domingo, 20 de mayo de 2012

PASCUAL ALBANESE, EUROPA, AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS

El Tribuno - 19-May-12 - Opinión

http://www.eltribuno.info/salta/160410-Europa-al-borde-de-un-ataque-de-nervios.note.aspx

Europa, al borde de un ataque de nervios

por Pascual Albanese

En Grecia estalló una guerra entre la política y la economía. Las elecciones parlamentarias implicaron una dura derrota para los partidos tradicionales, que apoyaban el brutal ajuste fiscal impuesto por el Banco Central Europeo como condición para un rescate financiero de 170.000 millones de dólares, para salvar al país de la cesación de pagos, y un fuerte avance de las formaciones, tanto de derecha como de izquierda, que rechazan esa alternativa.

Ante la imposibilidad de formar una coalición de gobierno, no quedó ninguna otra opción que convocar a nuevos comicios para el 17 de junio. Como un rasgo de humor negro, los diarios de Atenas consignan que el apellido del primer ministro interino, Panoyotis Pkrammenois, en griego significa “amargado”.

Mientras, los griegos huyen despavoridos de los bancos. La fuga de depósitos en las entidades financieras experimentó una aceleración fenomenal. El sistema financiero está al borde de la bancarrota. En 2011 se fueron 45.000 millones de dólares, pero el ritmo diario de salida de fondos se multiplicó en estos últimos días y resulta hoy virtualmente imparable.

Como un clásico efecto dominó, el pánico empezó a extenderse velozmente por Europa, con España como primera víctima. Algunas alternativas extremas, antes descartadas casi con desprecio, comenzaron a ser evaluadas con otros ojos. El fantasma de la salida de Grecia del euro es, ahora sí, un tema de análisis.

Sin embargo, las encuestas consignan que, aunque se opone al severo plan de ajuste, el 75% de la opinión pública helénica está en contra de abandonar la moneda común, aunque tampoco tolera los sacrificios necesarios para impedirlo.

¿Una ruta de escape?

No obstante, la mayoría de los economistas, los consultores empresarios y las agencias calificadoras de riesgo trabajan ya, por las dudas, sobre la hipótesis de catástrofe. The Wall Street Journal abordó el tema sin tapujos, aun admitiendo que el regreso al dracma (la antigua moneda nacional) y la recuperación de la soberanía monetaria introducirían a Grecia en un territorio desconocido.

Existen por cierto numerosos ejemplos de países que devaluaron sus monedas, declararon la cesación de pagos externos y también, aunque en menos casos, abandonaron uniones monetarias.

Pero lo inédito reside en que ninguno de ellos perpetró todos esos desaguisados al mismo tiempo.

Todo esto, además, en una economía que está fuertemente integrada al circuito financiero internacional.

Desde que estalló la crisis, los políticos y las autoridades monetarias europeas solían escapar a la pregunta sobre la salida de Grecia del euro con el argumento legal de que una decisión semejante violaría los estatutos de la Unión Europea. Según esa argumentación jurídica, los tratados de la comunidad no incluyen ninguna disposición que autorice a abandonar la unión monetaria sin abandonar también en simultáneo al bloque de 27 países.

“Es imposible dejar la zona euro. Solo se puede salir de la Unión Europea”, disparó preventivamente la ministra de Finanzas finlandesa, Maria Fekter. Pero esa tajante afirmación choca ahora contra quienes advierten que, en caso de emergencia, habría que facilitar una salida lo menos traumática posible.

Roger Bootle, titular de la consultora Capital Economics y autor de un sesudo informe de 150 páginas sobre los aspectos prácticos de una posible salida griega del euro, expresa el susto del mundo financiero y alerta que “al resto de los países le conviene garantizar que esto no sea absolutamente espantoso”.

Para ratificar el viejo axioma de que nunca hay que subestimar la imaginación de los abogados, los expertos sugieren que podría emplearse como antecedente el caso de Suecia, que legalmente se había comprometido a adoptar el euro, pero que después canceló unilateralmente esa obligación por no incumplir los requisitos exigidos. Más directo, Alexander Turk, un reputado profesor de derecho del King's College de Londres, reconoció que “si es políticamente oportuno, los abogados encontrarán una manera para que eso sea posible”.

Atento a los detalles, el trabajo elaborado por Bootle explica que Grecia tendría que mantener en secreto durante el mayor tiempo posible la decisión de abandonar el euro, para evitar una retirada masiva de capitales, un consejo teóricamente útil pero que no contemplaba la hipótesis, para nada improbable, de que los griegos se enterasen de esta alternativa “secreta” leyendo los diarios.

En su propuesta, el meticuloso Bootle consignó que la impresión de nuevos billetes llevaría cierto tiempo, por lo que resultaría conveniente que, durante el período de transición, los pagos se efectúen por medios electrónicos y las transacciones menores en efectivo, utilizando todavía euros.

Austeridad vs. crecimiento

Mientras Grecia se revuelca en su crisis, España lucha denodadamente para no imitarla. Las expectativas le juegan en contra. La intervención gubernamental del cuarto banco ibérico, para evitar su inminente quiebra, mide la temperatura de la crisis. Paul Krugman, el polémico premio Nobel de Economía, desató la ira de las autoridades españolas cuando pronosticó un “corralito a la argentina”.

Krugman, quien en un polémico artículo titulado “El ocaso del euro”, profetizó que Grecia abandonaría la moneda común “muy posiblemente para el próximo mes”, auguró también “enormes retiradas de bancos españoles e italianos”. No es de extrañar que el riesgo país de España haya escalado hasta los 500 puntos.

En medio de un contexto tan escasamente prometedor, Fran‡ois Hollande experimentó su primer baño de realidad. El flamante mandatario galo asumió con el compromiso de impulsar una estrategia que articule la austeridad fiscal con el crecimiento económico. Retórica aparte, esa consigna política se parece a la cuadratura del círculo: para no acompañar a Grecia, Francia (tal vez el último bastión significativo del “Estado de bienestar”) tendrá que ir con Hollande mucho más lejos en materia de austeridad de lo que había avanzado con Sarkozy.

Tarde o temprano, en Grecia con o sin gobierno de coalición, en España con José Rodríguez Zapatero o con Mariano Rajoy, o en Francia con Sakozy o con Hollande, la realidad económica torna irrelevantes las consignas de los políticos y las polémicas teóricas entre los economistas.

Cualquiera sea la ideología de sus gobernantes, los países de la eurozona no tienen ninguna posibilidad de encarar una estrategia de reactivación fundada en el incremento de su déficit fiscal para aumentar su demanda interna, por la sencilla razón de que los mercados internacionales de crédito se niegan a financiar una elevación del gasto público, cualquiera sea su objetivo.

El arco de opciones de los estados miembros de la Unión Europea depende cada vez más de una circunstancia ajena a su voluntad: el comportamiento de los mercados internacionales, que en los hechos han decidido dejar de solventar sus monumentales déficits presupuestarios. En ese punto, mueren las palabras.

Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"


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