La campaña presidencial de H Capriles ha estado llena de algunas curiosas
propuestas en materia económica la de inmediato impacto social, particularmente
por el uso de un verbo duro en apariencia parecido en la forma, al lenguaje del
gobierno, al del Presidente para ser más preciso. En la opinión pública del universo opuesto a
la revolución no deja de percibirse cierta confusión; aunque el tema que
discutimos abajo no es precisamente este, en cierto modo, el resultado
electoral en las primarias arrojó una verdad inobjetable, el discurso político
electoral de Capriles resulto del gusto del electorado opositor. Cuando este
discurso va en busca del votante potencialmente de la revolución, cierta
mayéutica dice que su posibilidad de éxito es aun mayor.
Buscando el voto: prioritario
Cualquier analista político, afirmaría que la campaña electoral en
desarrollo no es momento -al menos en las circunstancias de un proceso político
que ha mutilado libertades y descapitalizando un país - para educar al
electorado en cuanto a que solo trabajo, educación, libertad, propiedad son las
herramientas e instituciones básicas para que el individuo y su familia
satisfaga sus necesidades. Y que en caso contrario, el gobierno lo convertiría
en un humilde y miserable dependiente rentista del fisco y de los mendrugos que
este reparte vía un despótico autoritarismo económico, que escondido en el velo
de la ignorancia es capaz de empobrecer a millones, porque las corporaciones
políticas que controlan el Estado tienen interés en gobernar minusválidos
políticos, sociales y económicos que reproduzcan su lógica fascista del poder
político. La urgencia es evidente, la batalla electoral de hoy es casi un
asunto de vida o muerte de nuestro gentilicio, la búsqueda del voto es el
terreno de la política, y mas temprano que tarde se debe entender, no nos
estamos jugando cuatro conchas de ajo.
Nuestro juego político en la lucha contra el neo-comunismo es en los
hechos una lucha por la sobrevivencia de las libertades, del libre albedrio, de
la propiedad y la familia; sin embargo, la lucha política reclama en la
coyuntura una oposición eficiente en la captura de voluntades y el voto para
volcar a los venezolanos a construir un sistema de libertades y ello pasa por
la derrota del gobierno. Capturar la voluntad del venezolano y sacarlo de sus
ranchos y casas, de eliminar la dependencia del fisco, pasa por sostenerles sus
esperanzas, muchas de ellas sembradas por el actual gobierno, con una
habilidosa retorica política. Un grupo de ellas han tomado el nombre de
Misiones, un emulo a los mecanismos redistributivos utilizados en Cuba y que
sabemos, que como esquemas redistributivos son ineficientes y buscan la
dependencia política, ideológica y económica de las bondades del “dictador
benevolente”.
Las matemáticas redistributivas y la pobreza
Los mecanismos redistributivos en una sociedad moderna fluyen normalmente
a través del gasto público y de la caridad privada, en educación, salud,
seguridad personal, infraestructura, y hasta viviendas, para nombrar los
clásicos. La idea central es transferir ingresos de quienes producen y obtienen
mayores ingresos a quienes los necesitan, la eficiencia de estos esquemas
redistributivas aun se discuten en medios académicos y en la opinión pública
general en todo el mundo. Bajo esta lógica –además de algunos eufemismos
económicos- nació el Estado de Bienestar, en Europa, en Inglaterra, Francia
Italia, Alemania, tomo diversos caminos, hasta ahora, el alemán es el mas
exitoso de todos, allí el bienestar busco simultáneamente la participación del
individuo libre.
Las matemáticas redistributivas son precisas, de los que tienen mas, los
cuales son mayoría en la sociedad, a quienes tienen menos, una minoría. Las
cosas se complican considerablemente cuando los que tienen menos son mayoría,
el milagro del pan en el desierto no parece ser una solución. Es el caso
venezolano.
Sin embargo, en aquellos países donde el Estado es “rico” porque es dueño
de las riquezas de sus ciudadanos, o los despojó de ellas, o le caen del cielo,
como el petróleo, las matemáticas podrían ser temporalmente diferentes, aunque
nuestra historia de varias décadas redistribuyendo renta del petróleo aguas
abajo no muestre mayores éxitos, al contrario, sabemos que la renta del petróleo
no acabara con la pobreza, ni siquiera sembrando el petróleo, una proclama
política muy popular aunque naive. Aunque los números parezcan grandes, no es
mucho lo que hay para redistribuir como el gobierno actual dice que lo hace, en
Venezuela el ingreso fiscal petrolero es a 100 dólares el barril de petróleo un
12 % del PIB, puede ayudar en algo, podría ser un kick off o una semilla.
Las Misiones del socialismo
Las Misiones “venezolanas” fueron creadas con esos resabios de reproducir
la dependencia política y económica del hombre de a pie del fisco a través de
una relación de dependencia y servidumbre. La propuesta de H Capriles de una
Ley de Misiones puede ser entonces una oportunidad para crear una puerta en
ambas direcciones a cientos de miles de venezolanos que requieren la asistencia
del Estado para enderezar sus cargas, mientras se incorpora al mercado laboral
en “condiciones de normalidad” deseadas.
Ello permitiría así mismo acabar con las atrocidades sociopolíticas y
económicas que caracterizan hoy esos esquemas redistributivos y transformarlos
en mecanismos de naturaleza transicional que estimule al individuo al trabajo
creador independiente que la asistencia social sea el vehículo inicial.
Las Misiones se financian a través de mecanismos fiscales difusos y
opacos del ingreso fiscal dirigido a financiar estructuras políticas y sociales
de naturaleza cuasi-fascista, están allí, en el margen de los mecanismos
redistributivos tradicionales, de manera que la idea de Capriles de crear una
Ley para ordenarlas y darle marco jurídico así como control y sanidad
administrativa es a todo evento bienvenida. La propuesta de H Capriles de una
Ley de Misiones, entra en la discusión política de modo oportuno. Aunque se
desconocen por ahora los pormenores de su propuesta, es evidente que reordenar
los esquemas redistributivos de origen y financiamiento fiscal , provenientes
tanto de la renta petrolera como de los impuestos que pagan los que tienen
ingreso en gasto en volúmenes suficientes para pagarlos, es una urgencia de
tipo social y fiscal.
Una Ley para las Misiones
Un mecanismo legal e institucional -ley Misiones- permitirá pasar por el
cedazo del cuerpo legislativo y de la discusión abierta del país para
reorganizar en función de sus economías importantes actividades redistributivas
originadas en el gasto fiscal. Seria una Ley
cuyo financiamiento iría empotrada en la Ley del Presupuesto,
preferiblemente en el marco del gasto publico, auditable y controlable;
fundamentalmente se constituiría en un mecanismo, que me atrevo a llamar de
“auxilio social” que operaria sobre parámetros estimables que crearían
estímulos a la incorporación del individuo al mercado laboral de manera normal.
Las Misiones tendrían dos puertas, un a para entrar y otra para salir. Es
decir, todos los mecanismo redistributivos de la renta rendida al
fisco/gobierno serán sujetos a auditorias ex ante y ex post, con lo cual se
podrían ordenar las economías que se
quieren produzcan las Misiones en un régimen absolutamente accountable,
controlable, fiscalizable y auditable, en cierto modo que registre y rinda
cuenta a los venezolanos –que han puesto parte de su renta a quienes no tienen,
por razones de minusvalía socioeconómica- sobre la rentabilidad del gasto
social, vaya o no incorporado en la Ley de Misiones.
El principio de subsidiariedad en la “Ley de Misiones”
Dentro de esos objetivos en la Ley de Misiones debe incorporarse el
principio organizativo de sistematizar el gasto social allí envuelto, hacerlo
auditable, independizarlo de PDVSA, y que los flujos fiscales que financien las
Misiones vengan directamente del fisco, así el origen de esos fondos sea el
petrolero. En cuanto a su organización industrial, adscribir las Misiones a
aquellas instituciones del Estado y a la distribución político territorial
ajustado al PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD; es decir, habilitar la
descentralización en estados y municipios para administrar esos mecanismos
redistributivos, buscando siempre perfeccionar sus economías. Es evidente que
en Venezuela hay grandes necesidades y muy diferentes entre estados y
municipios; el principio de subsidiariedad es fundamental.
De esta manera y retomando la descentralización y con ella el principio
de subsidiariedad, se podrían eliminar las perversiones de una caja común ad hoc
para el gasto social y aquellos programas seleccionados para ser administrados
en el marco de la Ley de Misiones. Esta
distribución a lo largo y ancho del país, traería economías en lo político,
institucional y socioeconómico, dado que los venezolanos que contribuyen a los
fondos de la Ley de Misiones, si ese fuese el caso, a través del ingreso fiscal
petrolero y no petroleros, conectarían la representatividad al voto, como un
mecanismo que obligaría la eficiencia y pulcritud en la administración del gasto
social embutido en la Ley de Misiones. En todo caso, este seria un mecanismos
redistributivo que tendría sentido transitorio en la medida que los que sean
beneficiados puedan económicamente ser transferidos al régimen natural de un
mercado laboral típico de una economía que crezca con sentido sostenido.
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@AlexGuerreroE
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