Muchos
jóvenes me han preguntado: ¿cómo es posible que esto esté sucediendo? O ¿Por
qué la gente no hace nada si somos la mayoría?, con todo respeto voy a utilizar
la lectura de un libro La Peste, de Albert Camus y así tratar de explicar
porqué no actuamos como deberíamos. Los sucesos comienzan en una ciudad llamada
Oran, en Argelia cuando un joven doctor tropezó con una rata muerta en el
descanso de su escalera.
Como
no habían ratas en su casa, pensó que se trataba de una broma y lo único que
hizo fue apartarla y notificarle al conserje. Al día siguiente este último fue
quien le notificó al doctor que el bromista había dejado otras tres ratas
muertas, pero ambos siguieron su camino. A partir de allí el libro relata las
distintas reacciones de los ciudadanos al ver los montones apilados de ratas
muertas, unos exclamaban "a mi casa no han llegado", otros decían
"son cosas que pasan", algunos se frotaban las manos alegremente
afirmando que las ratas "finalmente estaban saliendo de su
escondite", otros se marchaban sigilosamente, pero la mayoría -como en
Venezuela- siguió con sus vidas inmersas en el día a día y viendo cómo crecían
los montones de ratas, nadie hizo mucho.
Las
ratas desaparecieron como llegaron, de forma imprevista y la ciudad respiró,
hasta que apareció el primer muerto -quien para asombro del lector- fue el
conserje que encontró las tres ratas. Poco a poco, la sorpresa se convirtió en
miedo y ésta en pánico cuando la gente comenzó a morir como las ratas, pero aun
así nadie hacía mucho. Cuando eso llega, apenas en las primeras 30 páginas,
Albert Camus, se incorpora al relato para hacer las siguientes reflexiones:
"La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre
piensa que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar".
"Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo;
pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las
plagas", "las gentes se dicen: 'Esto no puede durar, es demasiado
estúpido'". "Pero esto no impide que dure", -porque- "la
estupidez insiste siempre".
En
nuestro caso nadie creyó cuando el "líder del proceso" habló de
socialismo. ¿En pleno siglo XXI? Nos dijimos - "Esto no puede estar
pasando, es demasiado estúpido", pero la primera recuperación de tierras
se convirtió- como las ratas, en 4 millones de hectáreas arrancadas de sus
dueños. A la primera empresa expropiada pensamos lo mismo: "debe ser esa
únicamente, porque es demasiado estúpido" y de allí cerraron 8 mil
empresas.
Han
pasado los años y pensamos: "en el 2012 terminará esta pesadilla".
Pero terminará siempre y cuando los venezolanos entendamos que este asunto de
sacar a Venezuela del infierno en el que ha estado sumida, es responsabilidad
absoluta de todos nosotros. Acabará cuando comprendamos que vivir en Democracia
y ser ciudadanos de una Nación, es cosa muy seria. Seremos de nuevo un País,
solamente cuando entendamos que no podemos continuar sentados en nuestras casas
esperando al "líder de la oposición" para que nos saque del
atolladero. Los pueblos que hoy son libres y prósperos no tienen líder, porque
el "líder" de un País civilizado, es su pueblo indignado que un buen
día decidió no aceptar más vejámenes y salió a la calle sin miedo a apoyar a
aquél que clamó a los 4 vientos lo mismo que su corazón le increpaba.
Podemos
hacer que cambien las cosas. Si no lo hacemos este año, la estupidez continuará
insistiendo hasta que el ciclo termine, pero con nosotros.
tpenalver@me.com
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