Dedicado a Leonardo Daniel y Andrés
Eduardo, dos hijos de esta patria.
A veces el corazón se siente herido,
a veces aunque el sol resplandezca la noche sigue arropándonos, a veces las
palabras más alentadoras no nos provocan una sonrisa, a veces irremediablemente
nos llora el alma. A veces, aun al
contemplar la inmensidad del cielo y el infinito del océano solo encontramos
tristeza; nos pasa como la poesía de Andrés Eloy: -la ola tiene un dolor de
aguas verdes... O como la de Pablo Neruda que al sentir tan agudo el dolor
exclamó: -Puedo escribir los versos más tristes esta noche... Estos
maravillosos poetas le escribieron a un amor con cuerpo de mujer, hoy al
plasmar mi pensamiento, le escribo al amor con cuerpo de patria.
¡Mi Venezuela querida te llevo en el
alma!
Tu pedacito de tierra lleno de
inmensas riquezas, tus tesoros guardados en la profundidad de tus entrañas. Tus
riquezas negras y tus riquezas doradas, como tus mujeres negras, como tus
mujeres blancas; que llenan tu suelo de muchachitos traviesos, que comen
arepitas con mantequilla que les chorrea la barbilla, que toman papelón con
limón para apaciguar el calorón, que vuelan papagayos y en los cielos se
remontan como el que anda a caballo, y que son tan tecnológicos como
biológicos.
¡Mi Venezuela querida te llevo en el
alma!
Tus inmensas sabanas cabalgadas con
la cara erguida al viento, sobre el potro de los sueños de la juventud que
albergas en tu seno; juventud que de ti quiere ser amamantada y en tus brazos
acogida por la nobleza que otrora en ti resplandecía y que hoy el alma añora
con lágrimas en los ojos en medio de los despojos.
¡Mi Venezuela querida te llevo en el
alma!
Tus hombres fuertes que en tu suelo
han luchado para darte un destino tan grande como tus cielos, tan profundo como
tus mares, tan alto como tus picos, tan caudaloso como tus ríos, tan manso como
tus esteros que dan de beber a las coloridas aves que cantan y surcan en tus
cielos.
Tus hombres fuertes con dignidad en
el alma, tus hombres de manos laboriosas, de pensamientos brillantes, de
corazones valientes que rescatan tu vida en las manos del enemigo perdida.
¡Mi Venezuela querida te llevo en el
alma!
Hoy tus madres lloran a sus hijos
perdidos en la muerte prematura que ensañada contra ellos de tus brazos los ha
robado; hoy tus niños anhelan la caimanera entre amigos que de todas las pieles
se viste y que levanta un arcoiris del suelo polvoriento; hoy tus jóvenes
expatriados, navegando otros mares o bregando un espacio en su propio océano
claman por la justicia y se hermanan con la bondad para devolver a tu rostro
entristecido la felicidad.
¡Mi Venezuela querida te llevo en el
alma!
Hoy renace la esperanza, hoy en Dios
ponemos nuestra confianza, hoy el miedo se desvanece y de él no más presas
serán nuestras almas. Hoy como un manantial de aguas frescas abrevarás los
lomos cansados; como primavera reverdecerán tus pastos y de coloridas flores
adornarás la nueva alegría que renace en los que te aman, patria mía.
rosymoros@gmail.com
@RosaliaMorosB
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