lunes, 30 de julio de 2012

MARÍA ISABEL PÁRRAGA B., "EVITO"

Evito" hablar del tema del populismo porque es algo tan cotidiano, tan de todos los días, tan de nuestra cultura política latinoamericana, que es preferible pensar que hay otras maneras de hacer las cosas. La semana pasada se conmemoró el sesenta aniversario de la muerte de Evita Perón, figura mítica, adorada por muchos y criticada por algunos. Sin embargo, esa manera melodramática de dirigirse a las masas, de llegarle a lo más profundo del corazón, de manejar el término pobreza en primera persona, de ser la encarnación del poder en manos de quien estuvo en la miseria, de convertir cada evento político en un ritual religioso donde ella más que el propio Perón hizo que se convirtiera en una suerte de deidad que cautivó y aún lo sigue haciendo hasta el punto de recrear su historia en obras de teatro y ya varias películas. Una palabra suya bastaba para sanar el olvido y la injusticia. Repartir era visto como compartir porque las multitudes la consideraban una de ellos. Más que resolver la pobreza en sí misma a través de políticas públicas verdaderamente eficientes lo importante era recrear la bondad del gesto caritativo. Ella sufría con su pueblo y repartía su corazón entre los descamisados. "Se es muy bueno porque se sufre tanto", dirían algunos. Su historia fue una película, un show mediático en términos del análisis contemporáneo. Hasta su enfermedad fue un hecho público. Su gravedad fue el dolor de todos. Su despedida, un acto de masas. El discurso político se mezcló con el melodrama en un producto que pocas veces se ha visto. Su figura trascendió las fronteras de su país como un símbolo que aún se venera o se discute pero ante el cual es imposible permanecer ajeno. Así es el populismo llevado al extremo de la idolatría. Poco importa si se mejora la calidad de vida de los ciudadanos, lo que queda en la mente de las masas es que ese personaje llamado por el destino los quiso más que a sí mismo, aunque visto desde fuera todo parezca sólo una puesta escénica en la que un gran ego sea lo que se esconda como el hilo narrativo del guión.
El objetivo primordial del "populismo" no es el transformar profundamente las estructuras y relaciones sociales, económicas y políticas sino el preservar el poder y la hegemonía política a través de la "popularidad" entre las masas sin importar los mecanismos que se utilicen para obtener ese fin. Si les suena parecido todo este cuento, rellene con una (x) el espacio vacío. Si jugáramos a la candelita muchos dirían "¿por aquí fumea?".
Por eso "Evito" seguir profundizando sobre el tema, ya que hay algunos que tal vez se sientan aludidos. "Evito" hacer comparaciones porque estas para muchos son chocantes. Cada quien que saque sus propias conclusiones. Dadas las circunstancias, a veces "Evito" dar más detalles.
mariaisabelparraga@gmail.com

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