lunes, 23 de julio de 2012

PILIN LEON, LIBERTAD DE EXPRESIÓN

El gran tema de todos los gobiernos democráticos y bandera de las democracias más auténticas es la consagración en primer término del derecho al voto pero sin duda la que se esgrime con más audacia y elocuencia es la libertad de expresión.
Se habla mucho de la libertad de prensa, del derecho que tienen los medios de comunicación, periodistas incluidos, a transmitir la noticia o suceso, a comentar del acontecer político y económico de las naciones donde trabajan y de otras que tengan un interés especial.
Estos profesionales, estos medios y sus juntas directivas (porque al final son empresas) tienen opiniones que se dejan “colar” muchas veces en los escritos o transmisiones, cosas que definitivamente es inevitable (porque están conformadas por seres humanos) y que en muchos casos es regulada por los gobiernos que exigen “imparcialidad” o por lo menos equidad en las noticias que de ellos emanan.
En otros casos se evidencia la parcialidad expresa ya sea en pro del gobierno de turno o completamente contrario a él.
Hasta aquí vamos relativamente bien. La libertad de expresión es “garantizada” por todos los gobiernos democráticos.
 Pero he notado una tendencia cada vez más creciente pero indudablemente dañina, sobre todo dentro de las redes sociales, a tratar de limitar, a toda aquella persona que no sea político o periodista, que exprese opiniones o criterios que apoyen su pensar político o social.
Para ser mas clara, si un actor o actriz, un cocinero o cualquier otra persona que incursione en el medio artístico, o un ama de casa, un estudiante, solo por nombrar algunos, expresa su apoyo abierto a Capriles o critica al gobierno de Chávez, tiene inmediatamente una respuesta insultante, descalificadora y expresiones como “que sabes tu si eres simplemente…” se leen de manera frecuente.
 Perdonen señores, pero mientras tengamos voz, pensamiento y fuerzas, aunque sea  el último aliento, tendremos el derecho universal de expresar lo que pensamos, consagrado en todas las convenciones internacionales.
En viva copia del discurso del Comandante Presidente, los insultos y descalificaciones a todo el que suene opositor no se hacen esperar. Palabras con “majunche”* o la vieja “escuálidos” se repiten sobre todo del lado de los partidarios del gobierno chavista en claro insulto a quienes consideran opositores al sempiterno candidato.
Y es que como siempre que escribo, quedo con más interrogantes que afirmaciones. ¿Será que solo un bando se cree con el poder de la verdad? O quieren transformar esa gran mentira en una verdad falsa.
Con insultos, me permito si afirmar, que no se logra.
Convenzamos con palabras y acciones. Con el derecho a opinar y dejar opinar. Refutemos con argumentos, son más fuertes que las descalificaciones.
 Los ídolos que basan su triunfo en descalificar y subestimar a su adversario solo son ídolos con pies de barro.

@pilinleon


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