domingo, 24 de junio de 2012

LUCY GOMEZ, UN DIA COMO OTROS TANTOS

El continuismo  es malo , no solo en política sino en economía. Nadie quiere el continuismo de la inflación, de la escasez, de  los cierres de negocios por quítame allá estas pajas ni del desempleo. Ni nadie quiere, del lado de los derechos humanos, esta matazón semanal

La cara de resignación de los usuarios de las camioneticas en Venezuela, ante  el alza general de los pasajes urbanos y extraurbanos,  indica uno de los efectos mas peligrosos de la inflación: la aparente indiferencia y resignación. En Venezuela, eso está a un paso de la furia.

Todos saben de donde vienen los aumentos y  el gremio  de choferes es de los que mas trabaja y mas le matan gente los violentos, pero , el resto de la población también  está soportando a la callada  todos lo s males de una sociedad moderna y desequilibrada :  violencia, aislamiento, falta de  viviendas y desempleo,   sin contrapartida sino la inflación, tercera en el mundo después de las  grandes ciudades brasileñas. Ni Nueva York es tan cara como Caracas, la ciudad de los récords, en violencia y   precios altos.

La cosa es tan exagerada que el otro día se me ocurrió tomarme una cocada ,  lo que hacía años que no hacía , en un negocio de Chacao, a plena luz del día. Esperaba por supuesto un trancazo en el precio, pero se me ocurrió la brillante idea de  comprar unos chicles sin azúcar para hacerme a la idea que estoy haciendo dieta y sentirme virtuosa tras la cocada, que estaba divina. ¿Y ustedes saben cuanto me costó la gracia?

Pues la cocada  costó 25 bolívares y  la cuenta final fueron sesenta y un bolívares. Sí, como lo están oyendo,. Los chicles costaban treinta y siete bolívares fortísimos. El doble del refresco.  Yo, de lo más valiente, pagué y respiré hondo. Del tiro, casi me voy a pie al trabajo que me quedaba  relativamente cerca, pero con un solazo de muerte.

Claro, como no soy suicida, me monté en otra camionetica, donde volví a ver a  todo el mundo con la misma  cara de  ponchado .

Las hamburguesas normales y silvestres valen ochenta bolívares.  Y cualquier pulserita en la calle vale cien.

La gente tiene que escoger entre ir  a un concierto cada tres o cuatro meses y agarrar cualquier curso que le interese, porque los costos son en dólares.

A una amiga  le están ofreciendo un postgrado  en su especialidad con unos especialistas que vienen de China, el cupo vale  tres mil dólares. Una cifra que  para ella, que trabaja en el sector público es poco menos que inalcanzable a menos que  no coma , no beba ni baile pegado por lo menos de aquí a diciembre. La única facilidad que le dan es que pague la mitad adelante y la otra en un mes. ¿Que tal? . Me quedaré sin post grado, me dijo.  Otros amigos que se casan, no encuentran apartamento por menos de ocho millones mensuales en Caracas. Por supuesto que seguirán viviendo con la mamá. Ahorita , imposible mudarse.

Así las cosas, con la clase media con una mano atrás y otra delante,  la campaña electoral nos arropa con la unión, la hermandad, el amor por un lado y por el otro, con  la promesa que seremos un país exportador de armas y que venderemos drones, esos aviones sin piloto,  el último grito  para los militares.

Les voy a ser franca. ¡A mí que me importa!!!.   Esto  está simplemente desesperante, caluroso, lluvioso, caro y no me da la gana de creer que ninguno de  los políticos que nos rodean son  próceres redivivos. Son  solamente hombres y mujeres, unos mas preparados que otros, unos mas vivos que otros, unos mas poderosos que otros.

Si  me preguntan si hay que seguir con esta situación que cada vez empeora y que si el petróleo  baja, seguirá peor, digo que no.

El continuismo  es malo , no solo en política sino en economía. Nadie quiere el continuismo de la inflación, de la escasez, de  los cierres de negocios por quítame allá estas pajas ni del desempleo.

Ni nadie quiere, del lado de los derechos humanos, esta matazón semanal. Lo único que puede garantizar el gobierno actual es que seguirá ofreciéndonos esta maravilla de país que según  nuestras autoridades tenemos y  además hay que agradecerle, dándole de nuevo el voto y la vida a nuestro excelso comandante, que  sin vergüenza alguna  hace campaña comparándose con Simón Bolívar.( “Hasta que llegó el Bolívar este que sacó a mi familia de abajo. Yo tengo un dicho que  dice , primero Dios y segundo, mi comandante”, según  la cuña gubernamental)

Para culminar el día,  anoche, después de una lluvia de horas pude tomar un taxi, que me pareció  hasta barato,  sesenta mil bolívares  hasta mi casa. Lo único es que el hombre era chavista. Furibundo. Pasó la mitad de la carrera poniendo a todo volumen un programa de radio con una horrorosa canción cuya única  letra es “ Chávez, Chávez, Chávez , Chávez”,  cuya primicia   ofrecieron el día de la inscripción del Presidente en cadena nacional. 

Luego de oirla con atención minuciosa, se empeñó en alzar la voz,  contra todos los escuálidos, a los que había que matar, acabar, exterminar, agredir, no permitirles acercarse y otras linduras . Y por supuesto que tendrían 10 millones de votos  “por el buche”.  Ante mi pertinaz silencio terminó por callarse. Consideré pagado mi karma por  el día con este ejemplo de  convivencia ciudadana que era el chofer, que se sorprendió muchísimo cuando le pagué completo  y le agradecí su amabilidad.  

Eso es otra cosa que hay que superar. La horrorosa división , la violencia, la negación a respetar a  quiénes piensen y actúen diferente , la insultadera. Ufffff.


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