Pero no debemos confundirnos. Sacar a Chávez a través de unas elecciones no es el objetivo final; es tan solo una meta para alcanzar lo que verdaderamente queremos reconstruir: el sistema democrático que permita el libre desarrollo personal y colectivo, que restablezca una paz duradera; que reunifique a los venezolanos y transforme la exclusión en inclusión.
Venezuela es un país de jóvenes, con la segunda
tasa más alta de asesinados en América Latina.
Aquí se ha instalado un sistema de gobierno
castro-chavista sordo al grito de las nuevas generaciones, similar a lo que
sucede en Cuba desde haca 50 años.
La juventud venezolana está marcando pautas,
los dirigentes estudiantiles no descansan en la lucha por los derechos humanos
y los espacios de libertad, otros lanzan gritos porque cese la masacre del
capital humano llamado a dirigir la Venezuela futura.
Están convencidos que son parte de las
soluciones y tienen la intención de hacerse escuchar Es probable que en ambos
países la salida venga de su juventud, la que ha crecido bajo el régimen y que
no acepta transigir sobre el futuro, para que no se lo roben como a las
generaciones anteriores.
En Cuba no quieren hablar de Castro sino de
libertad: utilizan la música a fin de no escuchar los discursos oficiales.
Gorki Águila, cantante del grupo de rock "Porno para Ricardo" expresa
sus sentimientos con estas estrofas: "el Coma-andante quisiera que yo
trabaje y pagarme un salario de miseria. El Coma-andante desea que yo aplauda
cuando él habla y vierte su m... delirante". El joven cantante término
encarcelado por expresar lo que el cubano de la calle está cansado de
practicar: "el silencio obligatorio".
En Venezuela el caudal mayoritario de voto
joven será decisivo en el resultado electoral del 7 de octubre.
No olvidemos que los frentes son muchos:
universidades; mercados; sindicatos; la opinión pública; la prensa nacional e
internacional; la calle y la acción en los barrios. Existen espacios de
colaboración en la elaboración de programas y mensajes; con la solidaridad con
los presos políticos; con los que han perdido todo; con la Iglesia; con las
organizaciones internacionales, con los que luchan por los derechos humanos,
con otros países y sus representaciones diplomáticas. Los dirigentes juveniles
deberán salir a la calle, promover los encuentros en los cuales se recoja la
opinión de la sociedad civil; se presenten soluciones, se discuta, se vaya en
búsqueda del contacto humano, el que verdaderamente convence.
Se debe realizar una labor política y de
información al lado del pueblo venezolano, con ese que no lee la prensa libre,
explicando cuál es la verdadera transformación que queremos, escuchando sus
aspiraciones y sus necesidades. Hay que emplazar al Gobierno con cifras, con
pruebas, denunciando sus mentiras, su abuso de poder, su corrupción y la
traición a la patria, con una divisa: "no perder ni un milímetro más de
libertad". Un solo camino para implementarlo todo: consenso, solidaridad,
unión de líderes y de ideas.
La juventud puede mostrar el camino para que la
sociedad civil venezolana reconozca esa nueva alternativa que el país necesita;
la de un líder que encarna la energía del progreso, como un presagio del
encuentro futuro entre los ideales y las aspiraciones.
La juventud quiere dejar atrás el odio social
que la revolución bolivariana de Chávez sembró en el corazón de algunos, y
entendió claramente que de su voluntad depende construir la medida de sus
esperanzas.
Ellos representan la reconciliación, única
manera de alcanzar la paz, de acabar con la violencia y la impunidad, los
mayores problemas de nuestro país. Es imposible que un país avance si el
venezolano tiene temor de caminar por la calle.
Pero no debemos confundirnos. Sacar a Chávez a
través de unas elecciones no es el objetivo final; es tan solo una meta para
alcanzar lo que verdaderamente queremos reconstruir: el sistema democrático que
permita el libre desarrollo personal y colectivo, que restablezca una paz
duradera; que reunifique a los venezolanos y transforme la exclusión en
inclusión.
Hoy se percibe la luz tras una oscura noche. El
amanecer dependerá de cada uno de nosotros. Digamos como Bernard Shaw:
"hay gente que ven cosas y se preguntan: ¿por qué? Yo en cambio sueño
otras y me pregunto, ¿por qué no?
Excónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
nelsoncastellano@hotmail.com
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