viernes, 11 de mayo de 2012

NELSON MAICA C., BREVES DE ECONOMIA

Según expertos el nacimiento de la economía como ciencia de estudio, independiente de la política y la filosofía, puede ubicarse en el año 1776, cuando Adam Smith publicó su Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones.

Smith expuso una teoría simple del valor, una visión poco elaborada sobre la distribución, una interpretación aún menos desarrollada sobre el comercio internacional y una concepción primitiva sobre el dinero; pero, a pesar de todas las imperfecciones, su libro sirvió de base para toda la economía posterior. La influencia de la obra de Smith radico, en gran parte, en las posibilidades de desarrollo de sus teorías.
La aparición, en 1817, de “Principios de Economía política e Impuestos”, de David Ricardo, se consideró como una forma de crítica a “La Riqueza de las Naciones” de Smith.
Con la publicación de Ricardo, se dio paso a una nueva perspectiva: la Economía Política.
A D. Ricardo se le atribuye la creación del concepto de modelo económico, un instrumento analítico que consiste en un entramado de ecuaciones que tenían en cuenta unas pocas variables estratégicas y que permitía, tras unas operaciones lógicas, obtener conclusiones relevantes sobre el comportamiento de las variables económicas.
En 1867 se publica “El Capital”, de Karl Marx. Se puede considerar que Marx fue el último economista de la escuela clásica porque su obra se basaba en las enseñanzas de Smith y Ricardo, quienes, con anterioridad, habían enunciado la teoría del valor trabajo.
Lamentablemente la supuesta economía marxista no tiene, aun, respuestas para los problemas prácticos a los que se enfrentan a diario los economistas de cualquier sociedad. Este hecho es suficiente para explicar por qué muy pocos economistas académicos se hicieron marxistas, aunque desde el punto de vista económico-político, si influenciaría a futuros gobernantes, apareciendo como otra alternativa económica.
La década 1870-80 supuso una ruptura con la economía política anterior; se denominó la revolución marginalista, promulgada por tres economistas: el inglés William Jevons (Escuela de Cambridge), el austriaco Carl Menger (Escuela Austriaca) y el francés Léon Walras (Escuela de Lausanne). Su aporte consistió en sustituir la teoría del valor trabajo por la teoría del valor basado en la utilidad marginal. Ese aporte, de la noción de marginalidad, fue la que marcó la ruptura entre la teoría clásica y la economía moderna.
Los economistas políticos clásicos consideraban que el problema económico principal consistía en predecir los efectos que los cambios en la cantidad de capital y trabajo tendrían sobre la tasa de crecimiento de la producción nacional. Sin embargo, el planteamiento marginalista se centraba en conocer las condiciones que determinan la asignación de recursos entre distintas actividades, con el fin de lograr resultados óptimos, es decir, maximizar la utilidad o satisfacción de los consumidores.
Durante las tres últimas décadas del siglo XIX los marginalistas ingleses, austriacos y franceses, fueron alejándose los unos de los otros, creando tres nuevas escuelas de pensamiento:
1. La Escuela Austriaca (Carl Menger) se centró en el análisis de la importancia del concepto de utilidad como determinante del valor de los bienes, atacando el pensamiento de los economistas clásicos;
2. La Escuela de Cambridge, liderada por Alfred Marshall, y quien intentaba conciliar las nuevas ideas con la obra de los economistas clásicos. Según Marshall, los autores clásicos se habían concentrado en analizar la oferta; la teoría de la utilidad marginal se centraba más en la demanda, pero los precios se determinan por la interacción de la oferta y la demanda.
3. Léon Walras, el principal marginalista francés (Escuela de Lausanne), profundizó en este análisis estudiando el sistema económico en términos matemáticos. Ésta visión diferente de las tres escuelas marginalistas en la concepción de los precios de los bienes, es la primera gran diferencia en sus respectivas teorías de política económica.
El tiempo que paso entre la publicación de los Principios de Economía (1890) de Marshall y el crac de 1929, han sido considerados por algunos especialistas como años de reconciliación, consolidación y refinamiento de la ciencia económica. Las tres escuelas nacionales de pensamiento económico fueron acercándose poco a poco hasta crear una única corriente principal de pensamiento.
La teoría de la utilidad se redujo a un sistema axiomático que podía aplicarse al análisis del comportamiento del consumidor para estudiar las diversas situaciones.
El concepto de marginalidad aplicado al consumo permitió crear el concepto de productividad marginal al hablar de la producción, y con esta nueva idea apareció una nueva teoría de la distribución en la que los salarios, los beneficios, los intereses y las rentas dependían de la productividad marginal de cada factor de producción.
El concepto de Marshall (economías y deseconomías a escala externa) fue desarrollado por uno de sus discípulos más destacados, Alfred Pigou, para distinguir entre costos privados y costos sociales, lo que sentó las bases para la formulación de la teoría del bienestar: una nueva rama dentro de la economía.
De forma paralela el economista sueco Knut Wicksell y el estadounidense Irving Fisher, desarrollaban una teoría monetaria, que explicaba cómo se determinaba el nivel general de precios, diferenciándolo de la fijación individual de cada precio.
De 1930-40 la creciente armonía y unidad de la economía se rompió, primero con la Gran Depresión de 1929, que constituyó un replanteamiento del sistema económico imperante, y segundo, por la aparición en 1936 de la Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero de John Maynard Keynes.
Éstos dos acontecimientos (sumados a otros de menor relevancia relativa, como el “New Deal” de Roosevelt y la desconfianza en el mercado) derivaron en el abandono, casi definitivo, de las Escuelas Marginalistas; la Escuela Austriaca quedó aislada, dada que era de un pensamiento más radical y extremo, mientras que por el otro lado, las escuelas de Cambridge y Lausanne se complementaron, creando la Escuela Neoclásica Principal, que es la que prevalece como ciencia económica en casi todos los gobiernos del mundo, así como en casi todas las Facultades de Economía de las diferentes Universidades.
¿A cual escuela pertenecerá el supuesto modelo económico “implantado en Venezuela” desde 1999 que nos lleva al desastre? ¿Quiénes sus teóricos? ¿Cuál modelo económico “de esperanza” propone el candidato de la “oposición” al País? ¿Quiénes sus teóricos?
Tips:
  • ¿Cómo se adquieren los derechos de propiedad? Simplemente de tres maneras: una, mediante descubrimientos y transformación de recursos (producir, producción, trabajo); dos, mediante el intercambio de un producto por otro (compra-venta; sentencia judicial), incluyendo aquel producto que con el uso y el tiempo se transforma en “medio de intercambio” o “dinero”, y, tres, a través de regalos o donaciones. ¿Cuál de estos tres aplica el gobierno? Ninguno. Aplica la apropiación indebida, con las armas y por la fuerza bruta, igual como lo hacen los amigos de lo ajeno. Violando derechos constitucionales, tal como el art. 115CN99.
  • ¿Concejo…Consejo…de que? ¿Mas de lo mismo o una manera de comprometer a las “guabinas”?
  • ¿Y por que esperan tanto los funcionarios que han fracasado en su gestión para renunciar? ¿Y por que no hacen renunciar a los “mercaderes” instalados en los Estados?

Lema Histórico de Venezuela: “Dios y Federación”. Orquídea. Amazonas: El Caucho.

Con un poder absoluto hasta a un burro le resulta fácil gobernar”. Lord Acton, 1834 – 1902, Ingles, historiador.

Caracas, Venezuela, 09/05/2012.EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

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