viernes, 18 de mayo de 2012

OSWALDO PÁEZ-PUMAR, CEMENTERAS O CEMENTERIOS

Para proteger la salud de la población caraqueña durante el período de los gobiernos civiles se dispuso la mudanza de la fábrica de cemento La Vega, a pesar de que la fábrica se había instalado en despoblado y venía operando antes de que densos sectores de población se residenciaran en sus alrededores. 

La regla ‘quien es primero en el tiempo es primero en derecho’ cedió ante la regla ‘la vida y la salud son derechos que priman sobre la libertad económica’.

            Esa misma disyuntiva ha sido objeto de discusión en relación con el cierre del aeropuerto La Carlota y la inseguridad que su operación implica para la vida de los residentes en sus alrededores, aunque éstos también se asentaron después que el aeropuerto estaba construido. Lo que si se ha instalado después que el sitio estaba bien poblado es la torre para producir concreto para la misión vivienda digna. Esa primera torre se ha reproducido en varios sitios de la ciudad en sectores más densamente poblados y de menos recursos.

El respeto del derecho a la vida de cada ciudadano es pilar fundamental de la democracia y prima sobre la misión ‘vivienda digna’ entre otras simples razones porque las viviendas se construyen para que las habiten ‘personas vivas’, para las muertas se hacen cementerios.
No es así en el socialismo del siglo XXI, porque en el comunismo, el derecho a la vida, el suyo y el mío, no prevalecen sobre el derecho de los iluminados (llámese Stalin, Mao, Castro o Chávez) para interpretar y definir lo que le conviene a usted y a mí, enunciado como lo que le conviene a la humanidad que es la forma abstracta como los dictadores justifican los atropellos a los derechos humanos suyos y míos por lo que las ‘bajas’ que hay en el camino no son importantes. 

Usted y yo sabemos que en realidad lo que hacen prevalecer es el derecho de ellos mismos a hacer lo que les da la gana. Preparémonos por lo tanto a respirar polvo de cemento porque ‘la misión vivienda digna’ que permitirá, quizá en el 2054 centenario de su nacimiento, cantar alabanzas al amor que Chávez sintió por su pueblo, quizá deba decir siente para que no se me acuse de desearle veladamente la muerte, prevalece sobre el derecho a la salud y a la vida de los habitantes en el año 2012.

Hoy la prensa reporta que “una concretera asfixia a una escuela ubicada en San Agustín del Norte que reabrió sus puertas tras dos días de cierre y solo asistieron 50 niños”. Esos 50 niños, más los que no asistieron se enfermarán en nombre de lo que le conviene a la humanidad, el éxito del plan “vivienda digna” aunque indignos sean sus ejecutores. No proteste, las protestas y los protestantes no tiene cabida porque ‘por ahora’ el sabanetero se ha declarado católico.

opaezpumar@menpa.com

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