1
No es lo perfecta que todos
quisiéramos y las circunstancias exigen, pero es la unidad que hemos logrado
construir y la única que por hoy tenemos. ¿Basta en su forma actual como para
triunfar en los comicios presidenciales del 7 de octubre y desalojar del poder
a quienes lo usurpan, de modo a poder recuperar en toda su plenitud nuestra
República Liberal Democrática? Es la pregunta crucial del momento que sólo el
tiempo podrá responder. Pero ya ha creado las condiciones para que en el curso
de los meses por venir se consolide, se amplíe, se adecúe a las cambiantes
circunstancias y vaya creando ese nuevo órgano político que nos una en un solo
haz de voluntades y nos permita librar la gran batalla contra la usurpación y
salir airosos del desafío.
Pues la política – ese
enfrentamiento amigo-enemigo en que se convierten los conflictos de la vida en
sociedad cuando el colectivo identitario que nos constituye ha perdido su
armazón estructural y deja al desnudo las más cruentas contradicciones que lo
conforman – es un fenómeno vivo, variable: un proceso en permanente evolución –
o involución - que no se detiene salvo cuando uno de los factores aniquila al
otro y monta el tarantín dictatorial y policiaco que sus mismos promotores han
llamado el Estado Total. Desde el siglo XX llevado a la realidad por el
fascismo y el socialismo, las dos caras de la misma moneda.
No es necesario remontarnos a
la tiranía soviética o a sus satélites, ni al nazi fascismo germánico para
comprender lo que significa el fin de la política, cuando el partido bajo el
dominio del autócrata se ha devorado a toda oposición, su tiranía ha asfixiado
toda búsqueda de alternativas de gobierno y sólo sobrevive bajo la forma
antropofágica de devorarse a sí misma. Esa aterradora unidimensionalidad de la
Noche de los Cuchillos Largos de Hitler
o llevada al extremo del delirio por Stalin y los Juicios de Moscú.
Para comprender el significado del
fin de la política basta con dirigir la mirada a La Habana, en donde la
monstruosa perversidad de un caudillo de potencias bíblicas ha terminado
consumando el canibalismo mítico de Saturno devorando a sus hijos. Cuba sigue
los pasos de la URSS: morirán sus tiranos, se consumirá su descendencia y
asfixiada en el océano de sangre e iniquidad de su inopia implosionará como lo
hiciera la Unión Soviética. Por y hasta ahora, la política en Cuba se ha
reducido a las lamentaciones de algunos trágicos iluminados que piden auxilio
asomando sus reclamos por la red como náufragos en medio del océano.
Es lo que la unidad de los
venezolanos quisiera impedir se implante en nuestro país utilizando las formas
más civilizadas de lucha. Es el significado de esa extraordinaria manifestación
de fuerza del 10 de junio, que se plantea como primera estación de la larga
marcha hacia la paz, la concordia y la reconciliación el triunfo electoral del
candidato de la democracia el próximo 7 de octubre.
2
Ciertamente: la democracia se
caracteriza por la pluralidad existencial, física, ideológica de sus
componentes, expresión de la pluralidad de intereses de la sociedad misma. La
sociedad dejó de estar conformada por estamentos estancos, blindados en sus
privilegios estamentales – la sociedad cerrada -, para convertirse en el
entramado de intereses grupales en permanente evolución, la sociedad abierta.
Determinada a la práctica de la libertad política por la necesaria libertad del
intercambio, esencia del sistema económico de la libre competencia. Una
determinación histórica del mercado que se ha mantenido inalterada por los
siglos, a pesar de los graves quebrantos inducidos por las ideologías del
utopismo socializante, realizados a costa de graves devastaciones y siempre
condenados al fracaso.
No es el caso de las tiranías
de signo totalitario como la que se pretende instaurar en nuestro país: deben
arrasar con todas las diferencias idiosincráticas, imponer la igualdad a raja
tabla, perseguir, demonizar y aniquilar toda suerte de atributos
diferenciadores: económicos, sociales, raciales, políticos, religiosos y de
cualquier índole. Su ideal es aniquilar las particularidades y crear el hombre
nuevo: figura metafórica de un sujeto sin atributos, vacío de todo contenido
real, robotizado por el fanatismo religioso del Estado Total, al servicio del
tirano, su partido y sus fuerzas armadas. Dominado por la creencia en la
planificación centralizada de toda actividad humana bajo la omnipotencia y
ubicuidad del Estado. Una aspiración que al violar los principios naturales,
inherentes a la persona humana, conduce inexorablemente al callejón sin salida
del fracaso.
De modo que la unidad de los
demócratas es radicalmente distinta a la sedicente unidad de los totalitarios.
Aquella reúne diferencias específicas
tras un fin común y se alimenta de la diversidad de individuos libres y
conscientes; ésta, impone desde arriba la sumisión total a los objetivos y
propósitos del tirano y se mantiene bajo la coacción, la amenaza y el terror
siempre latente de quien posee los instrumentos de la aniquilación física.
Aquella es la unidad con el propósito de la vida. Ésta no tiene otro propósito
que la esclavitud y la muerte.
De allí las contradicciones
políticas irresolubles entre los bloques que se enfrentan en una situación de
excepción, como las que hoy enfrentamos
en Venezuela. Son dos sistemas de vida, dos formas de existencia
contradictorias y antinómicas, entre las que no cabe convivencia posible. Son
intrínseca, existencialmente excluyentes. Y el precio de esta irresolución que
arrastramos desde hace 14 años ha sido la devastación de la sociedad, la
aniquilación de nuestra base económica de sustentación, la parálisis histórica
que experimentamos como Nación. Sólo los ingresos petroleros – un regalo de la
naturaleza que nada tiene que ver con la actividad social del sistema vigente
en Venezuela – ha permitido el permanente escarceo entre la tiranía y la
democracia y la mantención de una apariencia democrática de un régimen
intrínsecamente dictatorial. ¿Es posible que esta guerra no declarada continúe
su fase de desgaste y aniquilación indefinidamente, alimentada por los altos
precios del petróleo? ¿O, como todo parece indicar, se aproxima a su resolución
definitoria a favor de la democracia, como los actos de este fin de semana
permiten pronosticar?
3
Venezuela es hoy mucho más
pobre que hace 14 años. Su dependencia del petróleo ha llegado al punto más
temido por nuestros más lúcidos intelectuales: la parálisis productiva de
nuestra sociedad y la conversión de sus ciudadanos en parásitos echados a las
ubres petroleras. Una sociedad que de sufrir el colapso de su renta petrolera
se retrotraería a la devastada Venezuela heredada de la Guerra Federal. Cataléptica
y paralizada bajo la bota y el látigo del tirano de turno.
Por tanto, si bien la unidad
que tenemos podría permitirnos la victoria electoral el próximo 7 de octubre,
la tarea de desalojar al chavismo y su proyecto totalitario, que ha trasminado
todas las instituciones y ha socavado gravemente las bases de nuestro sistema
republicano liberal – las fuerzas armadas, ultima ratio de todo régimen
político – requiere de una unidad muchísimo más amplia y profunda, que apunte a
un proyecto socio político y económico de largo plazo y fije el marco teórico y
conceptual de un Plan de Reconstrucción y Desarrollo Nacional.
Dicho Plan de Reconstrucción y
Desarrollo Nacional – absolutamente necesario e inevitable, si queremos
sobrevivir como Nación Soberana - no es ni pensable ni realizable sobre la base
del egoísmo de sus miembros, de los intereses particulares de los partidos que
pretendan llevarlo a cabo, de las ambiciones menudas de sus dirigentes, de las
apetencias inmediatistas y mercantiles de sus individuos. Es un plan tan
necesario y ambicioso como el que nos dio nacimiento como república soberana,
mucho más trascendente que el que garantizó la estabilidad de nuestra
democracia y permitió el paso a la modernidad a partir del 23 de enero de 1958.
Es un pacto cuyo objetivo histórico es la refundación de la república y el
desarrollo hacia la modernidad plena y la integración cabal en las coordenadas
de la globalización.
Sería una liviandad pensar que
esa unidad ya existe y que se cubre perfecta y adecuadamente con los
encomiables e indiscutibles logros de la Mesa de la Unidad Democrática. El
pacto al que nos referimos debe incorporar a todos los sectores productivos de
la vida nacional – academias, iglesias, universidades, partidos, organizaciones
empresariales y de trabajadores, profesionales, técnicos y al conjunto de lo
que ha venido en llamarse la Sociedad Civil. Hablamos de un Gran Pacto de
Entendimiento Nacional, de un Compromiso Histórico cuyo primer objetivo es
derrotar electoralmente al chavismo, pero cuyo propósito de mediano y largo
plazo es desplazarlo radical y definitivamente
del Poder para construir la Venezuela del futuro.
Sólo la medianía intelectual y
la ignorancia de las graves circunstancias porque atravesamos pueden pretender
suavizar el desafío y comparar las tareas que se nos avecinan con un
reencuentro circunstancial. No se libra un combate de estas dimensiones con un
soplido venturoso. Se lo libra con la inteligencia, el coraje y la grandeza con
que Winston Churchill convocara a los ingleses en su lucha contra la barbarie:
con la disposición a la sangre, al sudor y las lágrimas.
sanchezgarciacaracas@gmail.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.