La visión presidencial de Álvaro
Uribe con respecto a Capriles Radonski
Presidente, es que la nación tenga libertad, empleo digno, programas sociales
sostenibles, inversión privada, justicia y manejo eficiente de la riqueza. El
país tenga libertad, empleo digno, programas sociales sostenibles, inversión
privada, justicia y manejo eficiente de la riqueza. A esto le llamamos
PROGRESO.
La concepción del progreso de
gestiones publicas exitosas en Latinoamérica, inclinan la balanza dentro del
contexto de lo que es gobernar realmente para y con la gente como eje
fundamental. He allí las diferencias entre una y otra propuesta en el País. Una
que habla de propuestas de progreso, desarrollo y crecimiento de los
ciudadanos, sus familias y las comunidades, la otra de una dichosa revolución
Castro/Chavista.
La necesidad del cambio, mensurable y
notoria en los estándares de vida del electorado es esencial destacar. Ante un
escenario de odios, reconcomios, frustraciones y mala praxis gubernamental, el
contraste de lo que es una y lo que es la otra, cabe decir, es distante y
proporcionalmente inversa. El Pueblo esta cansado de una revolución de
mentiras, la esperanza tras 14 años de conseguir “algo” se desvanece ante una
definición tasita y clara de Progreso.
Colombia durante los años de gobierno
de Álvaro Uribe, creció, maduro y controlo la inflación. Convirtiéndose
rápidamente en una economía envidiable para otros países que durante años
lograron en una sana competencia mantenerse
en buena ubicación, caso Venezuela. Hoy, en la actualidad nuestro pais
se ubica en los niveles más bajo de una economía segura, un populismo que
destruye el pilar del trabajo y esfuerzo social y para colmo de males, teniendo
que soportar unas cargas internacionales, como el caso de Cuba y otros.
El progreso no es un eje que funciona
como una maquina fría y sin sentimiento, la humanización de este radica en
algunos aspectos que tradicionalmente valoran como ajenos a este. El progreso
estimula la participación y la competencia sana de la gente en sociedad, crea
conciencia social de la responsabilidad personal y del Estado, crea afinidad
con valores morales como la honradez, el trabajo y el amor a la familia.
Tales circunstancias no nos pueden
permitir, asignarle al progreso como un elemento capitalista y explotador;
mientras que por el otro lado, no regalan miseria en misiones de pobreza, donde
compran la voluntad de crecer y ser exitoso, con la promesa de una sociedad
igualitaria, utópica e imaginaria no concebida ni lograda en países cuyo estandarte
fue el comunismo ortodoxo.
Camaradas, compatriotas, Venezolanos,
¡no nos engañemos, estamos ante un desafío realmente histórico, pero con
precedentes serios que comprometen la libertad, la democracia y la economía de
un país para las próximas generaciones. Vivimos bajo un constante show
mediático, ante un capitalismo de Estado que succiona la sangre de un pueblo
cimentado en la democracia y en la oportunidad. Hay que reaccionar con
inteligencia ante el progreso que nos abre la esperanza.
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