lunes, 14 de mayo de 2012

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, EL PODER MORIBUNDO

El juego político en Venezuela se encuentra en “jaque mate”, el gobierno se desploma poco a poco entre la ausencia reiterada del Jefe de Estado y las intrigas palaciegas entre los que aspiran a convertirse en el “heredero al trono”.

Le desesperación cubana ante la imposibilidad de conseguir imponer un marioneta presentable, ha llevado a los Castro a “sugerirle” al auto-secuestrado presidente, una serie de medidas destinadas a mantener el control, hasta que se den las condiciones de aislamiento necesarias para imponer, dentro o fuera de la ley, un régimen completamente subyugado a la Habana.

Nombrar como sucesor a Nicolás Maduro, Diosdado Cabello o Adán Chávez significaría enfrentarlos a las aspiraciones de Elías Jaua.
Maduro ha pactado con Adán Chávez. Raúl y Fidel los ven con buenos ojos. De Cuba donde cualquier información, por secreta que sea, se consigue por 20 dólares, informan que uno será el presidente encargado y el otro el candidato del PSUV.
Diosdado Cabello es el que más tiene perder, incluyendo su libertad, no es comunista, posee una considerable fortuna y el departamento de Estado lo tiene en la mira, lo que lo hace más peligroso.
A pesar de que los Narco-Generales siguen presionando, la opción militar que acariciaba el Chavismo para mantenerse en el poder pierde vigencia, frente a las denuncias realizadas por el juez Aponte Aponte, huido de Venezuela tras su destitución. Aponte Aponte señala al general Clíver Alcalá; al ministro de Defensa, Henry Rangel; al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y al director de la Dirección de Información Militar, Hugo Carvajal, como miembros de una red internacional de tráfico de droga.
Si a esto agregamos que Alcalá y Rangel fueron incluidos en la lista elaborada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro norteamericano por sus presuntos vínculos con el narcotráfico y que Cabello había sido mencionado por los cables del Departamento de Estado como “uno de los principales polos de corrupción de Venezuela”, resultaría cuesta arriba para el chavismo, en una primera etapa, justificar la opción militar e intentar conseguir un apoyo de sus “peones” internacionales.
En la partida fratricida el ala moderada del castro-chavismo parece haber avanzado en su juego contra sus adversarios.
Lo que el Gobierno de la Habana desea, es ganar tiempo para sus próximos movimientos antes del proceso electoral.
La primera gran dificultad es que nadie puede garantizar cuanto le queda de vida al Presidente, pero frente a esa realidad, están conscientes que imponer un sucesor, confesión definitiva de la incompetencia de Chávez para gobernar aceleraría el desafecto de la masa electoral.
Retirarse de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se convierte en una jugada de doble efecto, en primer lugar les evitará tener que responder las denuncias que se derivaran de sus acciones futuras y a la vez permite calmar a los que se encuentran asustados por saberse incursos en delitos por los que podrían ser juzgados, eso los hará más incondicionales y más rastreros.
En segundo lugar, sirve de excusa oportuna para acelerar la designación de un Consejo de Estado como la alternativa menos traumática para cuando suceda lo inevitable.
A diferencia de otros analistas yo lo percibo exclusivamente para servir como vaso comunicante entre los diferentes sectores del Chavismo y garantizar la cohesión necesaria entre todas las fracciones chavistas, para sostener el “Gobierno Moribundo”.
Según la Constitución, el organismo solo se concibe como asesor que brinda recomendaciones al presidente, quien estaría a cargo de tomar sus decisiones.
Atentos venezolanos, el Consejo de Estado no está autorizado constitucionalmente para ejercer el poder y cualquier intento en esta dirección, se convertiría en un golpe de Estado y deberá ser rechazado enérgicamente por todos.
En las cúpulas gubernamentales creen que el pueblo venezolano es una masa desordenada, desengáñense los que piensan que terminaremos por aceptar lo que quieran imponernos.
El “Bravo Pueblo” tiene conciencia de su identidad y está compuesto por personas que decidimos tomar el autobús del progreso.
Le debilidad del Gobierno es de tal nivel, que el propio Fidel se ha atrevido a lanzar amenazas, como si pudiera dictarnos ordenes, como parece acostumbra hacerlo al Partido Socialista Unido.
Nuestra dignidad como seres humanos debe ser respetada por los Castro, les guste o no, ella es la base del respeto de todos nuestros derechos humanos, como ciudadanos libres para decidir nuestro avenir. Nuestras fuerzas armadas institucionales deberían pronunciarse ante el atrevimiento del anciano comunista.
El Consejo de Estado fue designado por Hugo Chávez, un diplomático, un escritor, un periodista, un militar activo y un abogado, Roy Charderton, Germán Mundaraín, José Vicente Rangel, el almirante Carlos Rafael Giacopini Martínez y Luis Britto García y habría que agregar los que la ley establece de oficio por sus funciones: los representantes de la Asamblea Nacional, Tribunal Supremo de Justicia y Gobernadores.
Todos convictos y confesos defensores de esta dizque revolución, todos responsables del disfuncionamiento nacional.
Frente a un Consejo cómplice de los planes de Castro, me permito sugerirle a la oposición unida la creación de un Consejo Nacional Democrático, donde las verdaderas fuerzas vivas del sentir venezolano estén presentes, convoquemos la Iglesia, las universidades, los sindicatos, los estudiantes, los partidos políticos, la MUD, las ONG, los defensores de los derechos humanos, la banca, empresarios, comerciantes y las Fuerzas Armadas Institucionales, todos juntos para defender el camino constitucional que tenemos para la transición legal hacia un nuevo gobierno, que son las próximas elecciones del 7 de octubre.
Ese día será la gente quien decida el futuro del país, quien sustituye este Gobierno que llega a su final.
En la antigüedad Aristóteles consideraba que el hombre era un ser social, y que su plenitud se lograba en el ámbito de la polis. El estado era necesario para que el individuo se desarrollara moralmente y alcanzase la felicidad, tanto el filósofo griego como los principios humanistas de la filosofía cristiana consideran que la política no debe separase de la ética, y ese es el reto que enfrentamos.
Reconstruir un estado sólido, respetado, efectivo, justo y ético.
La victoria de Henrique Capriles Radonski abre el camino para la reconstrucción de Venezuela para devolver el respeto a las instituciones, para rescatar la economía, la paz social, el derecho a la educación, a un trabajo, a la libertad y a una Venezuela decente.
Para alcanzar un país en que podamos alimentar el alma y el cuerpo, satisfacer lo que como seres humanos nos solicita la inteligencia, los sentidos, el conocimiento y el amor… de Dios, del prójimo y de ti mismo.
nelsoncastellano@hotmail.com
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