miércoles, 6 de junio de 2012

LUIS ALFREDO RAPOZO, JOHAN SANTANA, CABALLEROSIDAD E HIDALGUÍA.


Allí estaban los jugadores de los Cardenales de San Luís viendo como Johan Santana se acomodaba la gorra y se preparaba para lanzar la última entrada de un juego espantoso, en el cual no le habían dado un hit ni le habían hecho una carrera. 


Era una situación contradictoria porque nadie quería estar entre los tres out finales, pero también tenían la oportunidad de estropearle el juego perfecto con un hit. Entonces, como es natural, la competencia hacía muy interesante el episodio; lleno de nerviosismo y calidad deportiva, donde el coraje y el esfuerzo ponían en bandeja de plata un acto inolvidable para un público, que observaba los valores de los dos equipos, en medio del suspenso, la angustia y su fanatismo.

Mientras sucedía esa situación en New York, el Presidente venezolano llamaba al Conde del Guácharo –reconocido humorista-, en cadena nacional para que lanzara su candidatura, a modo de un payaso que le diera entusiasmo por competir ante un candidato, que supuestamente no le daba ningún estimulo – como Capriles-, pero lo cierto es, que el presidente tiene a todos los medios públicos en una persecución nunca vista hacia un candidato y con un ataque permanente de guerra sucia, imposible de desmentir, dada su imposibilidad física para estar en campaña tradicional, obligándole a montar “parapetos” desde Miraflores; a usar el twetter y las llamadas telefónicas para tener una presencia fantasmal, venida de ultratumba: Añadiendo o justificando que su triunfo es inalcanzable y que sin salir de Miraflores ni caminar el país, gana galopando.

Efectivamente, Johan Santana gana su juego histórico e inmediatamente el titular de la prensa en San Luís hablaba de un juego perfecto ayudado por el árbitro. Sin embargo, los jugadores de San Luís no se quejaban para nada, comiéndose las verdes en una noche que les tocó aparecer en la foto con semejante derrota y que también otros equipos muy buenos han vivido alguna vez como cosas el destino. Ya tendrán la oportunidad de enfrentarse nuevamente y seguro que el público llenará el stadium donde sea que ocurra, solo para ver a Santana lanzándole a San Luís y ver el desquite o la reafirmación de un pitcher dominador, que puede generar una rivalidad sana entre dos equipos y dos fanaticadas. En ningún momento, Santana declaró que los jugadores de San Luís eran unos payasos de uniforme, que no merecían su trabajo; o que no perdería su tiempo jugando con unos cuzurros, mamarrachos, descerebrados, brutos, torpes, etc. Tampoco declaró –Santana- su superioridad igualada tan solo en el Olimpo, ni ofendió al contrincante. Nada de eso. Con la mayor humildad se vistió de gloria.

Evidentemente, la competencia en la política es otra cosa. Allí es normal que la miseria humana aparezca como si fuera una fiera comiéndose sin misericordia a una gacela. Y a pesar que el auditórium espera ejemplos de valores, educación, profundidad de los competidores en el uso del verbo y las propuestas; lamentablemente tenemos que entender con estupor, que una cosa son los buenos y malos valores, y otra cosa es la hidalguía de un caballero, como Johan Santana.

luisrapozo@yahoo.es

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