dirección de un blog: http://masikarebeca.wordpress.com/blog/
"Ya no teme morir, pero sigue ayudando a otras", me escribió. Y es
que hay cosas peores que la muerte... las circunstancias de vida de Masika lo
han sido. Por favor, no dejen de visitar su página.
Antes de la
guerra Masika estaba felizmente casada. Su marido era un próspero hombre de
negocios en Bitumbi, República Democrática del Congo. Pero el 29 de octubre de
1999, su vida cambió drásticamente. A las once de la noche entraron los
soldados del CNDP de los tutsis de Ruanda. "Tomen todo lo que
quieran", les dijo el marido de Masika. Pero ellos respondieron "solo
queremos tu vida". La historia es dantesca: lo descuartizaron frente a
Masika. Cuando le abrieron en dos el estómago él seguía vivo. Murió cuando le
cortaron el corazón. Masika quería gritar pero le pusieron una pistola en la
cabeza. Un hombre le cortó la cara, las manos y las piernas con un cuchillo
mientras ella trataba de protegerse de él. A golpes, la hicieron recomponer los
pedazos de su marido, la obligaron a comer algunos, la tumbaron sobre ellos y
la violaron. Contó hasta doce hombres. Perdió la cuenta cuando escuchó los
gritos de sus hijitas de 14 y 12 años que también estaban siendo violadas.
Ambas quedaron embarazadas.
Cuando Masika
volvió en sí estaba en el hospital. La familia de su marido la dejó en la
indigencia porque ella se negó a casarse con su cuñado. En enero de 2009 fue
violada nuevamente cuando auxiliaba a otra mujer que también había sido
violada. Sus dos hijas todavía están con ella. No encuentran marido porque
fueron violadas.
Masika no
tiene ninguna manera de explicar la brutalidad: las mujeres se han convertido
en armas de guerra en el Congo. "Ya no somos seres humanos". En las
aldeas, los chicos tienen que irse a la ciudad para encontrar a una chica para
casarse, porque todas las niñas han sido violadas.
Sin embargo,
ahí está Masika: ha dedicado su vida a ayudar a mujeres violadas a rehacer sus
vidas. Tiene que seguir adelante porque de lo contrario no quedaría nada.
"Seguiré hasta que me maten". Masika es un ejemplo de cómo el ser
humano es capaz de sobreponerse a situaciones extremas y convertir su tragedia
personal en ayuda para que otras encuentren una razón para seguir viviendo.
@cjaimesb
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