Nada
fáciles han sido los tres meses de pre–campaña que lleva el candidato opositor
venezolano Henrique Capriles Radonski . Más duros aun se prevén los
cinco restantes de una campana incierta que oficialmente se inicia el primero
de julio.
En
efecto, Capriles se ha tenido que mover en un clima lleno de rumores
e incertidumbres en torno a la posibilidad de que el presidente Hugo
Chávez no sea el candidato oficialista a las elecciones presidenciales del
7 de octubre, en vista de la enfermedad de cáncer que padece, y que, incluso,
estos comicios no se lleven a cabo a causa de su diferimiento o de un golpe de
Estado protagonizado por el grupo de generales chavistas vinculados con la
narcoguerrilla, posiblemente acompañados con el grupo de civiles más radicales
del gobierno.
También
el candidato de las fuerzas democráticas ha debido enfrentar una de las
estrategias electorales más agresivas y populistas de las que el chavismo ha
desarrollado en sus 13 años de gobierno. Con un candidato debilitado
físicamente y ausente del país, el oficialismo ha utilizado al extremo los
recursos humanos, financieros, institucionales y mediáticos del Estado. Además
del aumento del populismo y el gasto público, ha incrementado la retorica
agresiva y las conductas violentas efectuadas tanto directa como
subrepticiamente, es decir, a través de las milicias y grupos bolivarianos
afines.
Hasta
el momento, el candidato Capriles, sus asesores brasileños y su comando de
campaña –al cual ya se han integrado todos los ex candidatos a las primarias
opositoras del pasado febrero y los diversos partidos del mundo opositor- lo
han hecho muy bien. En un trabajo unitario, han seguido la estrategia de
moderación y de calle (recorrido a pie del candidato por las principales
ciudades del país) pautada, y no han caído en las numerosas provocaciones del
gobierno y su candidato.
Esta
estrategia está rindiendo frutos y de ello dan cuenta, especialmente, los actos
multitudinarios a los que asiste el candidato, incluso en aquellos dos que ha
realizado en Colombia para conquistar el voto de la gran cantidad de
venezolanos que allí viven en la actualidad.
Sin
embargo, las encuestas aun no reflejan con exactitud ese posicionamiento
de Capriles. Pese a que los sondeos más fiables y profesionalmente serios
registran un paulatino aumento de su popularidad, los mayores índices recaen en
el presidente-candidato Hugo Chávez.
Aun
cuando varios encuestadores señalan que el fenómeno del “ocultamiento del voto”
esta distorsionando los resultados de los sondeos de opinión publica, no cabe
duda que la estrategia populista y de victimización en torno a la figura
de Chávez, así como la de propiciar miedo, zozobra e incertidumbre en
la población continua dándole resultados al chavismo.
Ahora
bien, queda aún un buen camino por recorrer y está por verse si la popularidad
de un Chávez cada vez mas enfermo, en medio de una situación nacional
de creciente descomposición institucional, moral y de ingobernabilidad, logra
mantenerse. La tendencia es a la baja.
matero1955@hotmail.com
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