sábado, 25 de agosto de 2012

CARLOS MANUEL ACUÑA, LA REVOLUCIÓN DE CRISTINA FERNÁNDEZ (II), O EL AMEDRENTAMIENTO COMO SISTEMA, CASO ARGENTINA

El kirchnerismo ha continuado con la ruptura de dos barreras constitucionales: la del derecho de propiedad y la patria potestad de los padres sobre sus hijos. Otras rupturas están en marcha y es posible que los próximos días aporten evidencias de una magnitud considerable. 
En el primer caso, el principal instrumento es la AFIP, el ente recaudador de impuestos, cuya operatividad política ha sido descubierta por la Casa Rosada. El tema está lleno de ejemplos sucedidos y de medidas en plena ejecución además de otras prometidas y planificadas según los trascendidos deslizados desde el mismo gobierno. 
La iliquidez y la exigencia de las primeras provincias por recibir los recursos federales que les corresponden, aceleraron este proceso llamado a generar definiciones políticas cuyo dibujo se inició tiempo atrás y fue vaticinado desde el comienzo del modelo. Hoy ya tienen problemas para los sueldos y encarar algunos gastos inevitables.
A esta altura de las circunstancias es difícil establecer hasta dónde un ciudadano cualquiera puede ejercer las más simples prerrogativas constitucionales en esta materia básica. La AFIP, cuyo titular Echegaray se repone de un disgusto cardíaco provocado por las tensiones en que debe desempeñarse, ha dictado numerosas medidas -y prometido otras- con destino a varios sectores. Para no excedernos, nos detendremos en algunas simples y rápidamente mensurables. Por ejemplo, el uso de las tarjetas de crédito que responde a un contrato inicial entre el usuario y la tarjeta seleccionada, acordado oportunamente y con todas las formalidades clásicas de estos actos. Entre ellas, los límites del gasto -en el caso de las tarjetas de crédito- que obedecen a los riesgos y necesidades evaluados entre las partes. Pues bien, a partir de ahora, el titular de este medio de pago sólo podrá gastar hasta un límite de mil pesos por una operación determinada con una misma tarjeta. Así, si se compra un traje, éste deberá adquirirse por partes -es una forma de describir el hecho- excepto que la venta se concrete mediante el uso de dos o más tarjetas, según sea la capacidad de los clientes. Aún no estamos en condiciones de comentar la reglamentación, si es que existe, pero sí podemos dejar planteados los inconvenientes que aporta esta medida. Quienquiera sea usuario de grandes o pocos gastos, deberá munirse de otros instrumentos complementarios para concretar sus compras, porque hoy por hoy, los argentinos no podemos excedernos de la cifra mencionada. Al margen, recordemos que también existen en plaza tarjetas especiales para clientes también especiales, que pueden gastar sin límite, un tema que hasta ahora no se sabe cómo quedará resuelto. Dejemos por el momento librados a la imaginación de nuestros lectores los problemas de este asunto tan original que también abarca a los extranjeros que residen en el país -transitoria o permanentemente- y reflexionemos que este asunto es premonitor de futuras dificultades de insospechados alcances. Por un momento, nos asalta la figura de los cubanos, que deben recurrir a los servicios de los turistas de buena voluntad para acceder a determinados productos para los que están legalmente vedados.
Otro impedimento a la propiedad es la decisión de un productor agropecuario, que debe informar con antelación las superficies que tiene previsto destinar a su actividades, llenar las planillas correspondientes y elevarlas en tiempo y forma a la AFIP, convertida en una fiel guardiana de las recomendaciones del joven Axel Kicillof y, hoy por hoy, convertida en un organismo mayor para los actos de gobierno. Ya lo tratamos en su momento, pero éste es un asunto que acumula montañas de papeles y horas de trámites y gestiones, sobre todo si las circunstancias obligan sobre la marcha a modificar los proyectos.
En el ínterin, De la Sota, gobernador de Córdoba, se mantiene en sus trece y sin dejarse tentar por variables que surgen del Poder Central. Sus respuestas son “pagan o pagan” y como trasfondo aparece, tenue por ahora, una cuestión cuya gravedad surge automática con su sola mención: la unidad de la ex República Argentina. Tiempo atrás hablamos de esto tan importante pero por ahora diremos que el activo y decidido cordobés no descansa y este fin de semana largo -como también se dice al referirnos a la movilidad del recuerdo institucional del Padre de la Patria- aceleró sus conversaciones para crear un frente con exigencias similares. El de Corrientes ya dio su respaldo expreso y, si bien otros gobernadores respondieron afirmativamente a la inquietud de Cristina W. Fernández de Kirchner, es más que sabido que en su intimidad -sobre todo el de Buenos Aires- también coinciden con esta exigencia que afecta hondamente a la capacidad de maniobra financiera por parte del gobierno central. Daniel Scioli nada hará por el momento para presionar sobre la Casa Rosada o sobre Olivos y dejará que los problemas fluyan y se acumulen en el horizonte kirchnerista -y en el horizonte institucional, hay que decirlo- en tanto mejora día a día su imagen política y, por ende, la de intención de voto para cuando llegue el momento. Por lo que vamos a decir al final de este artículo, es probable y es posible que ese instante llegue más temprano que tarde y no sólo porque se amplía la distancia favorable de Scioli respecto de Cristina.
Entre otras cosas, esto quiere decir que, pese al lanzamiento de una campaña propagandística cada vez menos tenue en favor de una reforma constitucional que facilite tamaña medida, Cristina ve cada vez más lejana la posibilidad de una reelección, pese a los números que arrojan las encuestas que la desvelan y a que el colaborador que más influye en la presidencia, el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini, se exprime la imaginación para encontrar nuevas medidas que le permitan maniobrar políticamente. Como en él prima su ideología maoísta -o trotskista, da lo mismo- cada vez tiene más trabajo para decidir un curso de acción más o menos aceptable. Y lo decimos así porque es un hombre inteligente que no puede ignorar que todas las medidas adoptadas para lograr impactos políticos e invertir el retroceso en que se desenvuelve el gobierno siempre terminaron mal y, en los hechos, se volvieron en contra del oficialismo, como si fuera una verdadera maldición. Como es sabido, cuando surgen estas situaciones casi siempre son imparables, los resultados profundizan su contenido negativo y hasta surge una suerte de contagio que para muchos se convierte en un sino de mala suerte, merecido o no.
Así son las cosas y esto ocurre en cualquier circunstancia parecida. Según parece, el pesimismo cunde entre los más serenos y capaces, sobre todo debido a otros componentes de la situación. Por su importancia, vamos a repetir uno de ellos: el estado de la salud mental de la presidente. Aparentemente, más alicaída que nunca por la forma en que afecta a su pequeña familia el alejamiento de Florencia, que decidió quedarse en el exterior, y el descontrol de Máximo que, dicen, estaría realmente muy enfermo, Cristina entiende una parte de este escenario descendente, enfermizo e inestable, pero antes de llegar a las prometidas señales adicionales a lo que sostenemos, no podemos pasar por alto la gravedad de las incursiones de La Cámpora, cuyos jefes bien remunerados -y no Máximo por las razones expuestas- han resuelto en una verdadera acción de amedrentamiento, influir política e ideológicamente en los jóvenes estudiantes hablándoles loas de las presuntas bondades del kirchnerismo. ¿Cómo podrá influir la opinión de los imberbes de los jardines de infantes que visitan los camporistas y que provocan la indignación de los padres? Todo esto ya es sabido y nos exime de más detalles, pero el caso es que ahora estos jóvenes bien remunerados han resuelto invadir -¿qué otro vocablo podemos utilizar?- a las clínicas de salud mental, cualquiera sea su nivel e importancia, pero casi exclusivamente a las privadas. Allí exigen a la administración -por cierto, en algún momento se desliza la temida palabra formada por las siglas de la AFIP- para pedir la lista de pacientes, indagar acerca de sus condiciones socioeconómicas y ofrecer reparos sin sustento ni derecho alguno, respecto de quienes podrían ser dados de alta y devueltos a las familias que corren con los gastos de tratamientos e internación. Curiosamente, hubo ocasiones en que se detuvieron a evaluar los tristes problemas de intentos de suicidio y por ahora propician que estos pacientes sean devueltos a sus casas, sin reparar en que siempre intervienen los jueces en estos problemas. En realidad, una insólita provocación.
Esta curiosidad escandalosa que nos lleva a comentar con este contenido un análisis político que debería tener otras andaduras, sólo puede obedecer a la necesidad de amedrentar en función de alguna desconocida estrategia, pero como lo sostuvimos más arriba, sólo genera reacciones adversas, enojos justificados que se suman a los que derivan de los piquetes, el delictivo Batallón Combatiente -o Vatayón Militante- la basura acumulada, la congestión del tráfico por el corte de calles o rutas y algo en lo que debemos insistir: la agobiante inseguridad y la muerte artera de víctimas civiles o policiales, de gendarmes sacados de sus lugares de trabajo, lo que favorece al narcotráfico, y otro largo listado de calamidades características de una Argentina que se prepara para las elecciones parciales del año que viene con sus partidos políticos destrozados, disminuidos, divididos, casi siempre mudos y obviamente agotados. Por supuesto, siempre hay excepciones que se destacan, aunque casi siempre son los mismos y escasos dirigentes que lo hacen.
Vayamos ahora a lo prometido. Fuentes más que seguras nos comentaron que durante las últimas horas la presidente Cristina mantuvo prolongadas reuniones con escribanos y contadores, con quienes consideró la situación de sus propiedades, especialmente las adquiridas a partir de la llegada al poder. Como se sabe, su fortuna creció notablemente, en especial la que es más fácil reconocer a través de sus bienes físicos. Como no podía ser de otra manera, lo hablado se mantiene en el más absoluto secreto, pero coincidentemente noticias llegadas de El Calafate aseguran que existen demoras en el pago de los sueldos y que no cierran los números respecto de la rentabilidad financiera de la hotelería que en esa zona controla el kirchnerismo. No habría preocupación económica pero, como se sabe, las formas sí quedan alteradas. Y de esto hace mucho.
tabano@carlosmanuelacuna.com.ar

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