Urgente, urgente, se solicita nuevo presidente. Requisitos: que sea Vargas y no Carujo. Y que no pretenda ser el Bolívar II.
JOSE MARIA VARGAS |
En una ocasión el compañero Manuel Peñalver, recién fallecido, dijo que nosotros no éramos suizos. Verdad catedralicia. Eso fue dicho en la era democrática. Pero si uno observa el comportamiento actual del país, en la era revolucionaria castro comunista, y entendiendo que Suiza y Bélgica son vecinos y de alguna manera bien parecidos, ahora se podría decir que somos suizos o al menos belgas. Y claro que somos más belgas. Los belgas tuvieron casi dos años sin poder formar gobierno. Nosotros, desde hache ya muchos años no tenemos gobierno, lo que se dice gobierno. Es decir una institución que se ocupe de atender los problemas del país. Que se ciña a las disposiciones establecidas en la carta magna, valga decir Constitución. Que dialogue con todo el país. Que respete a todos. Que acepte las críticas, las divergencias, que acepte a la oposición. Que le rinda cuentas a la nación. Que respete los otros poderes del Estado. Que actúe con sindéresis. Que se ocupe de la seguridad de los ciudadanos. Que invierta los recursos dentro de su geografía y para resolver los problemas de sus nacionales. Que cada nivel de gobierno tenga sus propis funciones y que ellas sean respetadas. Bueno que sea un gobierno que gobierne. Y eso no lo hemos tenido en Venezuela desde que el teniente coronel felón se montó en el coroto. Hemos tenido otra cosa. Y, como los belgas, de alguna manera, hemos seguido siendo país. Bueno hay opiniones al respecto. Y como dice el amigo Blanco Muñoz, parece que más bien somos un ex país.
Pero ahora somos más belgas, de un año para acá, no solo no tenemos gobierno sino que no tenemos presidente. A belga tan buena. O será que tenemos dos presidentes como se dijo tiempo ha. Lo cierto es que el que se llama jefe de Estado y de gobierno, jefe del partido único, comandante en jefe, supremo líder del proceso, tiene tiempo que no vive por estos lares. Pero además de belgas y suizos, somos también cibernéticos. País de alto avance tecnológico, de punta pues. Somos el primer país del globo terráqueo y a lo mejor del sistema solar y de nuestra galaxia, que se gobierna a través de un celular o mejor de un pajarito. Claro en lo que si no parece que somos muy belgas, ni suizos, ni cibernéticos, ni a ningún otro país, es en algunos detallitos de la cotidianeidad. Ejemplifiquemos. Nuestras carreteras tienen ahora algunos pocas partes sin huecos. De vez en cuando se pueden adquirir (no adquerir) algunos productos de primera necesidad en lo que se llaman supermercados, que ahora, gracias a la revolución, se parecen más a las otrora llamadas pulperías. En algunos fines de semana se puede salir a la calle y regresar vivos a la casa. No hay policías y ladrones, como es normal no solo en Bélgica y en Suiza, sino en todos los países del planeta, aquí solo tenemos policías. Tenemos más petróleo que Bélgica y Suiza juntos, pero hay fines de semana que no tenemos gasolina. Claro tenemos farmacias como los belgas y los suizos, pero, y siempre hay un pero, no tenemos remedios, me recuerdan mucho a las antigua boticas de pueblo. Hay mucho trabajo, sobre todo trabajo por hacer, pero no hay empleos. Construimos más viviendas que Bélgica y Suiza, pero como decía un viejo slogan turístico, son el secreto mejor guardado del caribe. Tenemos más ministerios que Suiza y todos los países bajos, pero ningún ministro despacha, solo el jefe supremo lo hace, bueno en realidad no hace nada solo parla. Es posible que tengamos más médicos que los que tienen en esos dos países de referencia, pero ninguno sabe de oncología, claro que los que estamos graduando vía fast track, me informan, que ya saben hasta poner inyecciones. Como los belgas y suizos, hablamos varios idiomas. Además de los dialectos nuestros, maracucho, oriental, andino, hablamos cubiche y groserías, sobre todo los jerarcas del régimen, incluidos el comandante en jefe, el silva y el enano. También nos diferenciamos de los suizos y belgas porque tenemos dos capitales: La Habana y la Caracas de techos rojos, ahora más rojos que nunca. “A según dicen” tenemos el mayor salario mínimo, pero parece que nuestros billetes son como los del juego de Monopolio.
Y cuando estoy a punto de terminar de escribir este paraninfo, me entero que hay otro país al cual también nos podemos parecer. Me refiero a Grecia, pero no a la Grecia de Sócrates, Platón o Aristóteles, sino más bien a la Grecia de Amanecer Dorado.
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