Si algo caracteriza al régimen, es el empeño en mantener
relaciones diplomáticas, consulares, de negocios, comerciales y fraternales con
los gobiernos más oscuros, dictatoriales, violadores de derechos humanos y
terroristas que forman parte de una minoría pero que mantienen al planeta en
vilo gracias a su política de enfrentamiento, amenaza, negación del holocausto
y cultores del exterminio.
EL GRAN DICTADOR |
Cómo olvidar la visita a Irak en pleno bloqueo para estrechar la
mano de Saddam Hussein en la frontera y luego sentarse de copiloto a su lado
por las calles de Bagdad, o las muestras de afecto al dictador libio Moamar
Gadafi, expropiando el Margarita Hilton luego de la extravagante petición de
instalar la carpa en los jardines durante la Cumbre América Latina-África e
incluso cuando su régimen naufragaba después de haber bombardeado civiles en
2011.
Personajes tan abyectos como, Vladimir Putin de Rusia, Alexander
Lukashenko en Bielorrusia, -de visita por estos días; el hermano Presidente de
Zimbabue Robert Mugabe, o el carnicero de Siria Bashar al Assad forman parte de
la corte de adulancias, prebendas, ofrendas y halagos de la Presidencia de
Venezuela.
Sin embargo, una de las relaciones más complejas y más
peligrosas que sostiene el régimen es con Irán y su presidente saliente Mahmud
Ahmadineyad. Detengámonos aquí. Esta nación fue el imperio Persa que dominó el
mundo antiguo desde la actual Irán hasta lo que hoy conocernos como
Turkmenistán, Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Chipre, Siria, Líbano, Israel y
Egipto, vale decir, el mundo árabe, sus vecinos.
Luego que la revolución expulsó al Sha de su país, llegó la
declaración como República islámica y comenzó su proceso de radicalización en
varios frentes, político-declarando la guerra a Irak; económico a través de la
creación de complejos industriales, aumento de la producción petrolera; robo de
tecnología y más recientemente, construcción de centrales nucleares con objetivos
“pacíficos”.
Irán es para la región un vecino incomodo, ya que, no comparte
su lengua-no hablan árabe, alberga además a la minoría religiosa que profesa el
islam, los chiitas y no ocultan sus antiguas apetencias expansionistas
declarando públicamente de su interés: fomentar el Islam radical, reducir a su
mínima expresión a las mujeres y la destruir a Israel.
En este panorama de amenazas a la estabilidad y la paz
internacionales, trabajando aceleradamente en la construcción de armas
nucleares y llevando su mensaje más allá de sus fronteras naturales, encuentra
Irán a unos aliados deslumbrados que le han abierto los brazos, los territorios
y las arcas del tesoro de par en par.
Revisando los volúmenes de intercambio comercial entre
Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua con Irán no se encuentran números
capaces de soportar tanta adulancia, si la relación se cimentará en lo
comercial y todos exportaran hacia ese país de 80 millones de habitantes, café,
textiles, flores y otros productos y con ello se aumentara la producción y el
empleo quizás podrían justificarse las visitas, las cumbres, las alianzas y los
abrazos.
Pero no, hay algo oculto en todo esto. Fábricas de casas,
bicicletas, automóviles y tractores, 300 acuerdos comerciales (solo con
Venezuela), forman parte del entramado visible que sirve de escenografía para
la puesta en escena. Pero entre acto y acto se cuela la verdadera naturaleza de
la relación.
Enviar gasolina, diesel o cualquier otro tipo de combustible,
realizar operaciones financieras trianguladas de bolívares a dólares y de
dólares a euros, abrir un banco binacional, los vuelos Caracas-Teherán, son
acciones violatorias de las sanciones que la ONU ha puesto a Irán y a los
integrantes de sus fuerzas armadas. Mientras esto ocurre, se desarma un F-16 y
se manda por barco a Teherán para su “estudio” y “fabricación de repuestos”. Lo
cierto es que algo pasa en Punto Fijo con la concesión exclusiva a los persas
para su operación y en los galpones con centros de comando y control operados
por iraníes en Maracay muy cerca de Cavim.
Para distraer la atención de los incautos, se hacen pruebas de
aviones no tripulados, cuyo único ejemplar en funcionamiento fue (acarreado) y
exhibido en la cadena, pero se envía a supervisar su construcción a un General
de la Guardia Revolucionaria del Pueblo iraní. Una pregunta ronda en el
ambiente ¿Es que acaso los fabricados por un talentoso grupo de estudiantes de
la Universidad Simón Bolívar, a bajo costo y con tecnología venezolana no eran
negocio? ¿Qué se oculta detrás de esta fachada con nombre de DRONES?
Cuando este gobierno termine y podamos conocer hasta donde se ha
comprometido la paz y la tranquilidad de los venezolanos, al otorgarle una
plataforma militar a Irán para amenazar a los Estados Unidos, comprenderemos la
exacta dimensión del paroxismo delirante de un régimen que cree poder controlar
a los gigantes extendiendo cheques y recibiendo halagos, sin detenerse a
analizar que un Imperio siempre lo será y que debajo de las maravillosas
alfombras persas se oculta mucho más que la basura.
@matebe
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