miércoles, 27 de junio de 2012

MARÍA TERESA BELANDRIA, CON AMIGOS ASÍ.

Si algo caracteriza al régimen, es el empeño en mantener relaciones diplomáticas, consulares, de negocios, comerciales y fraternales con los gobiernos más oscuros, dictatoriales, violadores de derechos humanos y terroristas que forman parte de una minoría pero que mantienen al planeta en vilo gracias a su política de enfrentamiento, amenaza, negación del holocausto y cultores del exterminio.

EL GRAN DICTADOR
Cómo olvidar la visita a Irak en pleno bloqueo para estrechar la mano de Saddam Hussein en la frontera y luego sentarse de copiloto a su lado por las calles de Bagdad, o las muestras de afecto al dictador libio Moamar Gadafi, expropiando el Margarita Hilton luego de la extravagante petición de instalar la carpa en los jardines durante la Cumbre América Latina-África e incluso cuando su régimen naufragaba después de haber bombardeado civiles en 2011.

Personajes tan abyectos como, Vladimir Putin de Rusia, Alexander Lukashenko en Bielorrusia, -de visita por estos días; el hermano Presidente de Zimbabue Robert Mugabe, o el carnicero de Siria Bashar al Assad forman parte de la corte de adulancias, prebendas, ofrendas y halagos de la Presidencia de Venezuela.

Sin embargo, una de las relaciones más complejas y más peligrosas que sostiene el régimen es con Irán y su presidente saliente Mahmud Ahmadineyad. Detengámonos aquí. Esta nación fue el imperio Persa que dominó el mundo antiguo desde la actual Irán hasta lo que hoy conocernos como Turkmenistán, Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Chipre, Siria, Líbano, Israel y Egipto, vale decir, el mundo árabe, sus vecinos.

Luego que la revolución expulsó al Sha de su país, llegó la declaración como República islámica y comenzó su proceso de radicalización en varios frentes, político-declarando la guerra a Irak; económico a través de la creación de complejos industriales, aumento de la producción petrolera; robo de tecnología y más recientemente, construcción de centrales nucleares con objetivos “pacíficos”.

Irán es para la región un vecino incomodo, ya que, no comparte su lengua-no hablan árabe, alberga además a la minoría religiosa que profesa el islam, los chiitas y no ocultan sus antiguas apetencias expansionistas declarando públicamente de su interés: fomentar el Islam radical, reducir a su mínima expresión a las mujeres y la destruir a Israel.

En este panorama de amenazas a la estabilidad y la paz internacionales, trabajando aceleradamente en la construcción de armas nucleares y llevando su mensaje más allá de sus fronteras naturales, encuentra Irán a unos aliados deslumbrados que le han abierto los brazos, los territorios y las arcas del tesoro de par en par.

Revisando los volúmenes de intercambio comercial entre Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua con Irán no se encuentran números capaces de soportar tanta adulancia, si la relación se cimentará en lo comercial y todos exportaran hacia ese país de 80 millones de habitantes, café, textiles, flores y otros productos y con ello se aumentara la producción y el empleo quizás podrían justificarse las visitas, las cumbres, las alianzas y los abrazos.

Pero no, hay algo oculto en todo esto. Fábricas de casas, bicicletas, automóviles y tractores, 300 acuerdos comerciales (solo con Venezuela), forman parte del entramado visible que sirve de escenografía para la puesta en escena. Pero entre acto y acto se cuela la verdadera naturaleza de la relación.

Enviar gasolina, diesel o cualquier otro tipo de combustible, realizar operaciones financieras trianguladas de bolívares a dólares y de dólares a euros, abrir un banco binacional, los vuelos Caracas-Teherán, son acciones violatorias de las sanciones que la ONU ha puesto a Irán y a los integrantes de sus fuerzas armadas. Mientras esto ocurre, se desarma un F-16 y se manda por barco a Teherán para su “estudio” y “fabricación de repuestos”. Lo cierto es que algo pasa en Punto Fijo con la concesión exclusiva a los persas para su operación y en los galpones con centros de comando y control operados por iraníes en Maracay muy cerca de Cavim.

Para distraer la atención de los incautos, se hacen pruebas de aviones no tripulados, cuyo único ejemplar en funcionamiento fue (acarreado) y exhibido en la cadena, pero se envía a supervisar su construcción a un General de la Guardia Revolucionaria del Pueblo iraní. Una pregunta ronda en el ambiente ¿Es que acaso los fabricados por un talentoso grupo de estudiantes de la Universidad Simón Bolívar, a bajo costo y con tecnología venezolana no eran negocio? ¿Qué se oculta detrás de esta fachada con nombre de DRONES?

Cuando este gobierno termine y podamos conocer hasta donde se ha comprometido la paz y la tranquilidad de los venezolanos, al otorgarle una plataforma militar a Irán para amenazar a los Estados Unidos, comprenderemos la exacta dimensión del paroxismo delirante de un régimen que cree poder controlar a los gigantes extendiendo cheques y recibiendo halagos, sin detenerse a analizar que un Imperio siempre lo será y que debajo de las maravillosas alfombras persas se oculta mucho más que la basura.

@matebe

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