Una vez más el enfrentamiento electoral
se nos plantea como una de dicotomía temporal. El voto del 7 de octubre próximo
nos llevará a escoger entre una solución de futuro y con futuro y una opción
del pasado moribundo que ha pretendido, y aun pretende, vestirse de utopía
esperanzadora.
Pero no se agota la dicotomía en lo
solo temporal, ella también aparece
entre el éxito y el fracaso, o si se quiere: entre la ética y la antitética, o
entre la verdad y la mentira, o entre el autoritarismo bellaco y la democracia imperfecta.
Henrique Capriles Radonsky, próximo Presidente de la República, a
despecho de las campañas descalificadoras y las encuestas chimbas, ha
demostrado en la práctica tener la sindéresis necesaria y suficiente como para
evadir las provocaciones sistemáticas, programadas en la dirección del PSUV por
su plana mayor de retrasados.
El incuestionable éxito de la campaña
directa tiene confundidas a las “focas” del comando chavecista, así como a unos
cuantos amigos de la oposición de pretendida y cuestionada imparcialidad.
Entre estos últimos se cuentan
ciertos “analistas políticos” cuyo
aprendizaje de la más bella de todas las profesiones, no repara en que el
contacto con los partidos no puede hacerse desde “lejitos” y mucho menos desde
“arribita”, sino que hay que encharcarse en la construcción de partidos para
saber de que se trata, lo demás es gramínea, o si se quiere: Campin Melao. En
veces me recuerdan a aquellos “expertos petroleros” de los años sesenta que a
cada declaración del Departamento de Energía de USA sobre los fabulosos
yacimientos de Alaska, salían corriendo a pedir que bajáramos los precios de
nuestro petróleo.
HCR lo esta haciendo bien a pesar de la
cantidad de consejeros gratuitos que
confunden sus propios nervios con deficiencias de la campaña o del candidato.
HRC viene demostrando la capacidad de
desarrollar empatáis positivas con quienes logra comunicar y es esta su
fortaleza para la lucha en lo que en boxeo denominan el “infight”, es decir, la pelea cuerpo a
cuerpo. Además, HCR ha logrado colar elementos de definición programática que
desvisten la indigencia ideológica del Régimen, reduciéndolo a sus ritornelos
de la Guerra Fría ya sin contenido,
cargados de amargura, delirio y negación de la realidad.
HCR es, pues, el hombre del futuro cuyo
empuje y juventud contrastan con las promesas incumplidas y el cúmulo de
fracasos grandes y pequeños que es la única obra de gobierno que Chacumbele ha
podido acumular y exhibir en estas sus dos décadas de desgobierno. El es ya ,
el pasado.
No es casual que las encuestadoras
seria hayan comenzado a dar resultados
favorables en favor de HCR, lo que corrobora nuestro reiterado decir en el
sentido de que: el prestigio de Chávez es un prestigio que se fue y que nunca
mas volverá. Catorce años de desgobierno y bellaquería son demasiados años.
Chávez es un pasado que pronto debemos enterrar.
alvilla8@hotmail.com
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