Nada nos extraña. Poco puede
sorprendernos en este insólito continente. El espectáculo de Mercosur
suspendiendo a Paraguay y, simultáneamente como si ambas cosas estuvieran
relacionadas institucionalmente, declarando la admisión plena de Venezuela,
profundiza el declive de esta organización.
De estar al servicio del
fortalecimiento de las economías de los países que la integran, pasa a
convertirse en instrumento político de gobiernos inseguros que sólo buscan su
autoprotección a cualquier precio. El beneficio temporal será para los más
fuertes, como Brasil, quienes juegan por todas las bandas al mismo tiempo aún
al margen y en contra de las propias normas que deberían regular la existencia
del cuerpo. Tanto en la forma como en el fondo cuanto vimos conspira en contra
de la normativa establecida, del sentido común que aconseja la estabilidad, la
no precipitación en las decisiones fundamentales. Se incorpora así Mercosur a
ese montón de creaciones condicionadas política e ideológicamente como el ALBA,
Unasur y otras cortadas con la misma tijera.
Por otra parte, al margen de
consideraciones secundarias, creo que es un grave error para Venezuela su
incorporación a Mercosur. Allí no tenemos nada que buscar, mientras que el
resto de integrantes si tienen mucho que conseguir en una Venezuela quebrada,
con su economía prácticamente en ruinas, especialmente en el sector
agroalimentario y el petróleo en caída libre. En buena parte pagamos las
consecuencias del irresponsable disparate de habernos separado de la Comunidad
Andina de Naciones (CAN). Por el camino que vamos, seremos cada día más
dependientes y menos productivos.
Pero no hay mal que dure cien
años. Catorce han sido más que suficientes para conocer al régimen más
corrompido e ineficiente de la historia. Ha distorsionado desde el valor del
dinero hasta la dignidad de los uniformados, tenedores de las armas de la
República y guardianes de la Constitución. El domingo empezó formalmente la
campaña electoral. Con Chávez sano o enfermo, con o sin fraude, el pueblo
hastiado y fatigado está ansioso de cambio. El camino existe. ¡Capriles
Presidente!
oalvarezpaz@gmail.com
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