domingo, 6 de mayo de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO, “LA CULTURA DE LA PAZ SÓLO ES POSIBLE EN UNA SOCIEDAD TOLERANTE”

La tolerancia como virtud cívica y como valor ético sigue extraviada en el ambiente político venezolano. Parece imposible lograr ese consenso mínimo, indispensable para que la democracia funcione civilizadamente; la convivencia pacífica, en medio de las diferencias,  sigue siendo una asignatura pendiente en nuestra Venezuela, porque históricamente ha prevalecido la intolerancia como práctica política nociva. De ahí han surgido los radicalismos y la larga  confrontación.

El diálogo constructivo entre contrarios no ha sido posible y parece que no bastan los cientos de miles de muertes y asesinatos de manos de la delincuencia desbordada en este socialismo del siglo XXI, para entender y aceptar que el único camino hacia la paz pasa por la tolerancia y el debate civilizado. La cultura de la paz sólo es posible en una sociedad tolerante, caracterizada por la diversidad ideológica y cultural,

Tolerar es aceptar la pluralidad en todos sus campos y expresiones. Es respetar las ideas, visiones, credos y prácticas de los demás, aunque difieran de los propios, siempre y cuando todas se ajusten a los principios, valores e instituciones sobre los cuales se sustenta la democracia.

La tolerancia, junto a la justicia, la libertad, la igualdad ante la ley, la participación ciudadana y la soberanía popular  son pilares sobre los que debe sostenerse todo régimen democrático. Obviamente no hay que confundir la tolerancia con la indiferencia ni con la permisividad ante posiciones o prácticas socialmente perjudiciales

La diversidad, la heterogeneidad, las diferencias y la pluralidad, son, desde todo punto de vista, enriquecedores y vitales porque generan interacciones, cambios, transformaciones y dinamizan los procesos sociales. La homogeneidad absoluta no es posible y sería un freno al desarrollo.

La tolerancia debe ser un compromiso de todos, de los ciudadanos, de las comunidades y desde luego del Estado. Venezuela es un país pluricultural, diverso, variado. Caraqueños, andinos, llaneros, maracuchos, guayaneses, orientales, occidentales, indígenas, etc., tenemos distintas maneras de actuar y de expresarnos y dentro de esa diversidad se dan también las diferentes visiones del mundo y de las cosas y a partir de ahí surgen las ideologías contrarias como algo consustancial a la democracia. Es así en todo el mundo. Ninguna sociedad es homogénea

En Venezuela, por desgracia, los contrarios no se reconocen como adversarios políticos sino como enemigos irreconciliables y cada uno señala al otro como único responsable del problema. No se permite el disenso, la obstinación es eliminar al contrario. La hostilidad se exacerba permanentemente y copa todos los escenarios donde deberían reinar el diálogo y la conversación constructiva.

El insulto, el agravio y la ofensa marcan un estilo practicado desde siempre y afianzado por el verbo incendiario y escatológico del teniente coronel y sus seguidores socialistas comunistas. La discriminación se ha disparado también. Todas las  expresiones vulgares a la oposición comienzan con expresiones descalificadoras, igual ocurre con los gobernadores y alcaldes no chavistas; las críticas contra su desempeño han estado siempre marcadas por el odio y el resentimiento. En un país cargado de tanta juventud, hay quienes se creen que ésta no es capaz de sacar al país de tanta desvergüenza.

Tanta intolerancia atenta contra el derecho a la vida,  crispa los ánimos y acentúa la confrontación; las amenazas contra líderes populares, políticos, sindicalistas, periodistas son intensas.

Muchos hombres y mujeres disidentes, sufren en serio, el riesgo de ser apresados, secuestrados o asesinados por bandas criminales que, con nombres como “La piedrita, “los enanos”, anuncian que “tienen la orden de apresar” a dirigentes de oposición y a miembros de organizaciones de mujeres y defensores de derechos humanos.

A todos los acusan de manejar un discurso de derecha, de inventar que hay delincuencia, desempleo, corrupción, narcotráfico, de criticar la nueva LOT y de promover la restitución de tierras expropiadas a sus respectivos dueños. Mientras tanto, los no violentos, unamos voces de paz y de reconciliación y soñemos con una Venezuela donde quepamos todos y donde prevalezcan la convivencia y la justicia social

britozenair@gmail.com

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