miércoles, 18 de julio de 2012

LUIS ALFREDO RAPOZO, ¡ALLÁ VIENE EL CAMIÓN!

¡Allá viene el camión! –gritaba la chiquillería, como emulando al enano Tatu, cuando veía venir las avionetas repletas de turistas en la isla de la fantasía-.Si. Allá viene el camión, repleto de guardaespaldas y ministros que llevan años disfrutando del poder. Son burócratas de distintos niveles, que parecen representantes de una nueva clase social y miembros del partido; algunos se comportan como generales de una dictadura resucitada de un pasado nada glorioso, en la civilidad autóctona.

Esos acompañantes vestidos de rojo, semejando a los diablos danzantes de Yare, rodean al candidato como si fueran moscas revoloteando sobre su comida. Ellos son los que manejan partidas de dinero; misiones millonarias, contratos,  posibilidades de emplear a sus partidarios y familiares, dan becas, créditos, viviendas y toda clase de regalías -que excluyen al grueso de esa población, que no apoya al comunismo ni con el pensamiento-, a costa del tesoro publico y explotando un feroz populismo.
El candidato va al frente de la carroza con su boina roja de paracaidista del ejercito, que le hizo famoso  en aquella foto, que recogió el momento,  cuando fue capturado después de salir derrotado en el golpe militar fallido en 1992 contra la Constitución: va  con una sonrisa de oreja a oreja y sudando a mares ante el calor y el sol aragüeño, un domingo de inicio de campaña electoral. 
Es un hombre afortunado que solo pagó  2 años de cárcel por el alzamiento que dejó más de 200 personas en el cementerio, causando inestabilidad militar, daños a la nación y un mal ejemplo al respeto por la Constitución. En España pasó algo parecido y el militar alzado pagó 20 años de prisión para dar el ejemplo y para que más nadie con la cabeza caliente se le ocurriera levantarse sin perder mucho: por lo menos tendría que  pensarlo bien, antes de tal acometida.
Es una escena que se repite nuevamente, pues el candidato ha optado a la presidencia de la república en varias oportunidades y continúa con la aspiración de ganar como sea  y seguir postulándose dentro de seis años más, para seguir ganando y mantenerse allí mandando hasta que las polillas le coman las medias. Esa es la intención que tiene en mente, sin pensar en la alternabilidad posible; sin pensar que hay otras ideas y otros hombres que quieren la oportunidad de conducir la administración pública.
-¿Y ese quién es mami?-pregunta el niñito que agarra a su madre desde el balcón de su casa-
-¿Ese mijo?-responde la madre-. “Ese es el Bolívar este”-respondió la señora señalando con el dedo al candidato-. “Es aquel que está en esa inmensa pancarta de 20 metros que cae desplegada en el edificio de la alcaldía”
-¿Y ese poco de maletines negros que llevan sus guardaespaldas,  qué tienen?-pregunta el muchachito-
-Allí debe llevar el discurso-responde la madre-.
-¿El discurso? Pregunta nuevamente el muchachito-
-Si mijo-responde la madre-. Allí debe llevar los 300 mil insultos; las 200 mil descalificaciones, las 100 mil vulgaridades, promesas, cuentos chinos, embustes impresionantes, amenazas y mucha asesoria cubana.
luisrapozo@yahoo.es
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