La designación del venezolano Rafael Reif
como presidente del Massachusetts Institute of Technology (MIT), una de las
universidades más prestigiosas del mundo, plantea una pregunta interesante:
¿por qué hay tantos latinoamericanos que sobresalen en las mejores
universidades del mundo, pero no en Latinoamérica?
Reif, que será el primer presidente del MIT
cuya lengua materna no es el inglés, se graduó como ingeniero en la Universidad
de Carabobo, Venezuela, en 1973, y fue a Estados Unidos poco después para sacar
su doctorado en ingeniería eléctrica en la Universidad de Stanford, California.
Hijo de inmigrantes de Europa del Este que
vivieron en Ecuador y en Colombia antes de instalarse en Venezuela, Reif ha
estado a la vanguardia de las investigaciones del MIT en micro y
nanotecnología, y ha registrado 15 patentes de nuevas invenciones. En su
discurso de aceptación del 16 de mayo, admitió que cuando llegó a este país,
como graduado universitario, "no hablaba inglés".
Aunque Reif ha ascendido a un cargo más alto
que la mayoría de los latinos de los círculos académicos de Estados Unidos,
está en buena compañía. Es cierto que no hay tantos latinoamericanos como
asiáticos en los más altos cargos académicos del país, pero hay varios
presidentes de universidades — incluyendo a Eduardo Padrón, del Miami Dade
College — nacidos en America latina.
Hay mucho talento académico en Latinoamérica.
Sin embargo, las universidades de la región están muy por detrás de las de
Estados Unidos, Europa y Asia, según los rankings más reconocidos de las
mejores universidades del mundo.
Lamentablemente, no hay ninguna universidad
latinoamericana en los primeros 150 puestos de rankings como el del Suplemento
de Educación Superior del Times de Gran Bretaña. Las universidades
estadounidenses ocupan la enorme mayoría de los 100 primeros puestos,
incluyendo al MIT, que figura como la séptima mejor del mundo.
Aunque Brasil es la sexta economía del mundo,
y México ocupa el puesto número 11, la universidad latinoamericana que ocupa el
puesto más alto en el ranking del Times es la universidad de Sao Paulo, Brasil,
en el puesto número 178.
En lo que hace a la investigación científica,
Estados Unidos registra 192.000 patentes por año, muchas de ellas presentadas
por universidades, mientras todos los países latinoamericanos y caribeños
juntos registran 21.000, según la Red Iberoamericana de Ciencia y Tecnología
(Ricyt).
Una de las principales razones del rezago
académico y científico latinoamericano es la politización existente en las
grandes universidades, que hace que los profesores sean designados y promovidos
por motivos políticos, más que por sus méritos académicos. Se trata de un mal
endémico: ocurrió en las dictaduras militares de derecha en los setentas, y
está ocurriendo en los gobiernos populistas de izquierda actuales.
Además, casi todas las mayores universidades
estatales latinoamericanas eligen a sus presidentes dentro de sus propias
instituciones, en vez de realizar búsquedas abiertas a los mejores talentos
independientemente de que vengan de adentro o afuera de la institución.
"Los intereses políticos interfieren con
la selección del liderazgo académico en muchos países latinoamericanos",
dice Isaac Prilleltensky, el decano de la Escuela de Educación de la
Universidad de Miami, quien nació en Argentina.
Si Reif, el nuevo presidente del MIT, se
hubiera graduado en la Venezuela de hoy, posiblemente no hubiera podido
siquiera lograr un cargo como profesor universitario.
La semana pasada, el mismo día en que se
anunció el nombramiento de en el MIT, se publicó la noticia de que en 2004 el
gobierno del presidente Hugo Chávez envió una carta a los presidentes de las
universidades venezolanas pidiéndoles "no contratar personal que haya
participado" en los referendos revocatorios en que 4 millones de personas
firmaron para pedir la salida de Chávez del poder.
La noticia, publicada por el conocido sitio
web venezolano Lapatilla.com, incluye la copia de una carta fechada el 13 de
febrero de 2004, y firmada por el entonces vicepresidente, José Vicente Rangel,
donde el gobierno da la instrucción a los rectores universitarios.
La politización de las grandes universidades
estatales latinoamericanas se extiende a sus planes de estudio. La universidad
más grande de Argentina, la Universidad de Buenos Aires, está ofreciendo una
"Cátedra Che Guevara" centrada en la historia del Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP), un grupo guerrillero argentino. Los críticos
señalaron que el dinero de los contribuyentes, en una universidad sin
aranceles, se está usando para glorificar la violencia política.
Mi opinión: Afortunadamente, algunos países
como Brasil, Chile y, en menor grado, México, están tomando medidas para
despolitizar sus universidades y a insertarlas en la comunidad académica
global. Recientemente, Brasil anunció que enviará 100.000 graduados a cursar
maestrías y doctorados a universidades de Estados Unidos y Europa, mayormente
en ciencias e ingeniería.
Pero hace falta una ofensiva generalizada
para instaurar la meritocracia académica en las grandes universidades
latinoamericanas. De otra manera, América latina seguirá ahuyentando a sus más
brillantes cerebros.
aoppenheimer@elnuevoherald.com
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