¿Le vamos a tener miedo? ¿Nos vamos a quedar, una vez más, en casita,
frente al televisor, para escuchar la gangosa voz que nos anunciará que
"la revolución" ha triunfado de nuevo? Venezuela està ante sì misma. Venezuela es
cada uno de nosotros, los venezolanos. En nuestras manos estarà nuestro destino
En otra oportunidad escribí que Venezuela se parece a esas películas de
vaqueros que de muchachos veíamos entre la cuarta y quinta década del siglo
pasado. Éstas se desarrollaban en un pueblo del lejano Oeste norteamericano en
aquellos tiempos del lento, pero firme crecimiento de los Estados Unidos, que
fueron el origen del poblamiento de la inmensa región occidental de ese país.
La penosa ocupación y desarrollo de esa parte territorial marcó las diferencias
entre nuestro modo subdesarrollado de usar el territorio, mediante inmensas
extensiones de tierras vacías o poco utilizadas que eran explotadas de manera
extensiva y no intensiva, con muy bajos rendimientos por unidad de superficie.
Aquellas películas consistían en que en alguno de esos pueblos del
"lejano oeste" la población original del pueblo, honesta, pacífica y
trabajadora, de pronto era asaltada por una banda de delincuentes, supuestos
"vaqueros" que invadían haciendas, casas de familias y, armada y
prepotente, comenzaba liquidaba o apresaba al "Sheriff", personaje
heroico de las películas, quien era el alguacil mayor u oficial de justicia del
pueblo.
Los bandidos invasores azolaban la población; la despojaban de sus
terrenos y demás bienes; asesinaban; y lograban establecer en el pueblo una
pavorosa tiranía, hasta que, hacia el final de la película, siempre llegaban
fuerzas del oriente norteamericano ò el sheriff se "salvaba" de su
prisión y hacía heroica liberación del pueblo, restablecía los derechos,
garantizaba la libertad y sancionaba los criminales.
Luego de más de trece años fatídicos, lo que padecemos la inmensa mayoría
de los venezolanos es como libretos de las películas del lejano oeste, con la
diferencia de que esto no es película sino trágica realidad.
En febrero de 1999 cayó sobre nuestro país una plaga de indeseables
malandros que se hizo del poder sobre los hombros de una amorfa masa que no
sabe distinguir entre lo bueno y lo malo -porque han tenido de igualdad de
oportunidades para hacerlo- y, desde luego, había algunos "desarrolladitos"
quienes creyeron que del cielo les caía el muchachón del "por ahora"
que pensaban manejar, sin saber que la inocente cara del "muchachón",
tenía historia de más de 20 años de conspiraciones tramadas cuya única
finalidad era satisfacer su ilimitado ego y vengar todas sus frustraciones.
Hacerlo no le resultó difícil. El "inocente "muchachón",
poco a poco se apoderó, de todas las instituciones del país. Su instrumento fue
la labia y el engaño que caracterizan a demagogos en los mejores ejemplos de
Hitler y Fidel Castro, éste último, su amado maestro cubano.
El inicio del "proyect" fue destruir la institución que temía:
aquella, cuyo avieso propósito mortal le había inducido a penetrar (siguiendo
los orientaciones de un "líder" guerrillero ubicado en la montaña),
segura "estrategia" para destruir las Fuerzas Armadas Nacionales.
Después, poco a poco, fue el turno de las demás instituciones. Lo más
trágico ha sido la destrucción de Pdvsa, otrora líder mundial en el negocio
petrolero, hoy inservible cascajo que sólo es útil como instrumento para
pecular y dilapidar una riqueza de más de un billón quinientos mil millones de
dólares, recibida en 12 años, criminalmente botada en un alocado plan de guerra
bihemisférica, concebido en la diabólica mente del tirano cubano. Más de 2
billones de dólares han botado. Con esa cantidad se hubiesen construido 6,4
millones de viviendas y hubiese quedado un buen resto para invertirlo en redes
viales; ferrocarriles; hospitales; explotación agrícola; recuperación de
sistema eléctrico,etc.
MUCHACHA ANTE EL ESPEJO. Pablo Picasso |
Para hacerlo, harán fraude, violarán muchas veces más la Constitución
vigente, atropellarán al pueblo opositor, comprarán conciencias de
inconscientes, etc...
¿Le vamos a tener miedo? ¿Nos vamos a quedar, una vez más, en casita,
frente al televisor, para escuchar la gangosa voz que nos anunciará que
"la revolución" ha triunfado de nuevo?
Venezuela está ante sí misma. Venezuela es cada uno de nosotros, los
venezolanos. En nuestras manos estará nuestro destino.
ppaulbello@gmail.com
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