La revolución socialista de Hugo Chávez, que ha expropiado miles de millones de dólares en activos a las petroleras occidentales en nombre de la soberanía nacional, está cediendo por cuotas el control de la industria a la República Popular China, país que ejerce un papel cada vez más dominante en las decisiones sobre el desarrollo del país.
Expertos consultados y documentos obtenidos por El Nuevo Herald desglosan la cada vez mayor dependencia de Venezuela en el financiamiento y la capacidad de ejecución china, y la manera en que la voracidad de recursos por parte del gobierno de Chávez, le ha llevado a otorgar concesiones a Pekín que son desfavorables para la nación sudamericana.
Tender la alfombra roja a Pekín le ha permitido al gobierno de Chávez obtener cerca de $ 80,000 millones en financiamiento e inversión extranjera directa. Pero el líder de la revolución bolivariana está sacrificando la soberanía en el proceso, hipotecando pesadamente a la industria bajo términos significativamente más desventajosos que a los que el país previamente tenía acceso en los mercados internacionales, afirmaron analistas.
Irónicamente estos acuerdos, que se traducen en pérdidas al fisco por miles de millones de dólares, se producen en momentos en que Venezuela no debería tener necesidad de buscar financiamiento en el exterior. Caracas ha estado disfrutando de una bonanza petrolera sin precedentes en los últimos años, con un precio por barril que subió desde los $ 12 en que se encontraba cuando Chávez asumió el poder en 1998 a los $ 95 en que se ubica actualmente. La industria petrolera juega un papel cada vez más importante en Venezuela. Años de persecución al sector privado por parte del gobierno de Chávez han convertido al petróleo, previamente el mayor motor el económico de la nación, en el único que está funcionando.
Pero más preocupante para la nación sudamericana es la pérdida de soberanía sobre el futuro de la industria venezolana, cuando China asume un papel cada vez mayor en las decisiones estratégicas del sector, especialmente a través de los nuevos emprendimientos conjuntos en los que el país asiático participa para desarrollar la estratégica faja petrolífera del Orinoco. “En apariencia PDVSA [Petróleos de Venezuela] es la dueña de todo, pero realmente no es dueña de nada”, comentó Evan Ellis, profesor del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa, con relación a los proyectos en los que empresas chinas están vinculadas. “En todos esos lugares, las decisiones de sobre cómo y cuándo se hacen los proyectos, sobre si es conveniente invertir en un puente en Puerto Cabello o no, se están realizando bajo la autorización de los bancos chinos que están impartiendo instrucciones a PDVSA al cuestionar si tiene sentido invertir aquí o allá”, comentó.
Curiosamente, algunas de las áreas concedidas a China pertenecían a empresas extranjeras presionadas a salir del país por el gobierno de Venezuela. Documentos obtenidos por El Nuevo Herald recogen detalles de una serie de negociaciones realizadas a inicios de este año entre el gobierno venezolano, China International Trust and Investment Corporation (CITIC), y el Industrial and Commercial Bank of China Ltd. (ICBC) para adquirir una participación de 10 por ciento en Petropiar, empresa mixta venezolana con activos que le fueron expropiados a Conoco Phillips.
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