El grupo de técnicos organizado por Teodoro Petkoff, cuyo
control sobre la campaña de Capriles es absoluto, muestra una peligrosa e
inexplicada confianza en el CNE y en el talante democrático de Chávez.
El sábado pasado se realizó un foro en la Universidad
Metropolitana promovido por el Grupo La Colina para tratar en público temas
técnicos de la campaña de Henrique Capriles. Asistieron dos bandos bien
definidos. Uno de ellos, obviamente, el Grupo La Colina. Al otro lo bautizaré,
para diferenciarlo, el Grupo del Valle.
Una semana antes del foro me reuní con Juan Mijares, gerente
general del Comando Venezuela, quien manifestó interés en discutir la posibilidad
de fraude durante la totalización de los votos que sean depositados el 7 de
Octubre. Mijares es el jefe del “Grupo La Colina”, el cual está compuesto en
buena medida por ingenieros provenientes del MAS. Desde su fundación en el
2002, este equipo, que encarna a una pequeña minoría del voto opositor, en la
MUD y el Comando Venezuela, ha tomado el control de los asuntos técnicos
electorales y las relaciones del candidato con el CNE. Es evidente que está
dirigido tras bastidores por Teodoro Petkoff.
Petkoff creó además para distraer la atención a un grupo
paralelo denominado “Ojo Electoral”, integrado por miembros del Grupo Gumilla,
cofradía de jesuitas seguidores de la teoría de la liberación. Este grupo
promovió al masista Vicente Díaz como rector ante el CNE. Chávez aceptó a Díaz
y permitió magnánimamente que “Ojo Electoral” fuese uno de los escasos veedores
en el CNE. La voz de Díaz es un eco de La Colina. El dominio excluyente de este
grupo en un área tan sensible es preocupante, por decir lo menos. El MAS es un
partido importante pero minoritario y la actitud excluyente de algunos de sus
miembros que forman parte de La Colina no es la mas indicada en una coalición
democrática. Se impone un reajuste en esta área del Comando Venezuela que
practique la inclusión y refleje la composición política del electorado que
apoya a Capriles.
Por su parte, el grupo que he llamado “El Valle” es un
archipiélago acéfalo conformado por ONG’s e individualidades independientes que
desarrollan y proponen con denuedo, pero sin recursos, estrategias para
asegurar la transparencia del CNE y reducir la posibilidad de fraude. Ambos
grupos cuentan con personal técnico calificado, pero “La Colina” controla las
relaciones del Comando Venezuela con el CNE. Su mantra es “El CNE es transparente,
el voto es absolutamente secreto y el fraude es imposible”. Este es el dogma de
la iglesia de “La Colina”. Esta posición ante un adversario como Chavez no es
la mas conveniente.
La ingenua creencia en la pureza angelical del CNE luce
extraña para más del 60% de los votantes que desconfían a ultranza de ese
organismo evidentemente sesgado. La cándida fe de La Colina en el CNE se
materializa en varios comportamientos. Uno es ignorar los señalamientos de que
el Registro Electoral está abultado, aduciendo que eso es algo marginal. Otro
ha sido su recomendación de aceptar sumisamente la imposición del nuevo capta
huellas con el SAI –sistema adicional que pone en peligro el secreto del voto.
Lo más ominoso es que han empezado a acusar de golpistas a quienes con pruebas
técnicas denuncian la alta posibilidad de fraude electrónico.
En lo que parece un maquillaje, La Colina ha creado con sus
propios miembros dentro del Comando Venezuela una organización paralela llamada
Grupo de seguimiento técnico (GST). A este organismo se le asignaron las mismas
funciones que antes se atribuían a La Colina, pero es la misma gente. El GST
controla en forma centralizada las decisiones en áreas tecnológicas y las
relaciones con el CNE en materia de auditorias. Este organismo designado a
dedo, actúa como un Estado Mayor haciendo los estudios, análisis e informes
llevados a Capriles para la toma de decisiones. Es el cerebro que mueve el área
técnica de la oposición.
El ingeniero Juan Mijares es a la vez el jefe oficial del Grupo
La Colina y gerente general de la campaña de Capriles. Armando Briquet, su
superior, es el jefe de campaña y se ocupa de las estrategias electorales y
asuntos políticos. Mijares es un político fogueado, habiendo sido uno de los
jefes de las campañas electorales de Petkoff. Todo esto genera suspicacias.
La Colina sostiene que sus miembros que trabajan en el
Comando Venezuela lo hacen a título personal. Tratándose de política, esto es
un irrespeto a la inteligencia del más lerdo. Es primitiva y poco seria su
acusación de golpismo a quienes no creemos en su dogma sobre la pureza del CNE
y la imposibilidad de fraude. El exceso de confianza como estrategia es
inconcebible cuando nos enfrentamos a un régimen estructuralmente tramposo y
antidemocrático. Para rematar, rechazan en forma arrogante la posibilidad de
conversaciones con El Valle, negándose de plano a conformar una mesa técnica
que incluya otros grupos. Su respuesta a Esdata y Voto Limpio puede calificarse
de ofensiva cuando dice que “no debemos agotar energías en discusiones o
debates sobre capta huellas, cables submarinos, controles inalámbricos y otras
inconsistencias.” Ese acto de fe no parece elaborado por técnicos que –lo
sabemos- están conscientes de la viabilidad de esas denuncias.
Es inexplicable que haya sido el propio Grupo La Colina el
que se ha ocupado de crear una matriz de opinión haciendo ver que el CNE es
transparente y que el fraude es imposible si se tienen testigos en todas las
mesas electorales. Técnicos bien formados no pueden dar esa clase de
declaraciones cuya soberbia brota en el remate de la carta: “… el Grupo La
Colina… no admite que nos perdamos en los meandros de problemas insolubles a
corto plazo”. Esta declaración es técnicamente sorprendente. Los problemas sí
son solubles y sorprende que La Colina diga ignorarlo. Es lo que demostramos en
una conversación con su jefe a lo cual el propio Mijares asintió. La
destemplada carta de respuesta enviada a los grupos que osaron pedir una mesa
técnica para analizar la posibilidad de fraude tiene visos estalinistas. Esos
puntos los repetiré en posteriores notas abiertas para que el país se entere.
Hay varias medidas técnicas viables, sencillas y rápidas que
el Comando Venezuela debe requerir ante el CNE para evitar el fraude y que por
razones desconocidas el Grupo La Colina bloquea. Si el arbitro electoral
rechaza o ignora esas solicitudes quedará en evidencia ante el mundo que un
fraude esta en marcha. La decisión para plantearlas esta en mano de nuestro
candidato. No promovemos la abstención ni somos radicales. El voto masivo es el
mejor antídoto contra el fraude!
genpenaloza@gmail.com
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