sábado, 5 de mayo de 2012

ALEXANDER GUERRERO E., DESALAMBRANDO LAS MISIONES DE CAPRILES

La campaña presidencial de H Capriles ha estado llena de algunas curiosas propuestas en materia económica la de inmediato impacto social, particularmente por el uso de un verbo duro en apariencia parecido en la forma, al lenguaje del gobierno, al del Presidente para ser más preciso.  En la opinión pública del universo opuesto a la revolución no deja de percibirse cierta confusión; aunque el tema que discutimos abajo no es precisamente este, en cierto modo, el resultado electoral en las primarias arrojó una verdad inobjetable, el discurso político electoral de Capriles resulto del gusto del electorado opositor. Cuando este discurso va en busca del votante potencialmente de la revolución, cierta mayéutica dice que su posibilidad de éxito es aun mayor.

Buscando el voto: prioritario

Cualquier analista político, afirmaría que la campaña electoral en desarrollo no es momento -al menos en las circunstancias de un proceso político que ha mutilado libertades y descapitalizando un país - para educar al electorado en cuanto a que solo trabajo, educación, libertad, propiedad son las herramientas e instituciones básicas para que el individuo y su familia satisfaga sus necesidades. Y que en caso contrario, el gobierno lo convertiría en un humilde y miserable dependiente rentista del fisco y de los mendrugos que este reparte vía un despótico autoritarismo económico, que escondido en el velo de la ignorancia es capaz de empobrecer a millones, porque las corporaciones políticas que controlan el Estado tienen interés en gobernar minusválidos políticos, sociales y económicos que reproduzcan su lógica fascista del poder político. La urgencia es evidente, la batalla electoral de hoy es casi un asunto de vida o muerte de nuestro gentilicio, la búsqueda del voto es el terreno de la política, y mas temprano que tarde se debe entender, no nos estamos jugando cuatro conchas de ajo.

Nuestro juego político en la lucha contra el neo-comunismo es en los hechos una lucha por la sobrevivencia de las libertades, del libre albedrio, de la propiedad y la familia; sin embargo, la lucha política reclama en la coyuntura una oposición eficiente en la captura de voluntades y el voto para volcar a los venezolanos a construir un sistema de libertades y ello pasa por la derrota del gobierno. Capturar la voluntad del venezolano y sacarlo de sus ranchos y casas, de eliminar la dependencia del fisco, pasa por sostenerles sus esperanzas, muchas de ellas sembradas por el actual gobierno, con una habilidosa retorica política. Un grupo de ellas han tomado el nombre de Misiones, un emulo a los mecanismos redistributivos utilizados en Cuba y que sabemos, que como esquemas redistributivos son ineficientes y buscan la dependencia política, ideológica y económica de las bondades del “dictador benevolente”.

Las matemáticas redistributivas y la pobreza

Los mecanismos redistributivos en una sociedad moderna fluyen normalmente a través del gasto público y de la caridad privada, en educación, salud, seguridad personal, infraestructura, y hasta viviendas, para nombrar los clásicos. La idea central es transferir ingresos de quienes producen y obtienen mayores ingresos a quienes los necesitan, la eficiencia de estos esquemas redistributivas aun se discuten en medios académicos y en la opinión pública general en todo el mundo. Bajo esta lógica –además de algunos eufemismos económicos- nació el Estado de Bienestar, en Europa, en Inglaterra, Francia Italia, Alemania, tomo diversos caminos, hasta ahora, el alemán es el mas exitoso de todos, allí el bienestar busco simultáneamente la participación del individuo libre.

Las matemáticas redistributivas son precisas, de los que tienen mas, los cuales son mayoría en la sociedad, a quienes tienen menos, una minoría. Las cosas se complican considerablemente cuando los que tienen menos son mayoría, el milagro del pan en el desierto no parece ser una solución. Es el caso venezolano.

Sin embargo, en aquellos países donde el Estado es “rico” porque es dueño de las riquezas de sus ciudadanos, o los despojó de ellas, o le caen del cielo, como el petróleo, las matemáticas podrían ser temporalmente diferentes, aunque nuestra historia de varias décadas redistribuyendo renta del petróleo aguas abajo no muestre mayores éxitos, al contrario, sabemos que la renta del petróleo no acabara con la pobreza, ni siquiera sembrando el petróleo, una proclama política muy popular aunque naive. Aunque los números parezcan grandes, no es mucho lo que hay para redistribuir como el gobierno actual dice que lo hace, en Venezuela el ingreso fiscal petrolero es a 100 dólares el barril de petróleo un 12 % del PIB, puede ayudar en algo, podría ser un kick off o una semilla.

Las Misiones del socialismo

Las Misiones “venezolanas” fueron creadas con esos resabios de reproducir la dependencia política y económica del hombre de a pie del fisco a través de una relación de dependencia y servidumbre. La propuesta de H Capriles de una Ley de Misiones puede ser entonces una oportunidad para crear una puerta en ambas direcciones a cientos de miles de venezolanos que requieren la asistencia del Estado para enderezar sus cargas, mientras se incorpora al mercado laboral en “condiciones de normalidad” deseadas.  Ello permitiría así mismo acabar con las atrocidades sociopolíticas y económicas que caracterizan hoy esos esquemas redistributivos y transformarlos en mecanismos de naturaleza transicional que estimule al individuo al trabajo creador independiente que la asistencia social sea el vehículo inicial.

Las Misiones se financian a través de mecanismos fiscales difusos y opacos del ingreso fiscal dirigido a financiar estructuras políticas y sociales de naturaleza cuasi-fascista, están allí, en el margen de los mecanismos redistributivos tradicionales, de manera que la idea de Capriles de crear una Ley para ordenarlas y darle marco jurídico así como control y sanidad administrativa es a todo evento bienvenida. La propuesta de H Capriles de una Ley de Misiones, entra en la discusión política de modo oportuno. Aunque se desconocen por ahora los pormenores de su propuesta, es evidente que reordenar los esquemas redistributivos de origen y financiamiento fiscal , provenientes tanto de la renta petrolera como de los impuestos que pagan los que tienen ingreso en gasto en volúmenes suficientes para pagarlos, es una urgencia de tipo social y fiscal.

Una Ley para las Misiones

Un mecanismo legal e institucional -ley Misiones- permitirá pasar por el cedazo del cuerpo legislativo y de la discusión abierta del país para reorganizar en función de sus economías importantes actividades redistributivas originadas en el gasto fiscal. Seria una Ley  cuyo financiamiento iría empotrada en la Ley del Presupuesto, preferiblemente en el marco del gasto publico, auditable y controlable; fundamentalmente se constituiría en un mecanismo, que me atrevo a llamar de “auxilio social” que operaria sobre parámetros estimables que crearían estímulos a la incorporación del individuo al mercado laboral de manera normal.

Las Misiones tendrían dos puertas, un a para entrar y otra para salir. Es decir, todos los mecanismo redistributivos de la renta rendida al fisco/gobierno serán sujetos a auditorias ex ante y ex post, con lo cual se podrían  ordenar las economías que se quieren produzcan las Misiones en un régimen absolutamente accountable, controlable, fiscalizable y auditable, en cierto modo que registre y rinda cuenta a los venezolanos –que han puesto parte de su renta a quienes no tienen, por razones de minusvalía socioeconómica- sobre la rentabilidad del gasto social, vaya o no incorporado en la Ley de Misiones.

El principio de subsidiariedad en la “Ley de Misiones”

Dentro de esos objetivos en la Ley de Misiones debe incorporarse el principio organizativo de sistematizar el gasto social allí envuelto, hacerlo auditable, independizarlo de PDVSA, y que los flujos fiscales que financien las Misiones vengan directamente del fisco, así el origen de esos fondos sea el petrolero. En cuanto a su organización industrial, adscribir las Misiones a aquellas instituciones del Estado y a la distribución político territorial ajustado al PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD; es decir, habilitar la descentralización en estados y municipios para administrar esos mecanismos redistributivos, buscando siempre perfeccionar sus economías. Es evidente que en Venezuela hay grandes necesidades y muy diferentes entre estados y municipios; el principio de subsidiariedad es fundamental.

De esta manera y retomando la descentralización y con ella el principio de subsidiariedad, se podrían eliminar las perversiones de una caja común ad hoc para el gasto social y aquellos programas seleccionados para ser administrados en el marco de la Ley de Misiones.  Esta distribución a lo largo y ancho del país, traería economías en lo político, institucional y socioeconómico, dado que los venezolanos que contribuyen a los fondos de la Ley de Misiones, si ese fuese el caso, a través del ingreso fiscal petrolero y no petroleros, conectarían la representatividad al voto, como un mecanismo que obligaría la eficiencia y pulcritud en la administración del gasto social embutido en la Ley de Misiones. En todo caso, este seria un mecanismos redistributivo que tendría sentido transitorio en la medida que los que sean beneficiados puedan económicamente ser transferidos al régimen natural de un mercado laboral típico de una economía que crezca con sentido sostenido.

alex102@movistar.net.ve
@AlexGuerreroE

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